MALDITA BRUJA...

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Al día siguiente esperaba que papá se quedara en casa, era domingo. Pero salió temprano.

Aproveché para buscar las joyas que la noche anterior no encontré. Saqué todos los joyeros y cajitas que tenía. El brazalete y la gargantilla no aparecían.

Contra mi voluntad reuní a los empleados, no quería hacer esto tan grande pero sabía que si Jessica lo había robado y a vista de todo el mundo lo comprobaba, cualquier cosa que ella dijera en contra sería tomado como revancha por haberla despedido. La tenía acorralada.

—Los he reunido porque se me han perdido dos cosas de valor, muy costosas y con valor sentimental inigualable. Nunca he querido dudar de ustedes pero no tengo otra opción que revisar en sus habitaciones— Ángela me miró sorprendida, la señora de la limpieza me volteó la cara, que mujercita tan odiosa, sólo la teníamos aquí porque era más vieja que matusalén y nadie más le daría trabajo.

—Está bien señorita Bella— contestó Ángela.

Buscamos de arriba abajo las tres habitaciones y no pudimos hallar mis cosas, seguramente esa intrigante lo había escondido bien y me las devolvería si le daba los 5000 dólares que pedía, en realidad no era mucho pero me fastidiaba que me chantajeara así. Creo que iba a acceder.

— ¿Bella que es todo esto?— papá me encontró terminando de buscar otras habitaciones de empleados que no estaban ocupadas.

—Papá, se me han perdido la gargantilla y el brazalete de mamá y estoy revisando las pertenencias de los empleados— le dije con seguridad.

— ¿En serio? Esas joyas se las di para nuestro primer aniversario de bodas, tienen que aparecer— dijo molesto.

—Ya revisé todas las habitaciones, de los empleados, me falta la cochera, la cocina y la despensa— le respondí.

—Pero no hemos revisado todas las habitaciones de servicio, falta la del jardinero— dijo la intrigante de Jessica, ojala algún día pueda retorcerle el pescuezo.

—Edward nunca entra en la casa, son ustedes las que tienes acceso a mi habitación— dije furiosa.

—Pero tienen razón, si mandas revisar las habitaciones de los empleados deben ser todas. Yo me encargaré— dijo papá.

Al menos estaría fuera un rato suficiente para poder reprender a Jessica. La llevé a mi habitación.

— ¿Qué es lo que quieres?— le pregunté.

— ¿Yo señorita? Yo no he tomado esas joyas, yo no sería capaz, puedo ser muchas cosas pero ladrona no soy— parecía muy seria pero no me engañaba con esa carita de mosquita muerta.

—Ya deja de fingir, si tanto quieres dinero, te doy los 5000 me devuelves mis joyas y te largas de una vez por todas, no quiero seguir viéndote la cara— ella sólo sonrió.

—Está bien señorita, cuando me dé el dinero saldré de aquí y no volverá a verme, se lo prometo— eso era lo único que quería, dinero.

Fui hasta mi ropero donde tenía una pequeña caja con llave donde guardaba documentos y dinero, allí debí haber puesto esas joyas costosas, que bruta. Tenía casi 8000 dólares. Tomé cinco y se los di.

—Ahora desaparece de mi vista, deja las joyas y no vuelvas nunca más ¿Me oíste? O el resto de dinero que tengo lo usaré para contratar a alguien que te rompa las piernas— la amenacé, se asustó un poco y salió corriendo.

Una amenaza menos, debía hacer esto apenas me pidió el dinero.

Esperé en la sala a que papá volviera pero se estaba tardando. Fui a ver si Jessica ya todas sus cosas listas y mis joyas allí, no quería que papá se inmiscuyera en esto o la cocinera podía hablar.

El Jardinero - Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora