Capítulo XXIX. Dulce Navidad.

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Polígono Industrial Aranguren N°6
Diciembre 24, 1996
Noche de Navidad

La habitación con toques góticos y que desprendía un olor a vodka, menta y sexo permanecía sumida en la luz tenue de una chimenea.

Frente a está, en un cómodo sillón de cuero negro se encontraba Adrián, yacía con la corbata del traje desecha y la bragueta abierta, entre sus piernas, otorgándole placer, una chica de cabello negro y de la cual había olvidado su nombre a pesar de haber compartido algunas noches tontas.

La chica experta, movía su lengua por la longitud del miembro del Dom* disfrutando de su sabor.

Adrián tomó la cabellera de la mujer y la impulsó a que acogiera a su amigo de manera generosa, la chica no se negó.

El Dom* cerró sus ojos y se entregó a la ágil lengua de su acompañante, aunque en el fondo a la que deseaba era a otra.

En aquellos instantes añoró a la mágica boca de Nyx, una domina. Una bella joven que le había robado el aliento en cuanto la había mirado en aquel club.

Solo se habían acostado una vez, pero eso había sido más que suficiente para quedar enganchado a ella.

Hace algunas noches había tratado de contactarla, pero el buzón de voz de Nyx parecía reírse de él cada vez que llamaba, así que sin más, y con la necesidad de sexo en su entrepierna se había dirigido al Fre&a y había "contratado" los servicios de una chica más o menos parecida a Nyx, así de obsesionado estaba; El sexo no se comparaba en nada con el que había experimentado con la Domina, pero al menos le servía para calmar su anhelo.

Adrián se conectó con aquellos pensamientos y agradecido con los movimientos de la chica se corrió en su boca.

Apartó a la chica de él y se puso de pie. Rellenó su vaso.

—Desvísteme —ordenó a la chica, quien de inmediato accedió a las peticiones de su amo.

La chica se tomó su tiempo para hacer lo que se le había pedido, admiró la belleza del cuerpo masculino, tocó aquí y allá los definidos músculos.

La mirada lasciva de la chica morena hacía crecer el ego del hombre, quien, cuando estuvo totalmente desnudo dejó su vaso en la mesilla y tomando a la chica la estrujó entre sus brazos y robó de sus labios un beso apasionado.

La chica no se opuso, lo recibió con felicidad y le entregó aún mucho más.

El Dom* aprisionó el cuerpo caliente de la morena entre una pared desnuda y su cuerpo, palpó de aquí y allá por la suave piel, separó las piernas de la chica y entre ellas, justo en la entrada al jardín, presionó con su rodilla. La chica se ahogó en el mar de placer que el amo le entregaba.

Dejó regados besos por el cuello y el pecho de la morena, recorrió su camino favorito e introdujo uno de sus dedos en la chica, no le sorprendió tocar toda la excitación que ahora salía de ella.

Sin pensarlo, Adrián se arrodilló a los pies de la morena y su lengua se hizo cargo de lo que su cuerpo había provocado.

Sorbió el dulce néctar de Silvia, ese era el nombre de la bella acompañante.

Chupó y se embriagó de ella.

Silvia tomó entre sus manos el suave cabello de su amante, cerró sus ojos y los espasmos en su vientre le hicieron saber que el éxtasis se apoderaría de ella.

Cuando Adrián logró lo que quería, se puso de pie y nuevamente besó a la chica. La tomó en brazos y la depositó con sumo cuidado sobre la mullida cama. Tomó uno de los preservativos de la mesa de un costado, lo abrió con manos hábiles y cubrió con él su ya preparado miembro.

Finalmente penetró a la chica, quien se sintió satisfecha al sentir entre sus piernas al dotado miembro de "su amo". Si, ella soñaba con ser algún día única y exclusivamente suya.

Silvia, sumida en total placer dejaba saber al Dom* cuan bueno era en su labor debido a los gritos y ronroneos que parecían calentar más aquel ambiente.

El Dom estrujó los pechos de la morena y aumentó la velocidad de sus envestidas.

—¡Vamos preciosa! —dijo con voz ronca—. ¡Oh nena vamos!

La chica parecía hipnotizada, obedecía a las plegarias del Dom*, se corrió con el miembro de él dentro, Adrián también lo hizo.

Después de tremendo asalto, el sonido de la habitación cesó, tan solo se podían distinguir las acompasadas respiraciones de Silvia y Adrián, quienes habían caído rendidos a los brazos de Morfeo.



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Facultad de Industria Química
Diciembre 24, 1996
Noche de Navidad

Después de la horrible mañana por la que había pasado, Xavier había tomado un baño, tomó un par de ibuprofenos para contrarrestar los malestares en su cuerpo y decidió que antes de marcharse a casa de su familia para la cena de navidad dormiría un poco.

Estaba a punto de tirarse en la cama y descansar, cuando la pantalla de su móvil se iluminó, informándole que tenía un nuevo mensaje de su amiga Bea. Con ese era ya el tercer mensaje del día, más cinco llamadas que había ignorado por completo.

«Pero que pedazo de idiota, ¿Por qué me acosté con ella?»

Cansado por sus pensamientos y de la insistencia de su supuesta amiga, tomó el celular y cuando estaba a punto de apagarlo, la notificación de un nuevo mensaje llamó su atención.

Caminó hasta la cama donde decidió sentarse y atento comenzó a leer:

Sé que fuiste muy claro cuándo dijiste que no querías que tuviésemos más contacto de la cuenta, y menos por este medio, pero la información que tengo es de suma importancia para todos. El equipo forense encargado del caso del profesor ha encontrado el tipo de veneno ocupado en su muerte. Aún no tienen ningún indicio de quien fue el autor pero necesitamos actuar antes de que seamos descubiertos.

Espero indicaciones.
-David-

El sueño y cansancio de Xavier se desvaneció. Tomó su celular y con dedos temblorosos marcó a su jefe.

Ulises sabría qué hacer.

Las Nornas: La Diosa de la Noche ‖ Libro Primero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora