Capítulo 20

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Me sorprende despertarme antes que Luke. Tenemos que estar en yoga en una hora, pero no puedo resistir quedarme parada observándolo dormir. La luz de la mañana entra en grandes cantidades, bañando el cuarto con su luz.
Amo su cuarto grande con sus muebles. La cama es enorme, las sábanas blancas de algodón egipcio son suaves contra mi piel. Luke está acostado de espaldas, con una mano sobre su cabeza. Su rostro está suave en el sueño, la barba matutina es muy sexy a lo largo de su barbilla, y sus cabellos generalmente enredados, todavía más desordenados de lo normal.
¡Y me ama!
Voy hasta el baño, para responder al llamado de la naturaleza, y cuando vuelvo al cuarto, agarro las ropas dispersas, zapatos y los ganchos que dejé caer en el suelo con una sonrisa enorme estampada en mi rostro. Veo mi bolso recostado en una silla cerca de la ventana, y me hago una nota mental para agradecerle a Jules. Estoy feliz de encontrar mi ropa de yoga, otra muda de ropa limpia, ropa interior y productos de higiene personal, incluido un cepillo de dientes, todo nuevo, en la maleta.
Decido arreglar mis cosas, y dejar algunas mías aquí. Si él quiere que regrese, está bien. Si quiere que deje mis cosas aquí, está bien también. Añado mi cepillo de dientes y un desodorante en el armario del baño, y un jabón líquido y un champú en la ducha.
Jules debe haber hecho compras, antes de ayudarme, y no pretendo solo agradecerle mentalmente, pero sí sorprenderla con un tratamiento especial. Dejo las ropas en el bolso, pero agarro mis ropas de yoga y miro de vuelta hacia la cama. Luke aún duerme, y todavía tenemos algo de tiempo, entonces lo dejo y bajo las escaleras para preparar café. Me muevo alrededor de su cocina, abriendo las puertas de los armarios, y finalmente localizo el café de máquina, veo cómo funciona, y lo dejo preparándose, mientras tomo algunas tazas.
Mientras espero que el café esté listo, abro la puerta francesa hacia la terraza y salgo para apreciar la hermosa vista del Puget Sound y respirar profundamente el aire fresco.
Es un día lindo. El cielo es de un azul brillante, con el sol de la mañana brillando sobre el agua azul profunda. El ferry se está deslizando con gracia hacia Bainbridge Island. Gaviotas vuelan sobre el agua, y la brisa sopla suavemente por mi cabello. Es un día glorioso.
-Pensé que no eras una persona madrugadora.
Giro al sonido de su voz áspera, sexy. Me envuelve en sus brazos y me abraza.
-Buenos días, hermosa.
-Buenos días, cariño.
Inclinando la cabeza hacia tras, sonrío para él.
-Estoy haciendo café.
-Sentí el olor, gracias. ¿Por qué no me despertaste? -Besa mi cabeza y respira profundo.
-Te veías muy tranquilo, y no tenemos prisa.
-Arreglaste tus cosas. -Inclino mi cabeza contra su pecho, evitando su mirada.
-Sí, las puedo guardar nuevamente si prefieres que no deje mis cosas aquí.
Tira hacia atrás mi barbilla con los dedos y mi cabeza, juntando mis labios con los suyos, en un beso que hace que mis dedos se enrosquen.
-Me gusta tener tus cosas aquí. Déjalas.
-Está bien. -Sonrío tímidamente hacia él-. Vamos a tomar café.
***

-¿Estás listo? -Sonrío hacia Luke, que ahora está vestido con anchos pantalones cortos de baloncesto negros y una camisa. Está fantástico.
-¿Cómo va a ser allí? -Parece nervioso y mi corazón se derrite.
-Vas a estar bien. Basta con recordar lo que dije, ve a tu propio ritmo y estírate solo hasta estar cómodo. No quiero que te lastimes.
-No me voy a lastimar.
-Está bien. -Sé que piensa que esto va a ser fácil. No tengo dudas de que está en perfecta condición física, pero el yoga es más exigente físicamente de lo que la mayoría de las personas imaginan.
Abro la puerta del estudio y lo llevo hacia dentro. Las ventanas de vidrio son color mate para que las personas que pasen por la calle no vean y se detengan para mirar aquí adentro. Hay espejos que cubren una pared entera con una barra montada enfrente, para la clase de ballet más tarde, y hay alfombras de yoga enrolladas y apiladas en una esquina.
Voy hasta el sistema de sonido y escojo una música tranquila.
-Bueno, vamos a tomar nuestras esteras. Los estudiantes llegarán pronto.
-¿Cuántas personas asisten a la clase? -Puedo sentir su inquietud por ser reconocido.
-Cerca de ocho o diez. Es una clase pequeña.
Asiente y extiende nuestras esteras enfrente de la clase y del espejo. Los alumnos entran y extienden sus esteras en todo el estudio. Ninguno le presta atención a Luke y lo veo empezar a relajarse. Le sonrío, y me guiña un ojo.
-Bueno, estudiantes, vamos a comenzar.
Durante la siguiente hora llevé a la clase a hacer una serie de posiciones diferentes para complacer tanto al principiante como a los estudiantes con experiencia. Normalmente me pierdo con la música y yoga fluye en sí, pero no puedo evitar distraerme con Luke y su fuerte cuerpo. Es más flexible de lo que le di crédito y es gracioso. Observar su cuerpo tonificado flexionarse es una delicia. Me está observando, también, con más interés que el de solo imitar mis movimientos.
Cuando nuestros ojos se encuentran el calor es inconfundible y sé que estoy excitándolo con mi flexibilidad. No puedo esperar para hacer esto sola con él. Estoy en la posición de cuatro, y me volteo hacia la clase, atrapando los ojos de Luke fijos en mi trasero. Sonrío. Finalmente, la clase termina y estoy tan excitada que no veo a las personas.
Finalmente todos los estudiantes se despiden y salen para continuar su día, y Luke y yo estamos solos. Camina hasta la puerta y la atranca, haciendo mi corazón dar un giro en mi pecho.
-¿Hay otra clase aquí esta mañana? -pregunta.
-No, no hasta esta tarde -respondo.
-Bien.
-¿Qué te pareció? -pregunto.
-Creo... -comienza, mientras camina lentamente en mi dirección-, que eres la mujer más sexy que he visto en mi vida.
Sus ojos se estrechan y su rostro está serio, mientras se aproxima más a mí.
-Ah. -Intento reunir mi juicio-. ¿Entonces, pienso que te gustó?
-No tenía ni idea de que podías flexionar tanto ese pequeño cuerpo.
-Lo vengo haciendo hace un tiempo.
-Sí, lo veo. -Está finalmente de pie a menos de un metro de distancia de mí y llevo mi mano hasta su rostro.
-Estoy feliz de que estuvieras aquí. Fue un placer verte haciendo mi clase.
Sonríe, satisfecho conmigo, inclinándose hacia mi toque y cerrando los ojos por algunos momentos. Abre sus ojos azules, que ahora están como fuego. Santo infierno, adoro cuando me mira así.
Me empuja contra el espejo y aprieta mi rostro en sus manos, besándome como si su vida dependiera de eso. Me froto contra sus caderas y me entrego a su beso, sacando toda mi frustración de la última hora en este beso.
-Te quiero -murmura contra mis labios.
-Te quería toda la última hora. Estoy sorprendida de que fuera capaz de hablar durante la clase.
Sonríe contra mis labios.
-¿Vamos a sacar esto, no? -Saca mi top por mi cabeza, tirándolo al suelo, y, enseguida, arranca rápidamente mis pantalones y ropa interior. Le retribuyo el favor, despojándolo de las suyas, y me gira frente al espejo.
-Coloca las manos en la barra, bebé.
Obedezco feliz. Besa mi hombro y envuelve mis senos en sus manos, preocupándose con los pezones sensibles en sus dedos. Observando nuestro reflejo en el espejo, la electricidad va directa hasta mi ingle. Sus grandes manos bronceadas cubren todo mi pecho, acariciando mis senos blancos. Sus labios están en mi hombro, sus ojos cerrados, y solo mirar hacia su rostro ya me deja completamente necesitada. Oh Dios.
-¡Ah! -Inclino la cabeza hacia atrás contra su pecho, empujando mis senos en sus manos.
-Me dejaste loco viéndote en todas aquellas posiciones, pequeña. No sé cómo conseguí controlar mi erección.
Suspiro y le sonrío en el espejo. Desliza las manos al lado de mi cuerpo, trazando mi tatuaje por encima de mi cadera, pasando mi nalga y encontrando mi centro.
-Joder, cariño, estás tan mojada para mí...
Sus labios están en mi cuello, mordiendo, provocando escalofríos en mi espina dorsal.
De repente, jala mis caderas hacia atrás, cuando estoy curvada, mis manos apoyadas en la barra, me da una palmada fuerte en el trasero, antes de meter su pene dentro de mí.
-¡Oh Dios! -Agarra mi cabello con una mano y mi caderas con la otra y empuja hacia dentro, más rápido y más rápido, cada vez más, sus ojos tempestuosos fijos en los míos en el espejo. ¡Joder, esto es tan bueno! Empujo de vuelta contra él y siento el orgasmo rasgar a través de mí, rápido, duro, y exploto alrededor de él. Empuja unas dos veces más y se estremece con su propia liberación.
***

Conmigo #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora