Capítulo 18

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Paso por ti en una hora. Por favor, elije una ropa formal.
Oh Dios. Miro el mensaje y lo leo de nuevo. Miro al reloj. Son las cinco y media, y yo definitivamente no estoy ni cerca de estar formal o sexy. Y ni sé por dónde comenzar. Este es un trabajo para Jules.
-¡Jules! -grito desde la puerta de mi cuarto, mentalmente viendo mi armario.
-¿Qué?
-Necesito estar sexy
-¿Qué?
Le coloco mi teléfono en sus manos y ella lee el mensaje y me ofrece una sonrisa enorme.
-Wow, él sabe cómo conquistar a una mujer.
-¡Jules! -Sostengo sus hombros y la balanceo-. Ayúdame. Yo no soy buena en esto.
-Vamos. -Ella agarra mi muñeca y me lleva hasta mi armario-. Los nuevos Louboutin rojos son una necesidad. -Los saca del armario y me los entrega.
-¿Qué voy a usar con ellos? -Estoy en pánico.
-¿No tienes un vestido negro corto?
-No. -Arrugo mi frente-. No tengo muchos vestidos, de cualquier manera.
-Todo el mundo tiene un vestido corto negro, Natalie.
-Yo no tengo. -Encojo los hombros.
-Entra en la ducha y toma un buen baño, afeita tu vagina para quedar perfecta. Ya regreso.
-Eso suena doloroso. -Mis ojos se abren de miedo y Jules sonríe para mí.
-Estamos apenas comenzando. ¡Ahora! El reloj está corriendo. -Corre de regreso para su cuarto y yo voy al baño.
***

Cincuenta minutos después, estoy lisa y pulida. Jules enrolló mi cabello castaño en algún tipo de nudo sexy, con mechones guindando alrededor de mi rostro. El rostro es una obra prima de Julianne.
Ella logró que el maquillaje me otorgue una mirada sensual, acentuando el color verde de mis ojos. Mis mejillas están definidas y mis labios están carnosos con labial rojo, que asegura no sale o se borra durante 18 horas, lo que parece demasiado bueno para ser verdad, pero lo quiero creer. Mis ojos viajan por mi cuerpo en el gran espejo que tengo en la parte detrás de la puerta de mi armario.
Estoy sexy. Jules me prestó un vestido negro maravilloso. El escote me recuerda a algo que Elizabeth Taylor había usado, con un profundo escote en V. Baja justo y corto hasta la cintura, levemente fluido. Es sin mangas y tiene un grueso cinturón. La falda es fluida y suave, acaba arriba de mis rodillas. Sobre el vestido uso unas bragas negras y un liguero, con medias de color carne. Nunca usé antes medias, pero sorprendentemente son cómodas, un toque sedoso y sexy. Mis lindos Louboutins rojos son matadores con este vestido. Jules entra en el cuarto y suelta un largo silbido.
-Bien, mi mejor amiga, está espectacular. -Suelto una carcajada, y doy una vuelta para que ella pueda ver todo el efecto.
-¿Crees que le gustará?
-Mi niña, él va a morir de insuficiencia cardiaca en el minuto que te vea. Estás increíble. -Sonríe y me abraza.
-Aquí está la chaqueta y la cartera que combinan con tu ropa. -Me da un bonito abrigo rojo y una cartera que combinan perfectamente con los zapatos y le sonrío agradecida.
El timbre suena y ahora existen cerca de cinco millones de mariposas en mi estómago.
-Voy a abrir la puerta. Quédate aquí un tiempo, para hacerlo sudar. -Ella besa mi rostro y baja las escaleras corriendo. Me miro a mí misma en el espejo por algunos minutos más y enseguida, coloco mis cosas en la cartera roja de Jules.
Y allá voy.
No voy a caer por las escaleras. No voy a caer por las escaleras. Este es mi mantra mientras bajo las escaleras. Creo que no estoy respirando, estoy muy nerviosa. ¿A dónde me llevará? Llego al final de las escaleras y entro a la sala y todos mis pensamientos se van. Luke está vistiendo un traje negro, con una camisa blanca y una corbata azul que combina perfectamente con sus increíbles ojos. Su cabello desordenado esta domado, y él está pidiendo por mis dedos. Parece un hombre rico, un sofisticado actor, y él es todo mío. Sus ojos bloquean los míos y su sonrisa lentamente se dispersa en su rostro.
-Natalie, me dejas sin aliento.
-Tú no estás nada mal.
Luke cierra el espacio entre nosotros y me entrega un buqué de rosas rojas.
-Estas son para ti.
-Gracias -murmuro, mientras inhalo las flores-. Son adorables.
-Tenemos que irnos, tenemos una reservación. -Toma mi mano y besa mis dedos, erizando mi brazo.
-Ok.
Jules mágicamente aparece de la nada.
-Voy a colocar las flores en agua. Diviértanse. Estás linda.
-Gracias, Jules. -Le entrego las flores y Luke me lleva para al auto.
En lugar del Mercedes o del Lexus, hay una limosina negra estacionada en mi garaje con un conductor de pie, bien vestido, sosteniendo la puerta trasera.
-Señora -me saluda y le sonrío de regreso. Puta mierda, ¡Luke hizo el paquete completo! ¿Es así que hace las cosas cuando está arrepentido? Si es así, vamos a discutir con más frecuencia.
Subo en la parte trasera de la espaciosa limosina y me deslizo en el asiento, con Luke atrás de mí. El interior tiene lugar para 10 personas fácilmente, los asientos son de suave cuero negro y tiene algún tipo de sistema de sonido impresionante y otros dispositivos. El vidrio que separa el conductor sube silenciosamente. Luke se desliza graciosamente cerca de mí y besa mi mano nuevamente.
-Luke, esto es... increíble. Gracias.
-Ni siquiera llegamos al lugar todavía. -El parece tan joven y feliz y está claramente animado con lo que planeó para nosotros esta noche.
-¡Pero si esto ya esta demás!
-No, eso es exactamente lo que mereces, bebé. -Se inclina y me da un dulce y tierno beso, lo que me hace vibrar por dentro-. Estás maravillosa.
Sonrío y me emociono con el halago.
-Gracias.
-¿Estos son los zapatos nuevos?
-Sí -sonrío.
-Ellos son wow.
-Lo sé.
Ríe y me sirve una copa de champagne mientras el conductor se aleja de la casa.
-Un brindis. -Levanta su copa y levanto la mía-. Por una bella mujer, que es muy especial para mí, la persona más increíble que conocí. Gracias por estar aquí conmigo.
Toca mi copa y yo pestañeo, tratando de alejar las lágrimas mientras tomo un trago del champagne rosa dulce.
-Eres encantador -murmuro y sonrío tímidamente.
-Y tú eres sexy como el infierno.
-¿Para dónde vamos? -Tomo otro trago de champagne. Mmm... delicioso.
-Es una sorpresa.
-¿Demoraremos en llegar?
-Un poco. ¿Por qué preguntas?
Tomo la bebida de su mano y coloca al lado la mía en una pequeña mesa cerca de la nevera.
-Porque... -levanto mi falda un poco y me muevo a sus piernas. Sus ojos se abren con sorpresa y sus fuertes manos se deslizan hasta mis piernas-. Quiero follar contigo en esta limosina.
-Puta mierda, cariño, estas usando medias. -Sonrío presuntuosamente.
-Tenía una escena de seducción planeada para más tarde. -Nuestra respiración ahogada, cuando froto mi coño con su creciente erección-. Confía en mí, no quiero arruinar tus planes. -Me inclino al frente y paso mis labios sobre los suyos-. Pero si no estás dentro de mí en cerca de veinte segundos, no respondo por mis acciones.
-Esa es una oferta que nunca, nunca rechazaré bebé. -Me regresa al asiento, para abrir sus pantalones, levantando la camisa, y empujando los pantalones hasta sus muslos.
En vez de montarlo, me deslizo en sus piernas y coloco mis rodillas en el lujoso suelo. Con mis manos sostengo su erección, frotando para arriba y para abajo.
-Santa mierda, Nat, eres tan golosa. Me pones loco.
Limpio la gota de humedad en la punta con mi pulgar y, enseguida, la llevo hasta mi boca y chupo, mirándolo a los ojos.
-¿Golosa?
-Mmm... mi favorito.
Lo llevo a mi boca, girando mi lengua alrededor de la punta y deslizo mis manos arriba y abajo en su tamaño impresionante. Siento su mano levemente en mis cabellos cerca de mi oído, él quiere hundir las manos en mi cabello, pero no puede.
Agarro su palo con mis labios firmemente y lo devoro, hasta que lo siento contra la parte de atrás de mi garganta.
-Dulce Jesús, Natalie, para.
Sonrío para mí misma y lo suelto, pero después lo tomo de nuevo y amo volverlo completamente loco.
-No, para, no quiero terminar en tu boca. -Él se inclina y me levanta, y estoy montada en el nuevamente. Mueve mis bragas a un lado y yo me froto contra él, sintiendo la humedad esparcirse.
-Dios, cariño, estás tan mojada.
-Eres tan sexy, amor. Te necesito dentro de mí.
Gruñe y me besa con fuerza levantando mi trasero, y fácilmente entra profundamente dentro de mí. Agarro la parte de atrás del asiento y cabalgo lentamente en el inicio, pero sus manos me mueven para arriba y para abajo más rápido y más rápido.
-Correte para mí, linda. -Está besando mi cuello y mueve una mano entre nosotros, frotando mi clítoris con su pulgar y yo estoy perdida. Tiemblo y lo aprieto, gritando, cuando él me golpea duro y se vacía en mí.
-Joder, Natalie. -Su respiración es irregular. Envuelvo mis dedos en su cabello y lo beso con todo lo que tengo, derramando mi corazón y mi alma en aquel beso, tratando de transmitir las palabras que no puedo decir: que lo amo mucho. Él cariñosamente sostiene mi rostro en sus manos y alarga el beso, yendo para atrás, para que él pueda mirar en mis ojos, veo el amor reflejado. Me hace brillar por dentro y eso me hace querer correr lo más rápido que pueda en otra dirección.
-Gracias por esta noche -susurro.
-Oh, bebé, apenas está comenzando.
Me da una sonrisa lenta, dulce y me levanta de encima. Busco alrededor y encuentro una toalla, me limpio y arreglo nuestras ropas. Regresando a nuestros lugares, Luke sirve más champagne y me envuelve en su abrazo.
-Siento mucho lo de hoy -murmura.
-Yo también. -Suspiro e inclino mi cabeza en su hombro-. ¿Conseguiste hacer tu trabajo?
-La mayor parte. Más todavía voy a tener que hacer unas llamadas mañana.
-Ah bueno. -Él está pasando los dedos por mis brazos desnudos y quiero ronronear.
-¿Qué hiciste hoy?
-Salí con Jules. -Tomo su mano en la mía y uno nuestros dedos, observando sus manos largas y delgadas-. Ella está pasando por algunas cosas, entonces salí con ella, cosas de mejores amiga.
-¿Ella está bien? -Parece sinceramente preocupado y no puedo dejar de sonreír.
Mi dulce hombre.
-Ella lo va estar. Problemas con hombres.
-Ah. Entonces, ¿qué es lo que implicaría esas cosas de mejor amiga, exactamente? -Besa mi frente.
-Bien, un montón de conversación, comer helado y otras cosas que no tengo permiso para divulgar.
-¿Ah? -ríe y besa mi frente nuevamente.
-Sí, podría decirte, pero entonces tendría que matarte y me gustas mucho.
-¿Es cierto? -Él se inclina para atrás, para poder mirarme a los ojos y yo muevo la cabeza seriamente.
-Sí, me gustas mucho.
-¿Y qué te gusta más, exactamente? -Me ofrece una dulce sonrisa y sé que a pesar de la broma, él quiere una respuesta honesta.
-Estoy enamorada de esto. -Me inclino y beso sus labios suavemente-. Dices muchas cosas dulces sobre mí, además de hacer... hmmm... cosas maravillosas con mi cuerpo.
-Estoy feliz de escucharlo, niña linda.
Sonrío y beso la palma de su mano.
-Me gustan tus manos y lo expresivas que son y cómo me siento con ellas en mí.
-Mmm... Ellas aman estar en ti, bebé.
Coloco mi mejilla en su pecho, encima de su corazón.
-Sobre todas las cosas, amo tu corazón; porque siempre eres gentil conmigo. La mayor parte del tiempo -agrego y sonrío.
Sus labios se abren, cuando respira.
-Natalie, no sé lo que hice para merecerte, pero haría eso nuevamente, cuantas veces sean necesarias. -Pasa los dedos por mi mejilla y besa con ternura, luego la limosina para.
-Llegamos.
Luke sale antes y toma mi mano para ayudarme a salir del impresionante auto. Él me sostiene a su lado y mis ojos están en el enorme Chateau delante de nosotros.
-Oh, Dios.
-Este es el Chateau Ste... Michelle. Vamos a cenar aquí esta noche.
-No sabía que ellos tenían un restaurante.
Mis ojos se abren al mirarlo.
-No tienen. Hacen eventos especiales. Hoy en la noche, por algunas horas, por lo menos es todo de nosotros.
Estoy muda. ¿El alquiló el Chateau todo para mí?
-Ven. -Me lleva el frente del edificio, donde una mujer mayor, con ropa de los años cincuenta, está esperándonos-. Bienvenidos, Sr Williams y Srta. Conner. Soy la Sra. Davidson. Estamos muy felices de recibirlos. ¿Serían tan amables de seguirme?
Ella nos lleva por un camino de adoquines, que atraviesa todo el lado del Chateau. Está lleno de lámparas antiguas de calle, que le dan luz a toda la parte lateral del edificio.
Luke coloca mi mano en su brazo y me acompaña en el camino, atrás de la Sra. Davidson.
Cuando salimos de la curva detrás del castillo, me ahogo con la visión delante de mí.
-Oh, Luke. -Lo veo sonriendo para mí, observando mi reacción ante la visión más linda que he visto. El camino de piedra nos lleva hasta un cenador cubierto de vides. El viñedo esta llevo de uvas rojas. Hay luces de Navidad blancas titilando cubriendo cerca de 10 mesas para dos personas.
Suena un suave blues de fondo. La pequeña mesa, en el centro del patio de piedra, está cubierta por un mantel de mesa blanco. Un jarrón blanco chino, en el centro de la mesa con una única rosa roja. Luke camina frente a mí y mueve la silla para que me siente.
Toma la rosa y miro sus ojos llenos de alegría. Huele la delicada flor antes de ofrecérmela.
-Para ti, linda.
Se sienta enfrente de mí en la mesa.
-Cariño, esto es maravilloso. Gracias. -Le ofrezco mi mano y agarro la suya, conmovida con el gesto romántico.
-Estoy feliz de que te guste -sonríe y llama al camarero.
-Señor, señora. -El camarero está vestido con una chaqueta blanca, pantalones negros y pajarita. Es un señor de cabellos blancos con un acento británico y no consigo evitar enamorarme un poco de él-. Gracias por unirse a nosotros en esta noche. Servimos tres platos principales, además de una entrada y claro, un postre. Espero que tengan hambre -. Me guiña el ojo y llama a alguien dentro del Chateau -. Aquí está la entrada: Calamar picante, servido con nuestro Dry Riesling 2009 y pinchos de pollo al estilo hawaiano, servido con Riesling 2008. Los platos se servirán con la copa de vino definida.
Encuentro los ojos de Luke sobre la mesa.
-Todo parece delicioso.
-Aprovecha, bebé.
Nos comemos las entradas. Los vinos completaban cada plato con perfección, inundando mi boca con los sabores y texturas. Luke sostiene mi mano, frotando el pulgar sobre mis dedos, cuando terminamos el vino y esperábamos el próximo plato.
-¿Te estás divirtiendo?
-Mucho más que divertido. Eso es... un cuento de hadas. -Siento el calor en mi rostro, pero es la verdad.
-Es un bello viñedo. Vamos a tener que regresar durante el día, así lo puedes conocer con la luz del día.
-Adoraría hacerlo.
-¿Puedo traerles el primer plato?
Nuestro camarero está de regreso y se lleva nuestros platos vacíos y copas de vino.
-Este es nuestro pescado marinado con mojito de mango, aguacate y frijoles negros con perejil, servido con Summer Blanco 2009. Que lo disfruten. -Se aleja, dejándonos con la deliciosa comida. Después sirve dos platos más, lomo de cerdo y filete de Nueva York con batatas Yukon y, por supuesto acompañados por vinos perfectos.
Estoy muy satisfecha y resta apenas un poco de luz en el viñedo, cuando el postre es servido.
-Oh Dios mío, Luke, no se si existe espacio todavía en este vestido para el postre. - Me siento y froto la barriga y Luke ríe, la luz brillando en sus ojos con la felicidad. Está siendo un verdadero caballero durante toda la comida. Él es bueno en eso.
Hace un gesto para el camarero, que inmediatamente se acerca a nuestra mesa.
-Sí, señor.
-Creo que la Srta. Conner y yo, vamos a compartir el postre, por favor.
-Muy bien, señor.
-Buen plan. Además de eso, vamos a quemar todas estas calorías en el yoga mañana por la mañana.
-Ah, sí, el yoga. ¿Me vas a obligar a ir, no?
-No, no te voy a obligar.
-Podíamos ignorarlo y quedarnos en la cama el día todo. -Me guiña el ojo sobre su copa de vino.
-Yo no puedo faltar, soy la profesora.
-No tenía idea. -Arruga su frente confundido.
-Solo doy tres clases por semana. -Me encojo de hombros-. Además de eso, soy muy flexible. Podrías aprovechar el show. -Sonrío vanidosamente sobre mi copa, y observo sus ojos sorprendidos.
-No me perdería eso por nada del mundo.
El camarero aparece con nuestro postre, Creme Brulee de fresa, en un plato y dos copas de vino Eroica.
Coloca una caja azul de Tiffany, del tamaño de un collar y se va. Oh Dios Mío.

Conmigo #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora