Capítulo 4: Pequeño Lucifer.

49 6 0
                                    

Sariel no perdió el tiempo. Llegó antes que Adiel a la Tierra. Aterrizó con ligereza y se limpió la tierra que había salpicado su chaqueta negra.

En lugar de rodear las flores hermosas, las pisoteo. Luego se hizo un paso a la izquierda para que su marido, Evan, cayera a su lado. Cuando miró a ese hombre, nuevamente sintió ese sentimiento de repulsión.

No soportaba estar cerca de él. A pesar de que Evan la amaba muchísimo, Sariel lo aborrecía.

Caminaron hasta el pueblo, donde observaron a todas las personas que caminaban de un lado a otro, claro, también los miraban boquiabiertos.

De inmediato, la rubia miró a lo lejos a su objetivo, Muzania estaba masticando un panecillo de moras, mientras bebía chocolate.

No duró mucho comiendo, ya que le dio su comida a un anciano y a su perrito. Sariel puso sus ojos en blanco. Claro, ese pequeño enclenque había sido criado por el mismo Dios. Tenia sus mismos valores.

-Agh. Es de esperarse que haga tales cosas.- murmuró la rubia.

-Iré por otro lado, en lo que tú lo llevas a un lugar.

-Vaya, si tienes cerebro.- Evan ya estaba acostumbrado a los comentarios y al menosprecio de su mujer. Por lo que no le dolió mucho y se fue andando.

Sariel caminó en dirección hasta Muzania. Cuando pasó junto a él, dejó caer su cartera a propósito para que el muchacho la tomara y mordiera el anzuelo.

Y así sucedió.

-¡Señora! ¡Disculpe!- Sariel caminó a toda prisa por el pavimento mojado. Detrás suyo, iba Muzania casi corriendo.

El joven alcanzó a tocar su brazo, la mujer se viró fingiendo estar confundida.

-¿Si?

-Se le cayó esto.- le entregó la cartera y ella la tomó.

-Muchas gracias, no sé qué haría si se pierde. Permíteme darte esto...- Sariel hizo aparecer un poco de dinero en su cartera, pero Muzania se le adelantó.

-No, no. No debe pagarme. Fue una buena acción. Y esas no se pagan. Es por eso que se llaman buenas acciones.

Sariel tuvo que reprimir sus ganas de vomitar, por eso Dios los había expulsado. Porque fue una buena acción. y recordar aquello, solo abria la vieja (aunque dolorosa e infectada) herida, le traia memorias agridulces... Y opto por no prestarles atencion.

-En ese caso, te invito una copa. Y no tomaré un no, como respuesta.

Lo tomó del brazo. Y caminaron juntos hasta un Pub, donde servían los mejores vinos.

Muzania no encontro comodidad ante el contacto fisico con la rubia, habia algo que no le gustaba, pero como buen inocente que era, creyo que se trataba de una mujer pobre y desdichada, que habia sufrido muchisimo.

El encargado los recibió con entusiasmo.

-¿Tienen reservación?

-A nombre de Matthews.

El joven revisó en su computadora, pero no encontró ningún nombre.

-Me temo que no hay absolutamente nada.

Sariel se fingió sorprendida.

-Dios, se supone que mi marido había hecho una...- lo miró directamente a los ojos y el joven de inmediato, los guió a una mesa, en un cuarto de vidrio, que era cubierto por una cortina de seda color guinda.-Muchas gracias por tu amabilidad. Ahora, da media vuelta y regresa a tu puesto.

Muzania se quedó un poco nervioso ante tal escena.

-Disculpe...¿quién es usted?

-Me llamo Sariel D'Martlub. Y...créeme, cuando sepas, de donde vengo, no me verás igual.

-Pues dígame.

-Paciencia, querido. Hay mucho tiempo.

Muzania estaba impaciente. Y poco a poco fue sintiendo esa sensación de cosquilleo en la nuca, así se sentía cuando había peligro. Cuando algo no estaba bien.

-Veo que tienes muy buena forma. Tienes la belleza de tu madre.

-¿Conoces a mi mamá?

-Si, querido. Y a tu padre, fuimos amigos, íntimos.

Repentinamente, en la garganta de Muzania hubo asco.

Evan llegó pronto, cerraron la cortina y se sentaron.

-Ya vine, querida.-depositó un beso en la cabeza de su esposa, y saludó a su acompañante.- Muzania, veo que has crecido. Y muy guapo.

-A ver, ya paren de hacerse los santos, y díganme, ¿quién carajos son?

Sariel sintió un cosquilleo en su piel al escucharlo, fue el mismo detonante que sintio coo cuando conocio a Lucifer.

-Me sorprende mucho que hayas sacado tu propio carácter.

Muzania puso sus ojos en blanco y miró hacia otro lado. Evan comenzó a ver en su mente y descubrió que había una chica que le interesaba, vivía ahí en Irlanda.

-Tiene cabello rojo.

-¿Qué? ¿Quién?

-La chica que te interesa. Y se llama Isabel.

-No sé de qué están hablando.

Sariel lo miró sonriente.

-Antes éramos amigos de tu padre. Pero nos expulsó al morir Lucifer. ¿Te gustaría acabar igual que él? Seleina murió a manos de tu padre.

-No pienso volver a ese sitio.

Se levantó de su asiento y tomó su sudadera.

-Nosotros podremos protegerla, si nos ayudas a volver al Paraíso. Pequeño Lucifer.- insistio Evan.

-Están dementes. No los ayudaré. Apenas me largué de ahí. Y no me llamen así.

Muzania salió de ese lugar enfurecido.

Evan azotó la mesa y se levantó molesto.

-Listo, ahí se fue nuestra oportunidad.

-Mi querido Evan, él volverá. Esa chica pelirroja le importa demasiado y sin conocerla. Hará hasta lo imposible por protegerla.- la rubia miro su reflejo en una cuchara, lo cual le provoco terror. 

-No tenemos tiempo.

-Ya sé.- murmuró duramente la mujer.- Pero no hay de otra.

-Nos iremos al infierno, por esto.

Sariel lo miro fastidiada y arrojo la cuchara en la mesa, molesta con su marido... y su reflejo.

-Dejarías de ser tan estúpido... ¡Venimos del infierno, idiota!

HELLO, GRACIAS POR LEERME.
PRONTO SABRÁN LO QUE QUIERE SARIEL DE MUZANIA.
UNA FOTO DE AFRODITA Y OTRA DE EVAN ❤️

LES MANDO UN BESITO CON MORDIDA EN EL PEZÓN IZQUIERDO, SEAS HOMBRE O MUJER😏🔥

BARAJA MIEDOZA❤️

BARAJA MIEDOZA❤️

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

EVAN

El Favorito de Dios: Muzania. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora