Capítulo 28: Asesina.

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-Si...esta vez, nada fallará. Todo saldrá a la perfección.

Sariel vio como de la sangre que derramó la virtud de su hija, nacía algo nuevo. Una nueva Vivian. Rubia y de ojos azules, alta, hermosa y perfecta.

-Hola, pequeña...- la muchacha no mostraba ninguna señal de vida. No tenía emociones.- Me gusta lo que veo.

-Dime que quieres que haga, y lo haré.

Sariel sonrió complacida y emocionada.

-Hay un bebé, que aún no nace, pero que si lo llega a hacer, estará al servicio de Dios, y...puede ser una gran amenaza para nosotros.

-¿Tiene nombre?

-Se llamará Jashiel, cuando nazca. Su madre es Abril. Y...tú, mi chica, vas a exterminarlos a los dos.

-¿Yo tengo nombre?- preguntó la muchacha con la mirada perdida.

-Si. Tu nombre es Christine. ¿Entendiste?

La chica asintió. Entonces caminó hasta el abismo y se detuvo en la orilla.

-Solo tienes tres días para matarla. Si lo haces antes, entonces podrás vivir eternamente. Si la matas después de esos tres días, morirás junto con ella.

La chica saltó al vacío esperando que así, al caer en la tierra, pudiera encontrar fácilmente a esa tal Abril y su hijo.

En un punto lejano de México...

Briseida cayó al piso, tropezando con sus piernas. Al recuperar un poco el aliento, se dió cuenta que debía escapar.

Corrió apenas pudo levantarse, pero Helliot fue más rápido y la detuvo al bajar al suelo. Briseida no se veía fácil de domar, por lo que observaba todo a su alrededor planeando bien a donde huir.

-¿Qué miras?

-¡¿Cómo mierda se te ocurrió raptarme de quienes amo?!

Helliot le dedicó una media sonrisa.

-Por eso, porque los amas. En especial a Muzania.

-Tú no sabes nada de lo que siento. No me conoces.

-No. Muzania no te conoce. Y te apuesto, a qué cuando intente salvarte, le preguntará a Scott todo sobre ti.

-¡No tienes ni la más mínima idea de lo que compartimos!

-Si, claro.

Briseida, seguía queriendo escapar, por lo que al ver que Helliot se dió media vuelta, ella salió corriendo.

-¡No puedes escapar, Briseida! ¡Estás atrapada conmigo! ¡Pronto comprenderás todo!

La chica siguió corriendo por toda la selva húmeda. Descalza y sólo con la bata de hospital que tenía puesta. Hasta que se vio detenida por el demonio otra vez.

La tomó de su cintura y la elevó, mientras ella gritaba y trataba de defenderse.

-¡Suéltame ahora mismo!

-Tranquila, princesa. Todo acabará antes de que te lo imagines.

Briseida, con la fuerza que se le otorgó de las lágrimas de Muzania, le dió un fuerte codazo en las costillas a Helliot y este cayó al suelo intentando respirar.

Fue cuando Briseida volvió a correr, pero Helliot estiró una mano para detenerla y la chica se quedó tiesa.

-No temas de mi, Briseida. Te juro que no planeo nada malo en tu contra. Trabajo para tu padre.

El Favorito de Dios: Muzania. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora