Capítulo 22: Lo Que Pasó 22 Años Atrás.

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He aquí, el producto de la lujuria.

Pensaba Lucifer observando a su amante dar a luz a su primer hijo, un niño brillante y muy ambicioso.

Tenía ojos grises, como su madre, y un mentón firme y fuerte, como su padre. Su cabello era negro, lacio y brillante. Era alto, para tener 3 años, tenía la estatura de un niño de 5.

Cuando jugaba con su pequeño, en sus visitas a la Tierra, se sentía único y maravillado. Y cuando le hacía el amor a la mujer de su vida, Seleina, el pequeño diablo explotaba de felicidad.

Volvió al Infierno. Mantenía muy oculto de su padre y de todos, la razón por la cuál iba a la Tierra cada semana o cada mes.

Cuando recibió una visita inesperada.

—Mi señor...—Leeloo, era una demonia que lo respetaba enormemente, y ella le comunicó la visita.— Ha venido la señorita Sariel.

—¿Qué? ¿Por qué la dejaron entrar?

—Con su sangre de serafín, ella logró traspasar las rejas de fuego. Y...está muy insistente en verlo.

Lucifer puso sus ojos en blanco y se alborotó su melena negra.

—Deja que pase ahora. Espero sea urgente.

La demonia se fue con una reverencia. De repente, entró fatigada y muy alterada la ángel Sariel.

Fue corriendo hasta él y lo abrazó, sofocando al hombre.

—Creí que...

—Por favor, siempre regreso. Suéltame, ahora.

La rubia se alejó.

—Lo lamento, Sam...pero sabes que me importas mucho...

—Si, si. Siempre me lo dices. Fui a arreglar unas cosas en la Tierra. Pero ya volví.

—¿Puedo hacerlo...?

—No. Ya sé que me pedirás, y la respuesta es no.

—Pero Sam...

—¡He dicho que no! ¡Por favor, Sariel, deberías encontrar a alguien más para fastidiar!

—Nadie será como tú.

El pelinegro puso sus manos en la barra negra, y cerró sus ojos. No quería lastimar a la rubia, pero ya no soportaba más.

—¿Cómo está tu pretendiente, Evan?

Sariel de inmediato se tensó.

—Él no eres tú.

—Mira, rubiecita.—el demonio la miró por fin harto de todo.—Yo no te amo. Nunca te amaré. Estoy enamorado de alguien más, alguien mejor que tú...

—¿Que tú qué?

—Lo que escuchaste. Amo a alguien más.

De los ojos de la rubia se escaparon lágrimas y se fue lentamente de la habitación.

No volvió a ver a Lucifer en dos años.

Dos años después...

—¡Requiel! ¡Hijo, obedece a tu padre!

Seleina acariciaba a su esposo, también su vientre. Todo era perfecto, nadie había muerto. Todos estaban tan felices de verse juntos de nuevo.

Pero algo no cuadraba.

Lucifer estaba en su propio paraíso, donde su esposa e hijo estaban vivos, su padre siendo generoso le devolvió todo, excepto una cosa.

A su hija que no había vuelto a ver.

El Favorito de Dios: Muzania. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora