Capítulo 23: El Canto De Las Aves.

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-—¡Vivian ya basta, sueltala!

Briseida se defendía como podía, le arañaba la cara a Vivian y tiraba de su cabello para salir de sus brazos.

-¡BRISEIDA!

El grito de su padre espantó por completo a la chica, se distrajo por un momento, y Vivian aprovechó para abofetearla.

El señor Williams alejó a Vivian de su hija. Briseida se quedó en el piso tratando de levantarse.

-¡¿Qué demonios te sucede, muchachita?!

-¡Suélteme! ¡Ella empezó todo! ¡La mataré!

El señor Williams la sostuvo y después se la llevó a rastras de la orilla del mar.

Briseida se levantó gracias a la mano de Muzania, se acomodó el cabello y se limpió la sangre de su labio.

-Si que pega duro...

Raymond la ayudó a relajarse un poco, mientras la chica se hacía una leve trenza. Muzania no pudo evitar hablar, poder expresarme su sentir en ese momento.

-Briseida...yo...

-Ahora no, Muzania.-.intervino Ray.

-Aguarda, Raymondini, quiero saber que dirá.

El moreno tomó aire, y después comenzó a descargar todo lo que sentía.

-Te conozco hace tres días, casi cuatro. Y te he conocido Briseida...se cual es tu sabor favorito en el té, lo que guardas bajo tu almohada, como te lavas los dientes, que pescado es tu preferido y como te gusta comerlo...se también que cuando quieres decir algo, te mueres las mejillas por dentro y bajas la mirada.- la chica lo miraba con una sombra de una sonrisa en sus labios.

-Comprendo que te gusta nadar, y si pudieras, vivirías aquí siempre. Te gusta el café con mucha azúcar, amas las rosas y no te gusta ver películas de terror porque tus pesadillas duran más de un día.

Muzania tomó aire nuevamente, miró las manos de Briseida y las tocó suavemente.

-Se que te pones crema diariamente en el cuerpo, porque te deshidratas muy rápido, y que no te gusta que la gente vea tus moretones por eso siempre vistes con ropa conservadora.

-Muzi...-la chica se emocionó hasta las lágrimas.

-Y también se que nunca te ha gustado dormir sola. Odias estar enferma, pero vives más que nadie. Valoras los segundos, porque sabes que quizás sean los últimos de tu vida...

Briseida unió su boca a la de él. Y con sus brazos envolvió su cuello. Se apretaron mutuamente, temiendo perderse, y separarse de si mismos.

Raymond observó aquella escena con asombro y lágrimas en los ojos. Él descubrió los secretos de Briseida en tres días, cuando a Ray le había llevado catorce años.

Fue en ese momento que supo que Briseida había encontrado a un hombre que de verdad la amaba. Alguien que con sólo verla, sabría que le ocurría. Alguien que no era él.

Pues en cuanto Muzania apareció en la vida de Briseida, ella olvidó por completo al chico que había estado a su lado en cada cirugía, cada vez que se le tapaban sus venas, en cada uno de los diferentes hospitales, en cada ciudad extranjera.

Él la había visto muriendo, le trenzaba el cabello cuando la pobre estaba demasiado débil, le cocinaba cuando ella dormía, le ponía atención en todo momento.

Cuidaba de su perro y su gato, cuando ell no podía hacerlo. La hacía reír minutos antes de que entrara nuevamente a cirugía, le cantaba canciones para que durmiera, y también le leía libros de romance para que nunca perdiera la fe, de que un día alguien la amaría...

El Favorito de Dios: Muzania. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora