Capítulo 13: La Rosa.

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En el Paraíso...

Hubo un funeral.
El cuerpo de Venus fue velado por un día entero. Una Diosa había muerto, no había llegado a ser la esposa de Dios, pero fue una mujer que mostró su carácter romántico.

Afrodita veía esa escena una y otra vez. Su hijo asesinando a Venus. Ahora ya no le quedaba nada. Muzania estaba corrompido. Isabel murió, Venus también y Sariel se fortalecía a cada momento.

Un día, Afrodita prometió que sí algo le hacían a su hijo, ella misma mataría a la persona que se atrevió. Pero, nunca imaginó que esa persona fuera Dios. Su propio padre había herido muchísimo a su hijo.

Afrodita sintió como esos poderes oscuros crecían en su interior. Y al ver a Dios caminar de un lado a otro, histérico por todas las cosas que sucedían, Afrodita se empezaba a perder en el dolor.

Dios quería que su hija Briseida estuviera a salvo. Pero no encontraba a Muzania por ningún lado. En ese momento, mientras pensaba qué hacer, se dió cuenta que Briseida estaba a las puertas de la muerte...

-¡Busquen a Vivian de inmediato!- ordenó a Seth y Levin.

Regresaron diez minutos después, la chica se arrodilló ante Dios.

-¿Me llamaba, mi señor?

-Es hora de que bajes a la Tierra...

Vivian lo miró a los ojos. Y asintió contenta.

Cerca de Inglaterra...

-¡NO TE ATREVAS A IRTE! ¡NO ME PUEDES DEJAR!

Muzania se trataba de liberar de los brazos de Sariel que aprisionaban sus piernas con fuerza descomunal.

-¡He dicho que me largo!- el joven le lanzó un ataque de fuego a la rubia.- ¡Ahora suéltame!

Pero la mujer siguió arrastrando su cuerpo hacia Muzania.

-¡No te vayas, me moriré sin ti!

El ángel se detuvo en seco. Miró a la rubia enfurecido.

-Te atreviste a matar a la persona que quería. Me hiciste daño a mi, le hiciste daño a Evan. ¡A Evan! ¡Era tu esposo y te amaba!

-¡Él no eras tú!

-¡Que ni se te pase por la cabeza pensar que me amas! ¡Nunca has amado a nadie! ¡Hiciste que Evan llegara a su límite y ahora está muerto!

-¡No me culpes por la muerte de un cobarde!

Muzania se rió sarcástico.

-¡Cobarde serás tú!

El chico tomó sus cosas y la daga la guardó en su chaqueta, con cuidado de no matarse él mismo.

-¡No te vayas! ¡Te daré lo que quieras!

-¡Te quiero lejos de mi!

Muzania se trepó en su camioneta y se fue lejos de ese lugar, ignorando los gritos y llantos de Sariel. Estaba convencido de que era algo bueno el irse de con la rubia loca.

Ahora, debía regresar al Paraíso y encontrar a esa muchacha de la cual era su ángel guardián.
Viajó todo el día y toda la noche, hasta que llegó a un lugar muy hermoso... Había un campo con rosas rojas.

Le pareció un sitio divino. Y el olor a rosas era exquisito. Cortó una rosa y al ver su fragilidad...todo estuvo claro.

Él debía encontrar a esa chica. La cuidaría de todo mal. Y sobretodo, nunca la dejaría sola...

Pronto todo aquello se volvio su plegaria.

Nuevamente en el Paraíso...

-¡Señor, su hijo Muzania ha regresado!

Dios sonrió triunfante. Y al correr a comprobarlo, la felicidad lo invadió, su pequeño, había vuelto a casa...

NUEVAMENTE ME SORPRENDE COMO MI MUZANIA NO DEJA DE SER TAN FUERTE Y VALIENTE.

LES DEJARÉ UNA FOTO DE LA ROSA...
AHORA COMENZARÁ EL FUEGO INTERNO DE NUESTRO ÁNGEL A QUEMARLE LENTAMENTE, AL MOMENTO DE CONOCER A BRISEIDA...❤️

BESITOS💖

El Favorito de Dios: Muzania. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora