La premonición.

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Coruscant, 22 ABY.

La guerra había comenzado.

Ya hacía un tiempo había presentido que algo malo iba a pasar. La Fuerza se había notado oscura y misteriosa. Eso le hacía caer en la sospecha de que los Sith habían vuelto y esta vez más fuertes.

Ahora todo había cambiado. Los Jedi tuvieron que unirse al Ejército Clon de la República como generales y comandantes.

El remanso de paz (aunque fuera relativa) que en su día fue el Templo Jedi, ahora no era más que una fortaleza, con tropas y guardias de más.

Los Jedi tuvieron que partir a la guerra, y con ellos gran parte de los Padawans. El Templo pronto vacío. Martín fue uno de los pocos que se quedó, pero todos sus amigos partieron, como Barriss, Sha y Tutso.

El Padawan estaba en la biblioteca leyendo una historia acerca de la Guerra Interestelar Stark.

Justo ese día era el cumpleaños N°397 de su Maestro y tenía que comprar un regalo, por desgracia no podía salir del Templo.

Con aburrimiento y hastío salió de la Biblioteca. Sabía que debía estar agradecido, puesto que a él no le gustaban las Guerras y se lo había hecho saber a su Maestro, pero ya era un adulto, y estaba en su derecho el querer acompañar a Plo Koon.

Con esos pensamientos entró a su habitación. No sabía que hacer, por lo que decidió despejar su mente y concentrarse en la Fuerza. Aunque fuera con sentir la presencia de un Iniciado, Martín se sentiría muy satisfecho con hacer algo útil.

Pero esta vez notó algo distinto en la Fuerza. La oscuridad seguía siendo la misma, pero parecía haber un pequeño hueco gris.

Al momento de sentir aquella presencia, Martín sintió que todo se puso blanco.

Unas escenas pasaron a sus ojos. Eran terribles, no las entendía por completo, pero sentía que debía decírselas a alguien.

Se fue a la habitación en la que dormía el Maestro Kit Fisto. Estaban muy conectados, era muy carismático y lo ayudaba con algunos asuntos en los que su Maestro no podía explicarle o enseñarle, aún mas cuando el Maestro Plo se fue a la guerra.

Martín: ¡Maestro Fisto, necesito su ayuda! ¡Pronto! - gritó a la puerta del cuarto del nautolano.

La puerta se abrió, viendo Martín qué estaba haciendo el Maestro anfibio. El Jedi era un nautolano adulto de tentáculos verdes como cabello, estaba semi-desnudo dentro de una pecera grande que ocupaba un tercio del cuarto. El Maestro Jedi parecía estar inmerso en la meditación en la que estaba, pero el nautolano abrió los ojos, salió del agua y le sonrió al vahariano.

Kit: Martín. ¡Que agradable visita! - le dijo el Jedi. El vahariano sonrió. Admiraba y quería a su Maestro mas que a nada en el mundo, pero Kit Fisto era uno de los pocos seres de la galaxia que concordaba con su personalidad, aunque no por ello eran iguales en forma de ser.

Martín: El gusto es mío, Maestro. - respondió cortesmente el Padawan. La cortesía era una de las cosas más valiosas que había aprendido de Plo Koon, aunque le agregó un poco de su toque personal - Por desgracia, la visita es una situación non grata. - terminó, y se mantuvo atento a la reacción del anfibio, que lo estaba escuchando mientras ponía una túnica Jedi de color marrón chocolate

Kit: Por favor, explícame. - le pidió regalándole otra sonrisa alegre.

Y el Padawan le explicó todo a su "tío Fisto". Las visiones lo preocuparon mucho, pues uno de los Jedi que vio en esas escenas era Aylaa Secura, una twi'lek muy unida al maestro nautolano.

El aprendiz con destino (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora