Recuperación.

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  Martín Koon estaba esperando en la sala de espera del la sección 8759 del Ala B-P del Centro Médico de Kallida. Necesitaba saber si su Maestro estaba sano, no estaba listo para dejarlo, por más de que sea una Regla obligatoria del Código Jedi.

  Junto a él estaba el Comandante Wolffe sentado al lado de él. Martín no necesitó preguntarle al clon por qué estaba ahí, la respuesta estaba en sus ojos. Ambos estaban preocupados por el mismo Kel Dor.

  Martín soltó un resoplido de frustración. Sha estaba tardándose demasiado.

Wolffe: Se encuentra bien señor? - preguntó el clon un poco inseguro.

Martín: No estoy seguro Wolffe. No lo estoy. - fue lo primero y lo único que pensaba decir, pero sentía que necesitaba hablar con el primer conocido que viera - Mi Maestro, tu General, se está debatiendo entre la vida y la muerte, y yo no se que hacer. Puedo volver a Coruscant y pensar que no pasó nada y que Martín Koon volvió a las sombras, o que me quede con él aunque eso conlleve a involucrarme en una guerra en la que no quiero estar.

Wolffe: ¿Y cuales son sus órdenes? - preguntó el soldado sintiéndose más confundido que antes.

Martín: El Maestro Yoda dice que los Jedi somos Guardianes de la Paz, no guerreros, pero, por otra parte, se dice que uno de los deberes del padawan es proteger al maestro.

Wolffe (pensando): "Ah, es eso. No sabe cual de las 2 órdenes debe seguir."

Wolffe: ¿Y... qué es lo que quieres? - se arriesgó el clon esperando una reprimenda, y rogando que fuera suave, como la de su General.

Martín: Una parte de mi quiere ser fiel a las escrituras Jedi, pero otra parte dice que deba dejar a un lado la razón en todo esto.

  En ese momento aparecieron 2 personajes más a la escena: una togruta y un humano. La togruta era de una piel naranja con sus 2 montrales blancos con rayas azules cayendo desde su cabeza hasta su cuello. El humano era un hombre de una edad parecida a la de Martín, pelo negro o marrón ceniza, y una mezcla de túnica Jedi con uniforme de batalla color negro.

  Martín sabía quienes eran, aunque solo había conocido personalmente a uno de ellos. Eran Anakin Skywalker, Caballero Jedi, y Ashoka Tano, Padawan de Skywalker.

  Martín le hizo una reverencia de cabeza a Anakin, pero abrazó a Ashoka como si fuera su hermana.

Martín: Koh Toh Yah pequeña Soka. - la saludó por el apodo con el que la saludaba el Maestro Plo.

Ashoka: Vaya, al fin saliste a recorrer la galaxia. - le saludó la togruta con camaradería.

Martín: Ojalá fueran en mejores situaciones mi Pequeña Gran Hermana. - le dijo a su querida "hermanita".

Anakin: Guau, espera un momento Ashoka. - le interrumpió el Maestro de la susodicha - ¿Quién es él?

Martín: ¿Tu Maestro no sabe nada de ti o de mi? - preguntó sorprendido el vahariano.

Ashoka: No me culpes, el no pregunta nada. - se excusó la padawan más pequeña haciendo uno de los numerosos pucheros que en más de una ocasión conllevaron a una guerra infantil, junto al Maestro Plo en ocasiones.

Martín: No siempre tienes que esperar a que todos pongan el interés en ti Ashoka. - sermoneó Martín usando la Técnica del Té que una vez le enseñó el Maestro Plo - A veces tienes que sacar el tema a relucir, pero en el momento indicado. - agregó anticipándose a una mirada confundida de su "hermanita".

Ashoka: ¿Cómo sabré cuando es el momento adecuado? - preguntó curiosa la chica.

Martín: Hay 3 opciones: La primera, que hables con tu Maestro. - y al decir esto señaló a Anakin - La segunda es buscar prudentemente experiencias. - continuó enumerando con sus 5 dedos con garras - O la última, que es traerme el warthma que me prometiste. - terminó en broma el Padawan mayor.

El aprendiz con destino (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora