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Benicio
Aquí estoy en mi cuarto fumando hasta poder lograr que aun que sea se me borre hasta el último puto recuerdo en el que este Emery.
No sé qué tiene esa chica, es preciosa, todas caen a mis pies, todas menos ella, ella es diferente y eso me vuelve loco, la necesito.
Necesito hacerla mía y solo mía, pero creo que alguien me ganó.

Ese maldito capullo creo que es su novio y eso no me gusta para nada, ya no sé qué hacer porque claramente ese gilipollas me gana por millones, pero joder ¿no es un poco mayor para ella?. Nunca pensé que a ella le iba los chicos mayorcitos que deberían estar ya hasta buscando un trabajo.

El sonido del teléfono de mi casa sonando me saca de mis pensamientos. Atiendo

—Hola emm soy Emery, ¿puede ser que este sea el número de la casa de Benicio?— preguntó una dulce voz del otro lado del teléfono.

En ese momento me paralice, agarre mi cigarro a medio terminar y lo tiré por mi ventana para responderle algo nervioso.

—Si, soy Benicio—respondí con una tonta sonrisa dibujada en mis labios.

—Ah pues hola, soy Emery la chica de la enfermería no lo sé tal vez no me conoces o tal vez si, sobre lo de esta tarde quería darte las gracias, te quedaste ahí conmigo a pesar de que podías irte, fue horrible ese golpe pero quiero que sepas que sin rencores— rió tiernamente al final.

Oh claro que te conozco ¿y también sabes que me encantas?, respondió mi subconsciente.

—Ah, no es por nada, si la culpa fue mía yo fui el que desvió la pelota—le dije riendo nervioso al final.

—Pues, ¿nena con quien hablas?—se escuchó una voz masculina luego de que ella diga esa palabra, joder.

—Esperame un segundito, no cortes—me dijo para tapar el micrófono del teléfono y contestarle a esa persona a lo bajo, lo bueno es que no lo tapo muy bien ya que puedo oír todo.

—Con mi amiga, solo me llamó para saber como estaba después de lo del golpe y tal—dijo ella bajo para que yo no oyera, ¿por que estará mintiendo?.

—Esta bien, luego ven a la cocina que te tengo una sorpresa bebé—dijo la voz masculina que por el ruido le dio un beso seguramente en la mejilla, ¿no?
Ella solo río y luego saco su mano del micrófono para hablar.

—Lo siento pero me tengo que ir pero en el insti hablamos, ¿si?, adiós, te mando un beso—finalizó la llamada con rapidez.

Ya sentía como mi sangre ardía en furia.
Todo esto es una puta mierda, es un puto circulo vicioso del que no puedo salir, todo es la misma mierda.
Esta maldita niñata que no que deja dormir, no se como carajo hago para poder verla a la cara luego de soñar infinidades de veces como la hacía mía una y otra vez, como la escuchaba gemir mi nombre hasta quedarse afónica, sus dulces y lujuriosos besos que siempre me dejan con ganas de más.
No puedo soportar esta maldita mierda porque se  que cuando me quiero dar cuenta todo eso era solo un puto sueño más.
Cada vez parecen más vividos, cada vez siento cómo está maldita chica me vuelve más y más loco.
Intenté llenar este jodido vacío con sexo, intentando imaginarme que esa chica que me estoy follando es ella pero es imposible por que yo sé que ninguna puede llegar a ese maldito nivel que ella tiene, ella es simplemente perfecta a mis ojos y juro que no puedo morir sin antes poder probar cada parte de su cuerpo.

Necesito tenerla, sentirla, tocarla y juro que en algún momento esa chica será mía.

Cada vez el enojo en mi se hace más y más fuerte, así que decido llamar a cielo tal vez ella logra distraerme un poco de esta furia, eso espero.

Sí, daddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora