𝐓𝐎𝐆𝐄𝐓𝐇𝐄𝐑; ᴇ́ʟɪᴛᴇ ɪɪ

tres

Cuando entro al vestidor todas las miradas se posan sobre mi. Sonrío sarcásticamente y me dedico a cambiar mi uniforme. Lucrecia se acerca lentamente hasta mi lado y finge arreglar su atuendo.

–No le hagas caso a Guzmán.

–No lo hago.

–Aún está dolido, pero sabes que te quiere.

–Guzmán no me quiere Lucrecia, mételo en la cabeza. Todas esas llamadas que me hiciste en el verano fueron en vano. —La mexicana me mira dolida, pero rápidamente se recupera.

–Mira, cariño. Si tu noviecito ese no mató a Marina, alguien más lo hizo. Y Guzmán merece saber la verdad.

–¿Y tú crees que yo se quien fue?

–Alguien debe saber. —Sube el ziper de su chaqueta deportiva y me sonríe— Buen día.

Termino de vestirme y salgo hasta la cancha. Veo a Samuel a lo lejos y me acerco.

–Hola.

–Hola. —Samuel vuelve su vista al frente mientras sigue trotando.

–Le he ido a ver. —Sus ojos rápidamente se vuelven hacia mi.

–Y... ¿Cómo está? —Hago una mueca.

–¿Podríamos vernos hoy en tu casa? —Samuel asiente mientras sonríe levemente.

Puedo escuchar la música venir desde la chica nueva que está más adelante.

–Mejor guarda el móvil. —Samuel le dice cuando llegamos a su lado. Ella nos mira extrañada.

–Si te pillan usándolo en clases, te lo confiscan. —Le digo

Ella bufa y lo guarda en su bolsillo. La miro de pies a cabeza y me fijo en su particular estilo para vestirse, no algo común aquí pero sonrió, me gusta.

–¿Eres becada? —Samuel pregunta y lo miro mal.

–¿Veis esto? Oro puro, chavales. —Dice apuntando sus argollas colgantes de su oreja.

–No seas gilipollas, Samu. Tu eres la que se fue a vivir a la casa de los Nunier.

–¿Los conocéis?

–Aurora vivió allí.

–Aurora Valencia. —Sonrió mientras estiró mi mano hacia ella. Ella me devuelve la sonrisa.

–Rebeka, con k. Pero mis colegas me llaman Rebe.

–Serás rica pero no eres como los demás. —Samuel dice luego de un rato.

–Y a mucha honra. ¿Algún problema?

–Era un cumplido. —Rebeka nos sonríe y entramos a la cancha.