ÉLITE II | «Las mentiras nos unen, pero también nos
destruyen»
Sabes que eres tu propio asesino
no necesitas ayuda con eso
Es tu espalda la que has estado apuñalando
¿Cuándo vas a entende...
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Con Guzmán bajamos del coche cuando llegamos a la finca de sus abuelos. Me encojo por el frío que hace y comenzamos a caminar a la entrada esperando a Samuel. No debería demorarse tanto, ya que partió antes de nosotros. Esperamos unos minutos, pero él no llega.
–¿Y si le pasó algo? —Guzmán me mira y niega con la cabeza.
–No, solo debe venir apreciando el paisaje en su bicicleta.
–Joder, Guzmán. —Él ríe, pero para rápidamente al escuchar el ruido de la rejilla.
Ambos nos miramos y caminamos un poco más cerca de la entrada. Samuel había saltado la reja principal, de voltea y puedo ver gran parte de su rostro golpeado y con sangre.
–¿Qué coño haces, Samuel? ¿No sabes llamar a la puerta? —Samuel lo interrumpe, poniendo su mano sobre su boca y empujándonos hacia la el pequeño muro— ¿Qué coño haces, joder?
Samu lo hace callar y sentimos los pasos apresurados en el bosque, como las hojas crujían y puedo ver los destellos de las linternas. Miro al moreno buscando alguna explicación, pero él solo me hace el gesto de que me mantenga en silencio. Siento los pasos más cerca y puedo ver las luces de las linternas aún más claras.
–Aquí no está. Vamos. —Habla un hombre.
Cuando ya no sentimos los pasos nos ponemos de pie y caminos dentro de la finca. Los muebles están tapados con sábanas y plásticos. Recuerdo haber estado aquí varias veces en los veranos pasados. Con Marina solíamos sentarnos en los atardeceres a comer fruta mientras veíamos los grandes árboles rodeándonos. Sonrío con nostalgia y ayudo a Samuel a sentarse. Guzmán rápidamente trae un pañuelo para poder limpiar las heridas del moreno. Tomó el pañuelo y comienzo a pasarlo por su rostro, él se queja pero no me reclama.
–Por favor, ¿me puedes explicar quién coño era esa gente? —Guzmán habla dando vueltas algo ansioso.
–Estoy metido en más de un lío.
–No jodas. —Digo yo sarcástica.
–Estás metido en todas las movidas. —Guzmán suspira.
–Unos matones quieren vengarse de la madre de Rebeka.
–Joder, Samuel. —Guzmán me acerca el alcohol y yo pongo un poco más en el paño.
–Es una historia un poco larga de contar, pero al venir aquí, se lo hemos puesto a huevo, porque en esa carretera no hay ni dios.
