Cuando abro mis ojos en la mañana, lo primero que escucho son ruidos en la planta baja y frunzo el ceño, pues no era normal ese tipo de cosas en mi casa.
Luego de tomar una ducha y vestirme con la falda gris, decido bajar a desayunar. Mi curiosidad aumenta cuando escucho risas provenir desde el comedor. Entro con cautela en la habitación.
–Vaya, que estáis animados esta mañana. —Pero el asombro me hace cerrar de una mi boca y quedarme de pie en la entrada.
–Estarías igual si anoche no hubieras salido, cariño. —Se burla mi madre, quien luego mira a su costado con una sonrisa.
–Joder, ¿pero qué hacéis aquí? —Es lo único que puedo decir en mi sorpresa.
–¿Es que acaso no te emociona ver a tus primos? —La rubia me sonríe mostrando su fuerte labial rojo.
–¡Sí! —Al fin puedo mover mis piernas y me encuentro detrás de ellos, paso mis brazos por sus hombros y dejo un beso en cada mejilla mientras ellos se voltean desde sus asientos.
–¿Cómo has estado? —Santiago me sonríe mientras palmea el asiento a su lado.
–He estado mejor, pero ustedes cuéntenme, ¿qué os trae por España?
–Pues... —Antonia mira a mis padres agregando suspenso a la situación— ¡Vamos a estudiar aquí!
Los mellizos me miran esperando una respuesta positiva inmediata, pero solo logro fruncir el ceño y una pequeña sonrisa apenas se asoma por mis labios.
–¿Por... Por qué dejaríais Italia? —Mi padre carraspea algo incómodo.
–Bueno, más tarde podéis hablar más del tema. —Se pone de pie y se aleja— ¡A estudiar!
Cuando los mellizos se ponen de pie, recién caigo en cuenta de que llevan el uniforma de Las Encinas.
Antonia sonríe y cruza nuestros brazos para dirigirnos a la puerta de casa. Santiago toma rápidamente las llaves del coche y hago un ruido de queja.
–¿Él puede conducir y yo no?
–Vamos, mocosa. Sabes que soy un adulto responsable.
–Eres un niñato, Santi. ¿Ya aprendiste a lavar tus dientes?
Subo a regañadientes al asiento trasero con Antonia a mi lado. Santi nos mira burlesco del piloto y arranca a toda velocidad.
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𝐓𝐎𝐆𝐄𝐓𝐇𝐄𝐑; ᴇ́ʟɪᴛᴇ ɪɪ
FanfictionÉLITE II | «Las mentiras nos unen, pero también nos destruyen» Sabes que eres tu propio asesino no necesitas ayuda con eso Es tu espalda la que has estado apuñalando ¿Cuándo vas a entende...