nueve

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Dejo caer mi bolso al suelo justo cuando suena el timbre  y trato de parecer serena ante la clase

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Dejo caer mi bolso al suelo justo cuando suena el timbre  y trato de parecer serena ante la clase. Ander a mi lado mira al Polo por unos segundos y se voltea a saludarme. Deja un beso en mi mejilla y sonríe levemente.

–¡Guzmán! —Polo habla— La próxima vez que salgas, avisa, cabrón.

Ruedo los ojos.

–Buenos días, chicos. —El profesor entra a la sala.

Comienza a hablar sobre lo que veremos hoy en clases y la verdad es que no le presto mucha atención. No es que sea mala en clases ni nada, soy promedio. Pero tampoco siento que deba sobre exigirme para ser la mejor. Antes de que pueda sacar mis libros, Ander me golpea con el codo, le miro mal, pero me hace una seña hacia el pasillo.

Y todo pasa en cámara lenta frente a mis ojos.

Nano.

Él viene caminando por el pasillo con su característica chaqueta de cuero y esa pinta de chico malo que me trae loca. Puedo escuchar los gritos de Guzmán y a Lucrecia tratando de calmarlo.

Pero nadie me detiene a mi.

Me levanto rápidamente de mi asiento, con el corazón latiendo a mil, abro abruptamente la puerta y sin pensarlo dos veces, corro directamente a sus brazos. A él.

Sus brazos me agarran y me hace dar algunas vueltas. Mis ojos no pueden creer lo que veo. Es él, libre. Acaricio su rostro mientras el mantiene sus manos en mi cintura. Siento pequeñas lágrimas recorrer mis mejillas y él suavemente las limpia. Luego sus dedos recorren mi rostro, como si no lo hubiera visto en mucho tiempo. Trato de controlar mi respiración y mis sollozos.

Escucho como Ander y Polo tratan de impedir que Guzmán se acerque. Y escucho a Samuel llamarme, pero no les hago caso.

Nano está aquí.

Dirijo la mirada a sus labios y nunca había sentido tanta necesidad de él como en este mismo momento. Pero él se me adelanta y junta nuestros labios en un beso desesperado. Le había necesitado tanto, le extrañaba tanto que dolía. Y ahora estaba aquí conmigo.

Siento que nos separan y puedo ver a Samuel empujarle hasta quedar delante de mi. Rebeka me agarra el brazo para que no corra a reclamarle a Samuel.

–¿Qué haces aquí?

–No voy a hacer nada. —Nano responde y se que está tratando de juntar nuestras miradas.

–¡Te voy a arrancar la cabeza! —Escucho a Guzmán.

–¡Guzmán! —Lucrecia trata de llamarle.

–Sabéis que yo no he matado a tu hermana. —Nano les dice a Guzmán y en realidad a todos los presentes.

–¡Guzmán! ¡Basta, por favor! —Levanto la voz y siento como todas las miradas se posan en mi.

𝐓𝐎𝐆𝐄𝐓𝐇𝐄𝐑; ᴇ́ʟɪᴛᴇ ɪɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora