Muevo suavemente el labial rojo sobre mis labios con la fija mirada de Antonia sobre mí. Ella sonríe burlesca y hace una ademán.
–¿Qué pasa? —Digo suspirando y dejando las manos sobre el lavado.
–Pues nada, creo que te falta un poco de polvo aquí. —Su dedo índice se clava bajo mi oreja y hago una mueca.
Dejando mi cabello de lado, me acerco al espejo para ver la marca morada sobre mi cuello. Gruño y agarro un poco de corrector para poner sobre la zona. Siento la risa de mi prima y la miro feo.
–Vamos, es que si fueras de vampiro nadie lo notaría. —Ella sonríe mostrando sus perfectos dientes.
–Serás gilipollas. —Ella rueda los ojos divertida.
–Pensé que no irías a la fiesta de Rebeka.
–Pues he cambiado de opinión.
–¿Por qué?
–No lo sé, quizás me sirva para distraerme.
–Tienes razón, y lo pasaremos de puta madre, dolce.
Antonia acomoda su traje Gretel antes de salir del baño. La sigo unos segundos más tarde y veo a Santiago con su disfraz de Hansel sentado sobre mi cama. Sonrío al verlos combinados, se ven monísimos. Ellos salen muy alegres de mi habitación, pero yo me quedo unos minutos dentro observando mi vestuario frente al espejo. El vestido de cuerina se pega a mi cuerpo hasta mis caderas, pero es holgado en mis piernas, donde los tajos dejan ver la mayor parte de mi piel. El vestido llega hasta el suelo con finas capas de gasa negra. En mi cabeza un pequeño diadema que hace alusión a Maléfica.
Bajo las escaleras para encontrar a mis primos esperándome ansiosos por salir de fiesta. Mi madre nos sonríe y deja un beso sobre mi frente antes de que nos dirigiéramos a la casa de Rebeka.
Fue incómodo entrar a la casa en la cual viví dos años, tantos recuerdos. La imagen de Marina vino a mi mente y no pude evitar sentirme nostálgica. Quizás si todo hubiese sido diferente.
Perdí a Antonia y Santiago apenas entramos. La música fuerte me aturde por un momento y me sobresalto cuando alguien agarra mi brazo. Me volteo y veo a Rebeka vestida de princesa. Frunzo el ceño divertido y ella rueda los ojos.
–No digas nada, maléfica. —Carcajeamos y ella me ofrece un vaso.
Miramos al nuestro alrededor y puedo ver los geniales que están los disfraces de todos. Rebe me tira del brazo y nos lleva hasta Cayetana, Polo y Lu.
–A ver, chavales, el alcohol, los hielos y la comida, por aquí. Los abrigos, los condones y el vicio, por allí.
–Que mona. —Se burla Cayetana.
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𝐓𝐎𝐆𝐄𝐓𝐇𝐄𝐑; ᴇ́ʟɪᴛᴇ ɪɪ
FanfictionÉLITE II | «Las mentiras nos unen, pero también nos destruyen» Sabes que eres tu propio asesino no necesitas ayuda con eso Es tu espalda la que has estado apuñalando ¿Cuándo vas a entende...