ÉLITE II | «Las mentiras nos unen, pero también nos
destruyen»
Sabes que eres tu propio asesino
no necesitas ayuda con eso
Es tu espalda la que has estado apuñalando
¿Cuándo vas a entende...
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Aliso mi vestido antes de agradecer al chico detrás de la barra por mi vaso. Me volteo y veo a Guzmán conversando con Polo, mis cejas se alzan cuando veo como se quiebra el vaso del rubio y se aleja. Polo de acerca a Carla y pongo más atención cuando los veo incómodos hablando por lo bajo. Pero un Ander ebrio me distrae.
–¿Estás bien? —Ander ríe mientras se mueve el ritmo de la música.
–Claro, vente. —Toma mi mano y me arrastra hasta la pista de baile.
Comienza a moverse y yo trato de seguirle el ritmo, pero va muy borracho. Ander sigue riendo y bailando. Pero cuando se le acaba la cop, frunce el ceño y camina a la barra nuevamente. Niego con la cabeza y camino hasta Carla que está mirando a Ander beber.
–¿Sabes qué tiene? —Ella me mira y puedo ver algo de miedo en sus ojos.
Mi vista vuelve rápidamente a la pista de baile cuando escucho un golpe. Ander ha caído al suelo y me apresuro a llegar a su lado. Omar toma la cabeza del ruloso en sus manos y grita para que este despierte. Con las manos temblorosas marco el número de emergencias, pido la ambulancia, pero no me toman enserio, dicen que solo ha sido un chico borracho que ha perdido el conocimiento por el alcohol. Con Omar, como podemos y con ayuda de más personas alrededor, lo sacamos del boliche para llevarlo casa. Omar me agradece cuando logramos dejarle sobre la cama.
–Es mi mejor amigo, es lo mínimo que puedo hacer. —Le doy un pequeño abrazo a Omar— Cuando despierte, dile que no vuelva a preocuparme así.
–Vale. —Susurra Omar.
–Chao.
* * *
Antonia me arrastra por los pasillos de Las Encinas, dice que Santiago no ha dormido en casa o algo por el estilo. No puedo lograr escuchar todo lo que dice, pues habla muy rápido y el ruido externo tampoco ayuda mucho. Mis ojos viajan hasta Carla que camina apresurada y Polo que la detiene agarrándola del brazo. Frunzo el ceño cuando veo la escena, Antonia de detiene y mira lo mismo que yo.
–¿Están peleando?
–No lo sé. —Digo por lo bajo mirándolos.
Carla se deshace del agarre de Polo y sigue su camino apresurada, ignorando totalmente los llamados de Polo. Pero antes de que pueda seguirla, la inspectora sale de un aula con Guzmán y policías. Mi respiración se vuelve irregular y siento los nervios invadirme.
–No te importará acompañarnos a la finca de tus abuelos mientras la registramos, ¿no? Así si encontramos algo, te tenemos cerca.
–Por supuesto que no, Inspectora. —Guzmán responde— Lo único que me gustaría llamar a mis padres primero.
–Ya lo hemos hecho nosotros, tranquilo. —La inspectora le pide el teléfono a Guzmán.
