—¿Mamá, porque aveces me duele aquí? —soltó de repente y señaló su entrepierna.
Ella solo miro a su hijo algo sorprendida, Nunca le había pasado por la cabeza que su hijo le preguntaría algo así, pensó que faltaba alguno que otro año.
Erick era la cosa mas inocente en todo el planeta.
Al cabo de pocos segundos suspiro.
—Sabia que algún día me lo preguntarías —balbució.
Erick no entendía porque lo que decía.
—¿Cada cuando te pasa? —pregunto.
—Aveces cuando Joel me besa —respondió un poco nervioso.
Su madre volvió a suspirar, su bebé estaba empezando a ser adulto.
—Eso pasa porque lo quieres mucho y como lo quieres mucho tu cuerpo hace eso.
Tal vez esa respuesta no estaba demasiado alejada de la realidad, pero en esa respuesta no había nada que le pudiera quitar la inocencia a su hijo.
Mientras Erick había quedado satisfecho con la respuesta que su madre le había dicho.
—Si lo quiero mucho —sonrió sonrojado.
Su madre pudo notar en sus ojos que era cierto, Ella podía notar la ilusión que el tenia en su ojos.
—Eres un bebé, mi bebé lindo.
—¡Y tu eres la mejor mamí! —chilló.
—Quiero conocer al chico que hace que lo ojos de mi hijo brillen —admitió.
Erick hizo una sonrisa demasiado grande.
—¡Si quieres lo traigo el viernes!, ¡sera genial mis papas conocerán al amor de mi vida! —Chilló el ojiverde.
Su madre solo podía presencia lo feliz que era su hijo.
(...)
Al día siguiente, justamente en la hora del almuerzo se encontraba el ojiverde sentado en las mesas de la cafetería.
Erick no había encontrado a Joel, así que optó por desayunar con Chris y Zabdiel, aunque cabe aclarar que sentía un poco de sobra.
Siguió comiendo hasta que sintió una manos sobre su cintura.
—Hola bebé —le susurro en el oído una voz que reconoció que era la voz de Joel.
—¡Hola amor! —Chilló el menor abrazándolo rápidamente.
Siguieron abrazándose durante un largo tiempo.
—Sabes amor, nunca pensé que iba a ver a Joel tan meloso con alguien —le susurro Zabdiel a Christopher.
—¡Cállate idiota! —espeto el rizado.
—Si, si señora —Se burló el rubio.
—Me da mucha risa, mira como me río, ja ja —comento sarcásticamente.
—Amor, ahora que me acuerdo mi mami quiere que vallas a mi casa para conocerte —agregó el ojiverde de la nada.
—¿Quieres que valla a tu casa?
—Si.
—A conocer a tus padres.
—Si.
El rizado casi se desmaya va a conocer a sus suegros, Por alguna razón desconocida eso le da miedo.