Joel estaba más nervioso que nunca, el aun no tenia ni siquiera tenia idea de que se iba a poner a ver a sus "suegros".
El rizado conocía la forma de ser de Erick, y a simple vista podía notar que sus padres deben de ser muy sobre protectores.
Tenia miedo, por que si estaba en lo cierto, si los padres de Erick eran demasiado sobre protectores, podían odiarlo, y quizá solo quizá hasta matarlo por ser novio de su hijo, Entre todo su clóset eligió algo que no fuera demasiado casual, pero tampoco demasiado formal, lo perfecto para aquella ocasión.
Salió de su casa cuando creyó que estaba bien vestido y camino directo hacia la casa de Erick.
Lo cual le fue muy complicado, pues las piernas del rizado parecían gelatina de los nervios que el tenía. Cuando con sus ojos diviso con los ojos la casa de Erick casi se desmaya.
Aun no sabe como logro llegar hasta la puerta de aquella casa, tocó el timbre y en ese mismo instante la puerta fu abierta.
—¡Joey! —chilló el ojiverde al mismo tiempo en que lo abrazo.
—Hola bebé —correspondió el abrazo del menor para luego darle un pequeño beso en la frente.
— Ven vamos, llegaste justo a tiempo, la cena ya esta hecha.
El menor tomo la mano del rizado y lo llevo a hasta el comedor de su casa.
Cuando estaban ya por el marco de la puerta del comedor, el rizado pudo notar a dos personas que estaba sentadas en la mesa junto con comida que se veía extremadamente deliciosa; una de esas personas era la que el supuso era la mamá de Erick pues se parecía demasiado a el, y el papa de de Erick que al igual que la mamá tenia un cierto parecido al menor.
—Buenas noches —el rizado saludo.
—Buenas noches, pasa, pasa, siéntete como en tu casa —hablo amablemente la mujer.
—Gracias.
El rizado se sentó en la mesa en un asiento en el que estaba a lado de Erick.
La comida ya estaba servida, por lo que decidió tomar un bocado.
Sintió rápidamente como toda su boca se llenaba de un hermoso sabor, Era como si estuviera en el cielo, nunca había probado tan deliciosa comida.
Joel en sus pensamientos solo podía seguir avalando la comida.
Era tan malditamente deliciosa, Y su expresión lo decía todo.
—Que bueno que te gusto la comida —declaro la mama de Erick pues ella había notado la expresión del rizado.
—Me encanto —confeso el rizado.
—Pues que bien que te gusto, porque mi pequeña princesa lo hizo, ¿verdad pequeño? —menciono el padre Erick.
Inmediatamente el ojiverde se sonrojo y asintió
—Mi amor ven a acompañarme a traer el postre —la mujer le pidió a su hijo.
Joel mentiría si dijera que no tiene miedo de quedarse a solas con el padre de Erick, pues en realidad esta temblado de todo el miedo que tiene.
—Joel, así te llamas ¿no?
—si, señor.
—Puedes venir conmigo, quiero platicar de algo contigo en lo que ellos acaban con el postre —se levanto de su silla y se dirigió hacia el patio, al cual Joel lo siguió.
—Ten —Me dio varios... ¿condones?
el rizado estaba demasiado confundido.
—¿Disculpe porque me los da?
—Muchacho tu solo acéptalos, se que mi hijo es demasiado inocente, pero algún día lo necesitaras.
—No esta enojado de que tenga algún día eso con su hijo.
—Pues no, antes tenia mis dudas de si podia confiar a mi pequeño bebé contigo pero ya que te conoci no pareces un mal muchacho, ahora solo espero que tenga hijos porque yo la verdad quiero algunos nietos, y además no quiero ser el típico padre que amenaza al novio de su hijo con romperle las bolas si intenta tocar a su hijo —bromeo riendo el hombre.
Joel le siguio la corriente y rió también.
—Bueno siempre y cuando no lastimes a mi hijo todo estará demasiado bien entre nosotros.
Tal vez los suegros no eran tan malos como los pintan en las telenovelas, pensó el rizado.