Un lunes por la mañana caminaba alegremente un rubio el cual son tenia un ramo de rosas a sus espaldas.
Siguió caminando por los pasillos hasta que encontró a un pequeño castaño el cual se veía alegremente hablando con ojiverde.
El rubio se acerco hacia ellos con una gran sonrisa en el rostro.
—Bueno días, bonito—hablo el rubio cuando ya estaba cerca de ellos.
—Hola Zabdiel —saludo el castaño al chico.
Los dos se quedaron mirando tontamente, hasta que unos de los dos recordó algo.
—Son para ti —el rubio saco de sus espaldas el ramo de rosas.
La mejillas del castaño se tornaron de un color rojizo. —Gracias.
Y nuevamente los dos se quedaron mirando como tontos.
El ojiverde que aun seguía ahí se sintió un poco incomodo, o mejor dicho estaba de mal tercio en aquel lugar, así que se retiro sin que se dieran cuenta, aunque obviamente no lo iban a notar ya que ellos estaban demasiado ocupado en otras cosas.
Caminaba vagamente la escuela, no estaba interesado en nada a su alrededor, estaba totalmente aburrido.
Siguió caminando hasta que un chica topo con el haciendo que su bebida cayera sobre el.
—Discúlpame yo no quería derramarlo sobre ti —hablo la chica algo angustiada, ya que había llenado la camiseta del ojiverde con la bebida que ella traía.
—No te preocupes yo ahorita la limpiare —hablo con una sonrisa humilde para que la chica ya no se preocupara mas.
El ojiverde se dirigió hacia el baño en busca de que se pudiera limpiar un poco.
Cuando llego al baño busco un lavadero para poder usar agua y así limpiarse, abrió el grifo y uso el agua para limpiar la mancha, la cual poco a poco se estaba disolviendo.
—Mira que tenemos aquí —habló un chico haciendo que Erick buscara a la persona a la cual le pertenecía aquella voz —Pero, si es una pequeña perra en falda.
Erick no quería meterse en problemas, su mamá le había dicho que no hiciera caso a los que buscarán hacerle mal.
El chico se acerco demasiado al ojiverde haciendo que quedaran frente a frente, el chico lo lo tomo de la mejilla y le dijo:
—Que tal si nos divertimos un rato puta. —no le gustaba el tono con el que el chico hablaba le daba algo de temor.
El chico empezó tocar debajo de la falda de Erick al cual este obviamente le disgustaba por completo.
—Suéltame... suéltame por favor —entre lloriqueos el ojiverde le decía al chico, el cual no le hacia caso rotundamente.
—¡Que no escuchaste te dijo que los sueltes! —escuche un grito de otra persona al cual busque con la mirada y se dio cuenta que era el chico con el que siempre se topaba.
—Y tu quien eres para mandarme.
—Bueno, no creo que el director de la escuela le guste que aquí haiga una violación hacia un estudiante ¿o si?
El chico miro al rizado y bufo molesto, camino hacia la salida pero, cuando paso por una lado hizo que sus hombros toparan fuertemente.
—¿Estas bien? — le pregunto al ojiverde
—Si, gracias no se que hubiera pasado si no hubieras llegado —dijo Erick con un sonrojo.
—Bueno adios —después de haber dicho eso el chico se retiro.
Erick estaba inmóvil.
Ese chico para el se veia genial, de acido bien.
Talvez el amor se acercaba a la vida de ellos.