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Lunes por la mañana, Erick se encontraba haciéndole el desayuno, pues ya que su madre había salido fuera y su padre era un terrible cocinero.

—¡Papá ya está el desayuno!

Pasaron algunos pocos minutos cuando escucho que su padre bajaba por las escaleras.

—Que bueno que tu estas aquí, porque si yo hubiera tenido que hacer el desayuno, hubiera quemado de nuevo la cocina.

Erick solo se rio, y le sirvió el desayuno a su padre, para luego servirse al él y sentarse.

Ellos disfrutaron la comida, aunque la comieron algo rápido pues se le hacía tarde, El padre de Erick tuvo que llevarlo en su auto pues ya era demaciado tarde.


Cuando Erick estaba apuntó de bajarse, su padre lo tomó de la mano y le dio unos... condones. Talvez al papa de Erick le encantaba dar condones.

—¿Qué es esto? —preguntó Erick confundido.

—Preguntale a Joel cuando estén solos, el té dirá cuando usarlo, trata de no mostrarlo a otros.

Erick estaba demasiado confundido, Ya rendido se fue directamente hacia su aula.


(...)

Era la hora de almuerzo, y Joel no había visto a Erick en todo el día.

Era raro, pues Erick siempre lo buscaba.

Así que como no habia rastro del ojiverde, lo busco.

Pasaron varios minuto en tratar de encontrarlo cuando finalmente lo encontró en la cafetería. Estaba conversando animadamente con el novio de Zabdiel. Se dirigió a él, tomo su cintura sentó junto a él, mientras le daba un pequeño beso en el cuello.


—Hola bebé —el rizado le susurro al oído.

—¡Joey! —chillo nervioso ante la acción del mayor— no hagas eso.

—¿Y si quiero seguir haciendo? —le susurro de nuevo al oído.

—Bueno, me retiro aquí solo hago mal tercio —hablo Chris de la nada para luego irse.

—Vez lo que lo que provocas —réplico Erick.

—Sabes lo que tú me provocas —comentó Joel de la nada.

—¿Que te provocó? —respondió con una cierta inocencia que hizo que Joel recordará en que no debía decirle ese tipo de cosas.

—Me provocas querer darte muchos abrazos —mintió un poco aunque no era una mentira completa.

—Mientes —el ojiverde hizo un puchero.

—Es la verdad —trato de convencerlo.

—Siempre cuando mientes mueves mucho tus piernas.

A Joel no le quedó más remedio le diría la verdad.

—Quieres que te diga lo que me provocas —el ojiverde asintio— acompañame.

Tomó la mano del menor y lo llevó rapidante hasta una aula que no era usada.

—Esto me provocas.

Lo tomó de la cintura, y lo beso, no era un beso cualquiera, si no uno que estaba cargado con mucha pasión.

Ellos nunca se habían besado así, habían tenido besos algo subido de tono pero, nunca a ese nivel.

Siempre habían sido besos demasiado inocentes, era un beso demaciado posesivo, quería probar cada parte de la boca del menor.

El rizado hizo que el ojiverde se sentará sobre un pupitre, para intensificar aún más el beso.

Mientras Erick por reflejo rodeo con sus manos el cuello del rizado además de que difícilmente le seguía el paso a aquel beso, no le molestaba para nada, el se sentía tan bien.

Las manos de rizado ya no estaban en su cintura si no en el trasero de Erick, el menor sabía que están allí, pero algo en el no quería detener a Joel.


No le importaba lo que su madre le dijo que eso solo lo podía hacer dentro del matrimonio, no le importaba nada en este momento.


Cuando la falta de aire se hizo presente entre los dos, se detuvieron lentamente, con un  gran deseo en su ojos, el mayor agitado lentamente se sentó alado del menor.


—Provocas que quiera besarte como si no hubiera mañana.

Princesa || Joerick || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora