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Jeongin ya se encontraba donde había quedado con J.One. La cafetería ya había cerrado y su compañero no tardaba en llegar, estaba ansioso por su llegada y no apartaba la vista de la puerta de metal.

No pasaron más de tres minutos cuando el sonido del elevador resonó haciendo que los sollozos de las personas ahí se cambiaran por gritos de miedo. I.N realmente le encantaba el terror que le tenían a J.One. 

Las puertas rechinaron al abrirse dejando ver al joven con su máscara blanca entrando por esta. Cargaba una mochila negra y Jeongin estaba casi seguro de que sonreía bajo la máscara que tenía puesta.

J.One recorrió la sala hasta sentarse frente a I.N en una silla de metal mirándolo fijamente esperando a que el menor hablara.

- J.One yo... tengo muchas dudas... ¿Cómo es que supo mi nombre?- Empezó hablando jugando nervioso con sus manos.

- Quítate la máscara.- Ordenó Jisung inexpresivo.

- ¿Q-Qué?- Al ver que no lo haría, Jisung retiró la suya con un semblante muy serio.

- Esta gente.- Dijo refiriéndose a todos los presentes. -No volverá a ver la luz del día... tú y yo ya nos conocimos, no tenemos nada que ocultar.

Jeongin no dijo nada mientras retiraba igualmente su máscara. Le incomodaba un poco el silencio de J.One aunque siempre había sido así con él.

- ¿Este es tu celular?- Han sacó de su bolsillo el móvil del menor que sonrió relajado al ver que no lo había perdido. El mayor lo deslizó por la mesa hasta que las manos de Jeongin lo detuvieron. - Tu primo, Felix, yo lo conozco, digo es "mi mejor amigo." - Hizo comillas con sus dedos y se detuvo unos segundos.

En ese tiempo Jeongin checó todas las llamadas perdidas y mensajes de preocupación de amigos y familiares, en especial del pecoso anteriormente mencionado.

- Tienes muchas llamadas perdidas de él. No lo preocupes más y llámale.- Ordenó.

Jeongin no dudó, buscó el contacto de su primo. Sabía que si no hacía caso terminaría con el cuello desgarrado aunque entre ellos hubiera confianza. Con algo que nadie debía jugar nunca era la paciencia del mayor.

- ¡Si alguien habla mientras está la llamada los mataré a todos, un solo sonido, grito o sollozo, será su fin!- Gritó Jisung por encima de todos los prisioneros. Causó que la sala se mantuviera en completo silencio con miradas nerviosas y mucha tensión en el aire.

- Pero esto no responde cómo supo mi nombre.- Agregó entre todo el silencio.

- Ya verás.- Se acomodó nuevamente en la silla esperando a que los tonos de la llamada terminaran.

- ¿Jeongin? ¿Eres tú?- La voz del pecoso se escuchó del otro lado de la línea. Jisung hizo un movimiento con la cabeza para que contestara.

- Hola primo... perdí mi celular y...- Se mantuvo callado sin saber qué decir.

- Lo dejó en mi casa el otro día y se lo acaba de entregar.- Ayudó Jisung acercándose para hablar.

- Hola, Hannie.- Saludó.

- ¿Por qué tengo tantas llamadas perdidas de ti? ¿Todo está bien?- Preguntó el menor recordando.

- Oh... bueno, creo que ya todos saben lo de J.One y quiero ayudar. ¿Crees que puedas venir a mi casa para ayudarme en algo? Eres el único que conozco que puede hacerlo.

- Sí... eh...- Miró a Jisung nervioso - Cuando pueda pasaré por tu casa. Mmm... ¿Podría venir Jisung...? Digo sé que son mejores amigos...

-¡Claro estaría muy bien! Nos vemos luego, me tengo que ir.- Se despidió y colgó la llamada.

Jeongin soltó aire de sus pulmones y recibió una palmada en su hombro.

- Bien arreglado.- Felicitó Jisung con una sonrisa sincera. - Si él pregunta sobre cómo nos conocimos déjame contestar a mí.

- ¿Felix te dijo mi nombre no es así?-Han asintió con una sonrisa a medias.

- Supe que algún día irías a la cafetería porque siempre hablas de ir ahí.- Agregó fastidiado.

Aunque Jeongin no lo sabía, el más cachetón siempre ponía atención a lo que hacía y decía sin perderse de ningún detalle. Lo hacía por si algún día notaba algún comportamiento extraño y diferente. Y le funcionaba para saber más del menor.

- Regresa a tu casa, mañana ven otra vez desde temprano, las jaulas están llenas.- Habló Jisung recogiendo algunas hojas de la mesa del centro.

"Las jaulas están llenas," rara vez Jisung decía eso. Solo dependía de su ánimo. Realmente no era que las prisiones estuvieran rebosantes en gente, simplemente quería matar hasta que se cansara.

Sonrió ante la idea y se levantó de su asiento. Dejó su máscara donde siempre, seguido por J.One.

Apenas empieza la tortura.

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Hellevator || Stray Kids Donde viven las historias. Descúbrelo ahora