Pergamino 2

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Pov. Martha

Árbol: 9
Martha: 0

Oficialmente llevo dos meses en la Academia y no puedo hacer absolutamente nada, al principio pensé que era normal ya que apenas tengo 5 años biológicamente, pero con el paso del tiempo fui observando que mis compañeros ya podían hacer pequeñas cosas e incluso ejecutar ninjutsus perfectamente, lo que me preocupa aún más el que no pueda hacer nada, hasta hace poco ni siquiera podía sentir mi chakra.

Ví el árbol que tenía en frente con las marcas que le he hecho hasta ahora y ninguna pasa más allá de la mitad, es un árbol pequeño y con este ya son tres días que vengo a practicar y nada ha funcionado, me preparo para intentar escalarlo y tomo impulso, estoy a un cuarto de la altura total cuando caigo al suelo y sin duda es la caída que más me ha dolido.

— Ni quién te quiera escalar árbol pretencioso— le doy una patada al tronco y me planteo seriamente en cortar ese maldito árbol.

— Las mejores habilidades de un Shinobi se consiguen con perseverancia y esfuerzo.

Volteo aún sabiendo quién es el que me habla, cuando Haruka murió en el ataque del Kyūbi no esperaba que Hiruzen se mantuviera al tanto de la vida de Hotaru y en la mía propia, sé que él pertenecía al Clan Senju pero no descendía directamente de los dos primeros Hokages así que realmente no tenía algo relacionado con el Sandaime.

— Sería más sencillo si supiera que debo mejorar, lo he intentado con todo y he leído mucho pero el resultado siempre es el mismo.

Lo más difícil de tener al Sarutobi encima es su ojo de halcón, no se le puede engañar fácilmente y casi de inmediato identificó que yo no era normal, siempre estoy sola porque no encajo con los niños de la Academia y no es raro, una mujer de 34 años pretendiendo tener 5, antes no era tan notorio porque no convivía con muchos niños "de mi edad" pero ahora que ya estoy en un grupo destaco y no por buenas razones, si hoy está aquí es por algo creo que de verdad me quiere ayudar pero en parte quiere averiguar qué es lo que oculto.

—En fin...es mejor que me vaya a mí casa, mamá me está esperando— realizó una pequeña reverencia y empiezo a caminar.

— Espera Misaki—ya decía yo que no me iba a dejar ir tan fácil.

—¿Si?— intento poner mi mejor cara de inocencia y cuando Hiruzen me ve sé que he fallado.

— Necesito hablar seriamente contigo, por tu madre no te preocupes he mandado un aviso informándole que estás conmigo— sabía que no era casualidad ésta visita— Te he visto durante tu tiempo en la Academia y he observado varias actitudes que tienes no sólo con tus compañeros si no también con tus profesores, no confías en nadie ni en tu propia madre y siempre andas vagando por la aldea con ese ojo analítico que tienes, dime Misaki ¿Qué es lo que tanto buscas?.

A Nati, maldición lo único que quiero es encontrar a Natalia mi amiga y dejar de sentir está soledad que me está consumiendo con el paso de los días.

— Alguien que me entienda, todos los demás piensan que soy rara aunque no me lo digan a la cara y en la aldea puedo caminar sin que las personas me juzguen por el apellido que llevo.

Empiezo a sollozar con la cabeza baja, de reojo veo que Hiruzen está un poco desubicado obviamente no se lo ha creído del todo pero ya no está tan seguro de que oculte otra cosa y eso se debe a que lo que he dicho tiene parte de verdad.

—¿Por eso vienes aquí a escondidas? Sólo para entrenar...

Tal vez piense que tengo todas las características de una psicópata y planeó un ataque contra la aldea.

— Al menos aquí no se burlan cada vez que fallo— una pizca de pena y ya casi termina el interrogatorio— Me siento inferior y cada vez que alguien me recuerda lo bajo que ha caído el apellido Senju por mi culpa me genera inseguridad.

Sigo diciendo la verdad, aunque me valga lo que digan los demás este hecho es algo sencillo de comprobar si es que no lo hizo ya.

— Veo que estás muy interesada en tu entrenamiento como ninja, como muestra de la amistad que tuve con tu padre yo mismo te entrenaré— ¿Qué? Esto no me lo esperaba.

— ¿De verdad? ¡Sí!¡Me encantaría!.

Estoy emocionada ¡Seré discípula del Tercer Hokage! pero no puedo evitar sentirme un poco manipulada, cómo mi maestro será más fácil controlar lo que aprendo y observarme de cerca, me dará seguimiento y de paso averigua qué es lo que oculto, ya sabía que el cuento de la niña insegura no lo convencería.

—Muy bien, a partir de hoy tu entrenamiento será en este lugar después de tus clases regulares, no hace falta decir que exijo el mayor compromiso posible, ahora para comenzar quiero que vuelvas a intentar escalar ese árbol.

Manipulación o no, necesito entrenar para ayudar en un futuro tal vez no muy lejano, concentró mi chakra e intento subir cayendo estrepitosamente sin llegar a mí última marca, incluso Hiruzen tiene una cara de dolor.

—Tenemos mucho por hacer...

Caminando entre mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora