Pergamino secreto de Kirigakure

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Narrador omnisciente

Juri observaba a la chica castaña mientras varios colegas intentaban obtener información del enemigo.
La tortura apenas había empezado para esa chica y sus gritos pronto llenaron la sala dónde se encontraban. Era joven, no tanto como su hijo pero si lo suficiente para que ella sintiera pena por su destino.

— Juri hemos recibido una nueva orden— le entregaron un pergamino sellado, al abrirlo y leer la misión el color abandonó su rostro.

— ¿Están seguros de ésto?.

— Son órdenes, si sale correctamente podríamos ganar la guerra— por otra puerta entra un muchacho escuálido proveniente de otra Aldea— él es solamente un contenedor provisional pero debemos pasar al Sanbi a esa chica.

Juri volvió a mirar a la niña atada y por mucho que la compadeciera un rencor pasado se adueño de su corazón en aquel momento. El procedimiento se llevo a cabo en secreto y Juri logró sellar exitosamente a la criatura en la niña.

Ella sintió que alguien iba a su rescate y ordenó a sus subordinados que no pusieran resistencia al recién llegado.

Un chico con el cabello de plata entró en el recinto para llevarse a su compañera y Juri sólo podía seguirlos con la mirada. Si todo resultaba de acuerdo al plan ese día Konohagakure sucumbiría a la ira de una bestia con cola y al fin obtendría la satisfacción de acabar con la Aldea que asesinó a su hermana y condenó a su pequeño sobrino a vagar por ese horrible país lluvioso, ella sabía que ese lugar era el campo de guerra entre las naciones pero cuando fue por ellos ya era demasiado tarde para su hermana y cuñado, su frustración aumento al ver que los ninjas responsables estaban muertos, nunca pudo encontrar a su sobrino por más que seguía buscando.

"Sí, hice lo correcto...por ti Fusō" se retiró del área y regreso a la base militar que improvisadamente habían formado. Yagura felicitó su buen desempeñó y siguieron planeando diferentes estrategias de ataque.

                                 ❄️

A Tsukumo nunca le gustó participar en guerras, Juri sabía lo mucho que le desagradaba hablar del tema y por ello nunca lo tocaba, sin embargo esa noche no pudo dormir recordando el rostro de esa chica.

Gritó en sueños despertando a su marido, entre balbuceos ella admitió la culpa casi instantánea por sus actos y él no pudo hacer más que consolarla. Ambos decidieron dejar atrás todo y enfocarse en su familia, Tadase crecía muy rápido y cada día que pasaba era más evidente su parecido con su madre, un muchacho con un encanto natural y que soñaba en cumplir muchas cosas, parecía que todo el desastre de su alrededor no tocaba su alma pura, Anju su abuela lo adoraba con locura, después de todo era el único nieto que tenía para apapachar.

El tiempo pasó y la guerra poco a poco llegaba a su fin, en Marzo la familia Uzumaki era cada vez más afortunada, Tadase era aclamado por todos y su poder despertaba la admiración de sus allegados, Tsukumo que no participó en la guerra se había dedicado a la búsqueda de su sobrino político y al fin después de tantos años tenía información alentadora de su paradero, Juri que no podía ser de otra forma sintió la presencia de alguien más con ella, al final del mes supo que estaba embarazada.

Sí de verdad eran muy afortunados, hasta que el Mizukage cambió.
Todos lo habían notado, Juri que en aquel entonces estaba entre su consejo y su persona de confianza, lo notó de inmediato. Daba miedo parecía juzgar a todos, un día se encerró en su oficina con todos los informes entregados durante la guerra y no salió de ahí hasta varios días después.

Tsukumo identificó al instante la intervención de un tercero, Anju que aunque ya anciana fue en su momento una aclamada kunoichi, conservaba su don para percibir las emociones negativas de los demás y fue la primera en advertir las malas intenciones del Mizukage hacia todos ellos.

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