Pergamino 5

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Pov. Natalia

Estoy sentada afuera de la casa, mamá perdió al bebé que esperaba, ni ella lo había sentido sólo yo y creo que eso ayudó a sentirme peor.

Cómo médico uno mismo se jura salvar cuántas vidas puedas y yo acabo de quitar cinco, hace unos días de ese hecho y todavía no me recupero, sé que si no lo hubiera hecho seguramente no estaría viva pero es difícil procesarlo.

—Sabía que seguías aquí Kikyo.

Mi padre de acerca sin que me dé cuenta, al fin me confesó que lo hacía a propósito y me está ayudando a ocultar mi propia presencia, casi a la par de la pérdida de ese niño me quitaron la venda de los ojos, veo igual que antes y los tengo igual, del mismo azul pálido que he visto toda mi vida, ¿La sorpresa? Mi papá ya no tiene los suyos, al parecer padecía de una enfermedad que me quitaría la vista en un corto periodo de tiempo.

— Estaba pensando—solté un suspiro y voltee a ver la venda que siempre debía llevar papá.

—En suspiros se va la vida, no es fácil quitar una vida hija, para nadie lo es, pero todo ese arrepentimiento o dolor que sientas ofrécelo para la paz de sus almas, aprende a vivir en este mundo, tú misma comprobaste el poder que libera el miedo y la responsabilidad que se genera al final, si eres fuerte protege a los demás y si tienes algo que aprender no dejes pasar la oportunidad de hacerlo— levanté mi rostro y ví una sonrisa en el suyo—Yo también he hecho cosas de las que no estoy muy orgulloso pero las he pagado salvando el doble de vidas de las que quité, solamente no te dejes llevar por tus sentimientos, con el tiempo pasarán.

Pasó un buen tiempo acariciando mi pelo, sabía que esa acción me reconfortaba y lo hacía cuando yo me sentía triste.

—¿Algún día lo dejarás crecer?.

Mi pelo me llega arriba de los hombros, nunca en esta vida o en la pasada lo he llevado largo, ahora menos por el color que tiene, un carmesí tan llamativo que incluso corto es inevitable de ver.

— Me gusta así como está.

Él ríe, siempre ha intentado que lo deje crecer pero nunca le daré ese gusto, entre nosotros se instala un cómodo silencio, después de todo lo que sucedió él admitió tener vínculos con el Clan Kaguya que fue el que nos atacó hace días y además se sorprendió al saber que yo había heredado su habilidad con los huesos.

—Creo que hay un par de cosas que debemos entrenar—ay no, reconozco esa voz, me lo pondrá más difícil—Tal vez ya tengas sanados los ojos pero me gustaría que aprendieras a utilizar tus otras habilidades, la venda seguirá siendo nuestro principal requisito para el entrenamiento.

Se paró y fue por Harusame, cuando mi papá dice ya es "deberías estar lista antes de que acabará la oración".

                          🌊

Esquivo al quinto clon que ha hecho mi padre para lograr dañar al original, llevamos días con éste entrenamiento, es un 24/7, mi mamá está en una misión y es que a pesar de su condición el Mizukage insistió en que su presencia era fundamental para la captura del ahora prófugo Zabuza Momochi, esto ocasionó una discusión entre ellos pero al final mi mamá accedió con la condición de tener a alguien pendiente de ella y de poder retirarse al más mínimo ataque del enemigo.

Mi papá y yo estábamos por demás preocupados, el entrenamiento mantenía nuestras mentes distraídas.Yo voy mejorando mi parte sensorial, ya puedo distinguir a la persona entre sus clones, mi patada logra impactar contra el costado de papá haciendo desaparecer los clones, de inmediato se recupera y me lanza un jutsu de estilo de agua, lo detengo cuando casi está a punto de alcanzarme y por un segundo puedo controlar su propia técnica para devolverla pero se deshace a medio camino, él para todo y sé que lo sorprendi.

Caminando entre mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora