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▪︎ Chloe James ▪︎

Mi estómago era un gran revoltijo en estos momentos mientras caminaba de un lado a otro por mi habitación, mirando mis pies, pensando en como todo de un momento a otro pudo llegar a estar así, esperaba con ansias a mi atractivo y ardiente vecino, en mi puta habitación. Algo que siempre había querido, pero pasó tan de golpe que todavía no pude pararme ni dos segundos a procesarlo bien.

Okey Chloe, concéntrate.

Siendo sincera prefería el tiempo pasado, donde Eros no sabia nada de mi y yo lo seguía desde las sombras. Él había sido desde el momento uno muy pervertido y se había acercado mucho a mi. No soy una mojigata, pero tampoco soy de esas chicas que sueñan con tener sexo con su crush, aunque no voy a negar que me gustó su cercanía. Pero no lo sé, quizás es el miedo de ser una más. Aveces la idea tonta de que podía llegar a conquistar y cambiar a Eros se cruzaba por mi cabeza, pero era imposible. Eso solo ocurría en los cuentos y novelas.

— Ya no sé que más hacer con él — Sollozó —, Eros es un total caso perdido y sé que aunque lo mandase a la China él no cambiaría. Aveces espero un milagro ¿sabes? De que encuentre a alguien y lo haga cambiar, pero todo eso se esfuma cuando cada semana lo veo con por lo menos tres chicas diferentes. Aveces desearía que fuera como sus hermanos, pero es imposible, ¿qué he hecho mal?

Las palabras de las señora Anderson era una más confusa que la otra ¿que ocurría con este chico? ¿Debería de entrometerme? ¿Debería descubrirlo? Mi mente gritaba que no, que no me entrometiera, que no tenía nada que ver conmigo pero mi curiosidad pedía a gritos que si, que lo hiciera. Cada persona tiene un Ángel y un demonio, como en los dibujos animados, los cuales están colocados en nuestros hombros. Yo creía en eso y en este momento mi pequeño diablito me hablaba al oído "hazlo Chloe, sin importar cualquier peligro a lo que puedas estar sometida" y mi Ángel me decía "no le hagas caso a la tentación, Chloe. Deja todo como está y sigue con tu vida libre de problemas"

Y por eso le haría caso a mi diablito, una vez más.

Estaba completamente decidida a seguirlo como siempre lo he hecho y ver que era lo que estaba detrás de todo esto. Eros venía de una familia adinerada, todo lo que él quisiera lo conseguía y no hablo solo de chicas, hablo de absolutamente todo lo que se le antojara. Aunque no estaba cien por cien segura de algo ¿Eros alguna vez conoció a el amor? ¿El cariño? ¿Alguna vez había sido amado? Sabemos que el primer amor que se debe experimentar es el de nuestros padres, el que ellos nos brindan.

¿Y si Eros no lo habría tenido? Podría ser demasiado posible porque no encuentro alguna otra explicación coherente que me demuestre el por qué Eros era un chico así, tan mujeriego, buscando un poco de amor con cualquier chica. Enfiestado, no le importaban sus notas, prácticamente no le importaba su futuro. Pasaba de chica en chica y quien sabe que otras cosas. Hasta había llegado a drogarse y lo pude ver con mis propios ojos.

Una madrugada yo estaba en mi ventana, esperando por verlo, no aparecía desde el día anterior y ya estaba angustiada. Los minutos y las horas pasaron, hasta que cuando me iba a rendir e iba a salir de esa ventana suponiendo que sería otra noche en la que él no iba a llegar, vi como un auto negro aparcaba en su puerta, unos chicos lo dejaron ahí tirado. Vi que nadie salía de su casa y quise ir yo, hasta que Apolo entró en acción, tomándolo en sus brazos. Eros parecía perdido, fuera de este mundo y cualquiera con dos dedos de frente se daba cuenta de que estaba drogado. Muy drogado.

¿Por qué? Esa era la pregunta de la cual nadie tenía respuesta. Ni siquiera su propia madre.

Dos golpes en la ventana fueron suficientes para sacarme de mis pensamientos, me sobresalte un poco y me dirigí a la ventana luego de inhalar y exhalar para poder controlar mi respiración ¿Siempre se iba a descontrolar cuando se trataba de Eros?

AmaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora