▪︎ Eros Anderson ▪︎
— ¡Chloe! Abre la puerta, cariño.
Abrí los ojos de golpe en cuanto escuché a la madre de Chloe llamar a la puerta. Me había quedado dormido, que estúpido que soy, si llegaba a verme aquí le diría a mis padres y estaría en un gran problema. De seguro pensaría que me acosté con su hija.
— Chloe — Susurré mientras movía su brazo — Chloe, maldición — Gruñí, esta chica tiene el sueño pesado.
— ¿Qué diablos te suced...
— ¡Chloe! — Otros golpes en la puerta fueron suficientes para que la chica a mi lado se sentara rápidamente en la cama — ¡Llegarás tarde al instituto!
— ¡Ya bajo mamá! — Gritó nerviosa — ¡Me quedé dormida!
— ¡No demores!
Observo la escena divertido, con una sonrisa burlona en el rostro y ya más calmado. Me levanto perezosamente y al sentarme comienzo a estirar mis brazos, una vez que termino de desperezarme comienzo a vestirme muy tranquilo, Chloe me miraba impaciente mientras ella también se levantaba para abrirme la ventana, estaba demorando mucho y obviamente eso le molestaba.
Siendo totalmente sincero me gusta molestarla, es divertido ver como arruga la nariz e infla sus mejillas, para después expulsar todo el aire que estaba reteniendo.
Sus hermosos ojos chocolate brillaban de enfado, pero cuando me miraba a mi sus pupilas se dilataban y eso la delataba. Sabía que la pequeña ratoncita estaba enamorada de mi, sentí pena por un segundo de ella. Ay querida ratoncita, no soy como tú piensas, no quiero su amor, solo quiero estar entre sus piernas haciéndola mía.
— ¿Podrías apurarte? Mi madre no tardará en venir nuevamente.
— Buenos días para ti también Chloe — Dije sarcástico.
— ¿A qué estás jugando Anderson? — Se cruzó de brazos y me miro con mala cara.
— ¿A qué estoy jugando? — Asintió — A nada niñata, solo te pedí un favor — Me encogí de hombros.
— Un favor demasiado extraño, ¿por qué querrías esconderte en mi casa?
Mierda, había olvidado que Chloe era inteligente, no era ninguna tonta para no darse cuenta que algo extraño estaba ocurriendo. No le respondí y me dediqué a ponerme los zapatos, ignorandola por completo. No quería salir de mis casillas y gritarle cosas de las que luego me arrepentiría. Además ¿quién era ella para estarle dando explicaciones?
— Eros — La advertencia en su voz era notable.
— Chloe — Dije burlón — Mira, no tengo por qué darte explicaciones, ¿esta bien? Te agradezco que me hayas dejado quedarme aquí.
Suspiró — Tienes razón, lo siento — Mordió su labio y se sonrojó por la vergüenza. Joder, sus labios eran muy tentadores, quería besarlos — Y de nada.
Me acerqué hasta ella decidido, ¿la cagaría si la besara? Al demonio, quería hacerlo. Puse mis manos a cada lado de su rostro, ella quedó acorralada entre mis brazos, sus piernas comenzaron a temblar como ya era costumbre siempre que me acercaba y su ceño estaba levemente fruncido, obviamente no entendía nada de lo que estaba pasando, ¿por qué el chico que estaba fastidiandola querría besarla? Soy un idiota.
— ¿Qué haces? — Habló entrecortado y su labio inferior tembló.
— Quería recordarte que prometí algo y lo cumpliré — La tentación pudo más que yo y acerqué mis labios a su cuello, rozando su suave piel y sintiendo su olor.
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Amae
RomanceLos Anderson son todo lo que aspiramos al pensar en querer formar una familia; buena posición económica, hijos ejemplares y mucho dinero. Pero detrás de ese dinero, detrás de su gran perfección ¿qué son tan capaces de esconder? ¿Cuantos secretos de...