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▪︎ Eros Anderson ▪︎

— Y también podríamos ir a...

Y desconecte totalmente. Tenía demasiados problemas como para estar pensando en el estupido disfraz de Halloween del que me hablaba Caty, fiesta que se haría en donde ahora era mi casa y faltaba muchísimo. Si, me fui definitivamente de la casa de mis padres y ahora convivía felizmente con mi hermana y Mark nos visitaba con mucha frecuencia, de vez en cuando con su novia Reachell. Se veía tan feliz a su lado que llegaba hasta envidiarlo, la envidia buena por supuesto. Me encantaría tanto estar así de feliz, mi vida era una miseria.

Ayer tuve la grata noticia de que a mi hermana le cortaron todas las tarjetas, también le cerraron la cuenta bancaria y a mi me hicieron lo mismo, aunque no es problema porque jamás usaba ese dinero, pero ella si y para los estudios, además tenía ahorros para irse fuera del país a la Universidad. Ahora Atenea estaba buscando un trabajo de medio tiempo para después del Instituto, ya se presentó en tres cafeterías, dos cerca de aquí y en la del instituto para limpiar fuera de horario.

Estaba orgulloso de ella, por más de que le insistí en que volviera a casa para no arruinar su vida ella dijo que no me abandonaría y saldríamos de esta juntos. Atenea es una chica tan inocente y dulce que aveces no ve más allá del lado bueno de las cosas. Por otro lado estaba Mark y su gran insistencia de que hable con Chloe, ¿por qué hacerlo? Se veía bastante bien, no tan mal como me habían contado, estaba siempre sonriendo y de aquí para allá con sus amigos y no negaré que me pongo hecho una furia al verla con ese tal amigo de ella, el tal Liam. Ese idiota que babea detrás de mi hermana.

— ¿Qué te parece? — Caty estaba sonriendome, me vi obligado a hacerlo yo también, fingiendo estar enamorado.

— Excelente — Solo bastó eso para que se pegue a mi cuello como una sanguijuela y comenzara a besarme.

Realmente había escogido a Caty porque ya me han visto con ella y verdaderamente no quería hacerle falsas ilusiones a otra chica que no se merecía nada de esto, no digo que Caty se lo merezca, pero como está loca detrás de mi, solo bastó decirle que solo quería sexo para que se echara encima de mi. Lo malo de todo esto es que no se despega ni dos segundos.

A lo lejos puedo ver a mi mejor amigo caminando hacia donde estábamos, le hago una seña con los ojos, implorando porque me quitase a esta molestia de encima y él solo aguanta la sonrisa, puedo ver la diversión en sus ojos.

— ¡Hermano! — Llega a mi y me saluda con la mano — ¿Podríamos hablar un momento? — Mira a Caty y esta parece no captar la señal.

— Por supuesto — Me quito a Caty de encima —, luego nos vemos, tengo que hablar con Mark.

— Pero bebé...

— Caty ya vete — Hablé un poco brusco, ella solo asintió y se fue.

— Por dios hermano,¿como haces para soportarla? — Se ríe.

— Esta todo el puto tiempo encima de mi — Suspiro y me apoyo sobre una mano — Lo bueno de todo esto es que es nada más que un show — Me encojo de hombros.

— Ay, ay, ay — Golpea mi hombro — ¿Cuando será el día en el que vayas por tu princesita?

— ¿De nuevo con eso? — Ruedo los ojos — Ya te deje bien en claro...

— De que tú no quieres lastimarla y blah blah. Ya escuché ese cuento muchas veces.

— Entonces ya deja de molestar con eso, tú me conoces y sabes que no puedo querer — Me levanto del banco y comienzo a caminar con Mark detrás pisando mis talones.

— Si que sabes querer, solo que no sabes como — Me jala del brazo para que lo mire — ¿Puedes aunque sea intentarlo? ¿No dices que tú me quieres? Entonces si sabes querer, idiota.

— Sabes que no nos referimos a ese querer, sabes que eso es totalmente diferente porque tú no me gustas — Me safo de su agarre y sigo caminando.

— ¡Oh vamos, Eros! — Se queja — ¡Ya dejate de comportarte como un maldito niño y escucha! — Grita a mis espaldas — ¡Ya madura, ya no eres un crío de quince años!

Lo encaro — ¿Y qué se supone que haga? ¿Ah? Iluminame tú que sabes más de la vida que yo.

— Búscala, dile lo que sientes y también plantea tu situación — Pica mi pecho con el dedo índice — Esto está roto y ella amigo mío, es todo lo que necesitas.

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— ¡Eros! ¡Eros! — Escucho los gritos de Atenea desde la puerta y corro hasta ella alarmado.

- ¿Que sucede?, ¿Te hicieron algo?, ¿Que paso?

— ¡Tengo empleo! —Chilla emocionada y yo sonrío — ¡Ven aquí! — En cuanto me abraza la levanto y comienzo a darle vueltas.

— Estoy muy orgulloso de ti — La bajo y beso su frente — ¿En dónde es?

— La cafetería que está a dos cuadras del instituto, trabajaré seis horas y me pagarán muy bien.

— Eso es genial — Tomo sus mejillas entre mis manos — Te prometo que buscaré un mejor trabajo, ya esto de las peleas no corresponde si tengo que hacerme cargo de ti.

— Mucho mejor, odio que vayas a esas estúpidas peleas y tampoco quiero estarte limpiando la sangre seca cada fin de semana — Hace una mueca de asco — Ve a algún supermercado o a algún local de dulces.

— Todo menos en una cafetería, me vería fatal con un delantal — Reimos — , aunque conseguiría muchas chicas.

— ¡Eso si que no! — Se aleja de mi y camina hasta la cocina — Pobre de ti que traigas a alguien más que no sea Chloe.

— ¿Tú también? — Me quejé — Hoy Mark, ahora tú ¡oh! Y también Reachell — La sigo a la cocina y me siento en la mesada.

— Te molestas porque te decimos la verdad. Ya deja de ser un maldito cobarde y asume lo que sientes — Levanto las cejas — Deja ya esa estupidez de que no sabes querer y enfrenta esto, ¿que más da si terminas lastimado? Te lastimaran millones de veces a lo largo de tu vida, ¡arriesgate! No arriesgar es de cobardes y al final del día te arrepentirás y querdaras con la duda del qué pudo pasar si te hubieras enfrentado a lo que no quisiste solo por miedo a perder — Soltó una risa — Que estupidez.

Me dejó mudo, ¿desde cuando mi hermana pequeña ha crecido tanto? Pero al fin y al cabo tiene razón, todos tienen razón, debo darme esa oportunidad de, por una maldita vez en mi vida, ser feliz y de experimentar ese sentimiento.

— Tienes razon — Murmuré — Lo haré, la enfrentare.

— ¡Genial! — Contestó dando pequeños saltos y aplaudiendo — Ahora termina esa maldita comida, lame pollas, que muero de hambre.

— ¡Atenea! Te prohibiré seguir juntándote con Mark.

Mataría a ese imbecil cuando lo viera, ¡le enseña muchas groserías!

— Ya soy bastante grande hermanito, tengo dieciséis — Se asomó a la puerta — Y por cierto es demasiado tarde - Me echó el dedo del medio y se fue corriendo.

Definitivamente mañana cuando lo vea le daré una patada en el culo, aunque el muy cobarde se esconde detrás de su novia, son tan empalagosos que aveces tengo temor de agarrarme diabetes. Se abrazan todo el tiempo, cocinan juntos, se besan, tontean. Aveces Reachell lo ayuda con su ropa cuando van a salir.

Por un momento pienso ¿qué se sentirá tener aquí a Chloe? Cocinando conmigo, riendo, hablando con mi hermana, que por lo que veo se llevan muy bien, haciendo reuniones de amigos, yo yendo a su casa a comer con su madre. Llevarla a lugares especiales, darle regalos, besarla cuando quiera. Aunque no sé si realmente valdrá la pena luchar por ella, lo haré, dejaré ese miedo de lado, el miedo a ser nuevamente lastimado e iré detrás de lo único que puede hacerme feliz.

El amor.

AmaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora