▪︎ Chloe James ▪︎
Estaba asustada, Eros asistía a peleas ilegales y eso no es todo, el chico que se hacia llamar "La pantera" era dos veces más grande que él. No podía ver esto, la violencia jamás me ha gustado ni un poco y mucho menos si veo que su contrincante es lo suficientemente grande como para matarlo.
— Reachell — Agarro su brazo —, vámonos - La castaña me miró con desaprobación.
— Tú querías saber de que se trataba todo esto, ahora te aguantas. Yo quiero ver la pelea — Dijo con emoción.
Rodee los ojos y no me quedó de otra que mirar. Reachell siempre había sido así, una chica extrovertida, alocada y pervertida. Yo era todo lo contrario, siempre pensaba en el que pasará después, era cotilla y tímida, no tenía la valentía que tenía ella para decir lo que sentía, yo siempre me guardaba todo para mi. Reach aveces se enojaba por eso, me decía que tenía que decir las cosas o hacer lo que sentía sin miedo al que dirán o lo que pasará después, pero por muy tonto que suene tenía miedo de alterar el futuro ¿para qué insitar algo si se puede evitar?
El primero en moverse en la pelea fue el chico pantera, se acercó a Eros de forma tan rápida que abrí los ojos sorprendida. Comenzó a lanzar golpes y golpes que de seguro podría dejar a cualquiera contra el piso, golpes que Eros esquivaba con facilidad. Era realmente sorprendente como él podía moverse más rápido que el otro chico, con esa práctica me di cuenta de que lleva mucho en esto, ya veía porque todos lo alagaban, Eros sin dudas era muy bueno a la hora de pelear.
Detenía cada patada e incluso puñetazos del chico, finalmente después de tantos intentos fallidos por intentar derribar a Eros, retrocedió unos pasos para lograr tomar aire.
— ¿De verdad solo eso es todo lo qué tienes? — Eros se burló retandolo a más, estaba claro que quería cansarlo y lo estaba logrando con éxito.
La pantera le dio una mirada molesta y fue como si hubiera recobrado sus fuerzas, pero el resultado seguía siendo el mismo. Eros parecía un experto a la otra de esquivar golpes, era sorprendente que luego de todo este tiempo no pudiera darle ni uno solo.
— ¿Terminaste? — Se dirigió hacia su rival con burla — Ahora es mi turno.
Cuando Eros lanzó una patada que impactó directo en el rostro del chico un sonido seco resonó por todo el lugar. Eso fue suficiente para que todos los espectadores rompieran a gritos. Podría jurar que le había roto algún hueso de la cara del chico, la mandíbula quizá.
Aún así no se detuvo, Eros seguía dándole golpes sin detenerse ni un solo momento y por supuesto, sin fallar en ningún momento. Mi estómago estaba revuelto por tanta sangre que salía de la boca y nariz de ese chico, incluso podía notar como mis piernas temblaban al ver como Eros golpeaba sin piedad alguna a su rival.
Cuando la pantera ya no pudo resistir más golpes cayó rendido al suelo. Eros, que igual al chico estaba lleno de sangre, lo miró desde arriba, triunfante.
— ¡Levántate! — Le ordenó, pero su rival apenas podía moverse — ¿Estas sordo? Dije que te levantes — Dijo lentamente con sus puños y dientes apretados.
La pantera lentamente comenzó a levantarse con dificultad, cuando lo logró quedaron frente a frente. Tenía el rostro muy hinchado y de su boca no salía nada más que fuera sangre, ahogue un grito en mis manos, era horrible.
A Eros no pareció importarle en lo absoluto porque siguió golpeándolo sin piedad. Su mirada estaba tan diferente, veía un ser despiadado, inhumano, ese definitivamente no parecía Eros. Estaba segura de que desquitaba toda la rabia que llevaba dentro en el rostro de ese chico. No es el Eros que hacia unos días había trepado hasta mi ventana en busca de mi laptop para molestar o aquel chantajista que se burlaba de mi. No era aquel chico que durmió a mi lado como un Ángel, eso era una bestia.
ESTÁS LEYENDO
Amae
RomanceLos Anderson son todo lo que aspiramos al pensar en querer formar una familia; buena posición económica, hijos ejemplares y mucho dinero. Pero detrás de ese dinero, detrás de su gran perfección ¿qué son tan capaces de esconder? ¿Cuantos secretos de...