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▪︎Chloe James ▪︎

— ¡Liam! — Le lanzo una almohada y me mira mal — No te duermas.

— ¡Esta película la hemos visto cientos de veces! — Se queja.

Lo estaba haciendo ver por décimo quinta vez la saga completa de crepúsculo, es que es mi película favorita y me gusta imaginarme siendo Bella, ella tuvo mucha suerte de encontrar a alguien que la quisiera de verdad. Obviamente sé que los vampiros no existen, aunque no estaría nada mal tener una historia de amor como esa.

— ¡Esta bien! — Me reí — ¿Cuál quieres mirar? — A paso perezoso fui hasta la televisión para tomar el control.

— Veamos la segunda del conjuro — Contestó entusiasmado mientras recuperaba su postura.

— ¿Para qué grites como niña durante toda la película? — Me burlé de él y me mostró el dedo del medio, no sé para que quería mirar algo de terror si le daban demasiado miedo.

— Eres un ser del mal, cállate y ponla — Solté una carcajada y puse la película que pidió.

Cuando me senté en el sillón Liam se apoyó en mi hombro y me abrazó, no quise acariciarle el cabello, aunque me moría de ganas de hacerlo, entonces ¿por qué no lo hago? Porque el muy tonto se dormiría asi que solo lo abracé.

Había extrañado demasiado a mi mejor amigo, aunque nunca fuimos de vernos mucho en realidad, hacía bastante no venía a ver a Atenea por la ventana tal y como yo hacía con su hermano y Reach con el mayor. Creo que algo ha pasado pero preferí no preguntarle nada, tal vez ya se olvidó de ella. Creo que ella lo rechazó, aunque Liam sea lindo, algo que no es por engreída pero mi mejor amigo es demasiado atractivo y un muy buen chico, estoy segura de que ella no querría porque no creo que sus hermanos y padres estén de acuerdo.

Liam dentro de poco cumplirá los dieciocho y ella tiene apenas dieciséis años.

— Oh por Dios — Murmuró y se tapó los ojos.

— Te lo dije — Rodé los ojos.

— Me pica el ojo — Me echa la lengua — Tú estás sobresaltandote con cada escena.

— Me asusto y lo admito — Digo — Al contrario de ti, tú te asustas con la chica que te gusta y no lo admites — Contesté con burla.

— Si, tienes razón — Se sentó —, pero que no se te olvide que tú tampoco le dices nada a tu príncipe azul — Cruzó los brazos a la altura de su pecho con superioridad, como si hubiera cerrado mi boca.

— Estamos hablando de ti, no de mi— Sonreí — ¿Aún no te has acercado a ella?

Hizo un puchero y sus ojos se pusieron brillosos, definitivamente algo no andaba bien, aunque Liam siempre fue un poco dramático.

— Me rechazó — Lo sabía — La invité para que vaya a la fiesta de disfraces conmigo ¡Y dijo que no!

— Pero la fiesta es en un mes y medio, quizás te adelantaste un poquito mucho — Piqué su nariz — Más adelante puede que acepte tu propuesta — Traté de ser positiva, pero Liam no ayudó mucho.

— Soy muy grande para ella — Contestó con frustración.

— La edad no importa, son dos años no diez.

— Pues dicelo a sus padres — Se apoya nuevamente en mi pecho.

— Podrías hablar con ellos, si de verdad quieres a la chica lucha para estar con ella. Hace dos años que te gusta, es hora ¿no crees? ¿O quieres qué te eche una mano?

— ¿Harías eso por mi?

— Por ti todo — Me abrazó fuerte, tan fuerte que no me dejaba respirar — Liam no estoy respirando — Dije con dificultad.

— Lo siento, es que te amo. Eres la mejor — Me llenó de besos por toda la cara, hasta junto nuestros labios en un beso corto muy fuerte.

— Ya basta, demasiada emoción — Reí — Guarda tus besos para Atenea y ya sé que soy la mejor.

— Idiota — Me lanzó un cojín.

Y así comenzamos una guerra de almohadas, pasamos la tarde riendo y jugando a cualquier tontería. Extrañaba su compañía, reír a carcajadas hasta que mi panza doliera y no solo dolía por reírme, si no que de nervios, mañana tendríamos una cena con los Anderson y sería la primera cena en la cual Eros no asistiría, eso me ponía triste pero no perdía las esperanzas de que apareciera.

Me daba pena, estaríamos todos cenando y bromeando como si nada, como si su hijo no estuviera ahí, la que realmente se veía preocupada era su hermana y aunque supiera donde y como estaba, sabía que algo no iba bien ¿qué estará haciendo?

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— Promete no olvidarte de mi — Lo abracé.

— Te lo prometo — Murmuré contra su cuello — Te amo.

— Yo te amo más — Liam besó mi frente y se fue.

Quedé sola en cuanto se fue, la casa estaba en total silencio y lo único que se escuchaba era mi respiración. Lo malo de vivir en una casa grande era eso, cuando estabas solo daba un poco de miedo o creo que las películas de terror que he visto con mis mejores amigos me han dejado traumada.

Fui hasta la cocina y me serví un poco de jugo de naranja, cuando terminé lavé el vaso y me fui a mi recámara. Miré la ventana con nostalgia, extrañaba verlo desde las sombras, era todo más fácil cuando no sabía de mi existencia, cuando yo no me entrometia en su vida más allá de seguirlo a alguna cafetería o a su entrenamiento. Recuerdo cuando una tarde lo perseguí y lo vi con otra chica, había comenzado a llorar y las pocas personas que pasaban por allí me miraban raro. Ese día era un mar de lágrimas, mamá me había preguntado y cuando le conté me dijo que tal vez no era para mí, así lo pensé, pero ahora que él entró en mi vida ese pensamiento estaba cambiando.

Tampoco debería hacerme ilusiones,¿cómo es qué empezó todo esto? ¿De verdad fue gracias a mi laptop o por qué él lo quería así? Varias veces llegué a pensar en eso. Luego me miraba y comparaba con otras chicas ¿por qué Eros me elegiría a mi? Entre tantas del instituto que parecían modelos sacadas de revistas o de Victoria Secret's.

Suspiré y caí rendida en mi cama, ¿qué haría ahora? Estaba completamente aburrida y sola. Tampoco quiero salir a caminar, tengo mucha pereza.

¿Qué mejor que usar mi computadora? Nunca me puse a husmear lo que Eros habrá buscado, así que puse la excusa de que estaba aburrida y me fijé. Al fin y al cabo la laptop es mía. Cuando se encendió entre al buscador de google, estaba todo borrado, había sido inteligente. Menos una cosa ¿aparato digestivo? ¿Imágenes? Con razón me chantajeo para que yo le haga la maqueta. No sabía ni por dónde comenzar, aunque fue extraño que me pidiera la laptop ¿él no tenía la suya o qué? También pudo haber utilizado su celular.

Recorrí toda mi computadora hasta que vi una carpeta, una carpeta nueva. Hacía días no usaba mi computadora y jamás había hecho una carpeta nueva. La abrí y esta tenía un documento que también abrí y leí con confusión.

"Cuando la luna se hace presente haciendo la noche.
Cuando todo oscurece y la pequeña corriente de aire se filtra por tu ventana.
Cuando trepo hasta ella, te observo dormir.
Es tranquilizante para un demonio, ver a un Ángel así"

AmaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora