II. Holy Kujo

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Editado y Revisado: 19/07/2020



La casa de los Kujo superó sus expectativas, tras volver a casa (T/N) dejó su abrigo y comenzó a ayudar en la limpieza del lugar, desde lavar los platos utilizados en el desayuno a lavar la ropa ahora ambas mujeres estaban colgando la ropa en silencio hasta que la más joven comento:

—Debe ser agotador encargarse de la limpieza de un lugar tan grande.

La señora Holy observo a la chica y sonrió dulcemente sacando a relucir los rasgos de la señora Suzie, cosa que le dio un atisbo de nostalgia a la joven.

—No realmente, Jotaro suele ayudarme cuando no me doy cuenta. Es un buen chico.

(T/N) le observo extrañada ante aquella afirmación, aquel chico tan hostil y problemático, que parecía siquiera preocuparse por su madre en realidad vigilaba en silencio por su bienestar.

—Bueno, supongo. —se limito a decir la chica mientras junto a Holy entraban en casa, siendo que esta ultima se detuvo abruptamente. —¿Señora Holy?

La mujer de cabellos rubios se llevó una mano al pecho mientras sonreía observando un retrato que había en la habitación, su expresión era casi tan nostálgica como la de (T/N) cuando pensaba en sus padres o en la abuela Suzie que se quedó en Nueva York.

—¿Jotaro estará pensando en mí? —pregunto Holy al aire.

(T/N) agacho la cabeza esbozando una amarga sonrisa mientras se colocaba un mechón de cabello detrás de su oreja. Iba a consolar a la mujer cuando una tercera voz apareció.

—Claro que no. —interrumpió Jotaro.

La extranjera ahogo un susto al ver como el pelinegro aparecía detrás suyo, parecía estar cargando con algo. Al fijarse bien se dio cuenta que no era un algo, sino un alguien quien era llevado por el de uniforme oscuro.

—¿Jotaro? ¿Y las clases? ¿Quién es él? —pregunto la señora Kujo, confusa.

Entonces aquel cabello rojizo junto con el verdoso uniforme entraron en la memoria de (T/N) quien lo reconoció como el chico que vio mientras escoltaba a Jotaro.

Iba a preguntar por lo sucedido pero Jotaro se le adelanto.

—¿Dónde esta el viejo? —cuestiono.

—En la sala de té —respondió Holy.

Sin más dilación el estudiante de un metro noventa avanzo al dicho lugar, seguido por (T/N) quien se había quedado conmocionada por el shock vivido en ese momento.

Cuando llegaron a la sala de té, Kakyoin fue recostado en el tatami mientras Joseph y Avdol observaban pasmados la escena, Jotaro por su lado temía haber sido demasiado bruto en la pelea al punto de dañar a tal grado al joven de cabellos cereza.

—No le queda mucho de vida —dijo Joseph, su nieto le observo con la palpable preocupación de haber asesinado a alguien. —No es tu culpa. Es a causa de esto.

El hombre de canosos cabellos removió parte del cabello del chico postrado mostrando una extraña forma de vida similar a una garrapata latiente en la frente de Kakyoin, tenía patas similares a las de una araña y se podía deducir que estaba sujeta a la carne del joven. (T/N) conocía aquello, lo vio en Florida cuando trataron de secuestrarla.

—Un brote de carne. —dijo apretando los labios.

Eso significaba solo una cosa.

—Está compuesto por células de Dio. Se conectan a su cerebro y controlan la mente de su huésped. —explico Avdol.

Amar y perder a la vez →「Jotaro Kujo; Dio Brando」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora