VIII. Ilusión

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Fue bastante extraño que nadie apareciera en el momento en que la rampa se bajó, pero todo mundo estaba demasiado cansado como para notarlo siquiera y tu no podías actuar demasiado bien ya que llevabas varios días sin poder dormir decentemente por lo que de igual manera subiste siendo ayudada por Jotaro quien observo lo ojerosa que te encontrabas.

-Te ves en la mierda. -Comento mientras subían la rampa.

-Gracias -Murmuraste siendo incapaz de hablar coherentemente. -No he dormido estos días por culpa de una puta pesadilla que me persigue.

-¡Lenguaje! -Exclamo el mayor del grupo a lo que asentiste restándole importancia mientras sacabas tu stand e inconscientemente te asustabas por este. -¿Todo bien?

-Sí, solo -Murmuraste frotándote uno de los ojos mirando tu stand que observaba en todas direcciones. -Creo que mi stand está fallando por mi insomnio.

-Deberías ir a descansar T/N te ves agotada -Sugirió Kakyoin cuando de repente una de las grúas se mueve atravesando a uno de los marineros, con tu cuerpo alcanzaste a cubrir a Anne de ver tal atrocidad.

-¿Qué fue eso? -Pregunto Joseph.

-La grúa se movió por cuenta propia -Dijo Polnareff.

-Busquemos si hay más personas por aquí, T/N quédate con la niña por favor -Sugirió Kakyoin a lo que asentiste.

-De acuerdo, ¿te parece ir a tomar una ducha? -Preguntaste a la niña extendiendo tu mano hacia ella quien pareció dudar unos minutos.

En el camino de búsqueda de la ducha se toparon con algo extraño, un simio o para se más precisos un orangután había aparecido en el camino, tomaste la mano de Anne sintiendo una increíble mala sensación al tener los ojos de aquel animal encima.

-Sigamos buscando -La voz de Anne te distrajo de tus pensamientos a lo que ambas salieron rápidamente de la habitación, llegando prontamente a las duchas. -Ve tu primero, yo iré después de ti.

Asentiste ante la petición de la niña entrando al baño y cerrando la puerta detrás de ti para luego despojarte de tus ropas cuidadosamente abriendo la llave del agua para dejar que esta cayese encima de tu cuerpo soltando un suspiro de alivio para comenzar a lavarte.

Estabas en eso cuando la luz parpadeo repentinamente sacándote un susto pero más que nada el terror que sentiste al poder sentir unas manos deslizarse sobre tu espalda con lentitud causándote escalofríos, era imposible ya que estabas sola en aquella habitación y cuando la luz volvía se podía ver que tenias razón pero aun así sentías una presencia que te envolvía cada vez que la luz desaparecía, fue apenas un instinto pero cogiste el collar que estaba junto a tu ropa y este se ilumino dejando ver una figura que creías solo te atormentaría en pesadillas, frente a ti estaba Dio o al menos una proyección suya siendo que sus ojos recorrían cada centímetro de tu cuerpo.

«Oh, así que puedes verme.»

Su voz resonó en tu mente causando que retrocedieras.

-No eres real, no estas aquí. -Musitaste más que nada para ti misma.

«Tú y yo estamos conectados, querida mía.»

Su mano toco tu mejilla en lo que se sintió una caricia suave en tu piel mientras sentías tus pensamientos nublarse y tu mente perderse en aquella ilusión tan evolvente así como embriagante.

-¿T/N? ¿Ya terminaste? -La voz de Anne hizo que volviesen las luces y aquella ilusión envuelta en bruma y oscuridad desapareciese, rápidamente te vestiste y saliste del cuarto de baño.

-Ya estoy, cuidare aquí afuera así que entra. -Dijiste a lo que la niña asintió entrando al baño, habías terminado mojando tu ropa por haberte vestido tan rápido y ahora mismo estabas sentada en el piso bastante pensativa. -Solo fue mi imaginación, solo eso.

Amar y perder a la vez →「Jotaro Kujo; Dio Brando」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora