XI. Sorpresa y angustia

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-Oye, vayamos a comprar algo de beber. -Dijo Jotaro causando que levantaras la mirada del libro que estabas leyendo, estaban en una posada en la ciudad de Benarés siendo que estabas algo preocupada por Joseph quien no se había aparecido desde que fue al médico.

-Tienes razón, necesito una bebida. -Dijiste incorporándote y dejando el libro en tu bolso para caminar junto al más alto dejando a Kakyoin con Polnareff. -¿Crees que tengan Coca-Cola?

Jotaro se encogió de hombros, te le quedaste viendo un par de segundos mientras el hacia su pedido en la caja de aquella tienda.

Jotaro era atractivo, eso no podías negarlo de hecho también era listo y tenia algo que hacía enloquecer a las mujeres (incluyéndote en cierto modo), era el típico chico rudo que es indomable y libre, pero eso solo parecía ser una fachada.

Hastiada decidiste encender un cigarrillo en lo que el más alto llegaba con las bebidas.

-Tenían solo té helado. -Dijo Jotaro extendiéndote uno de los vasos, le observaste tomando este y dispuesta a retirar el cigarrillo de entre tus labios para apagarlo siendo que este fue arrebatado por el más alto antes de que pudieras siquiera tocarlo siendo que tomo una calada de este.

«Demonios, eso fue sexy» pensaste para luego negar varias veces atribuyendo tu sonrojo a las hormonas y bebiendo de un sorbo el té helado.

-Tu, ¿no eres estudiante? -Preguntaste a lo que Jotaro te observo en silencio sacando el cigarrillo de sus labios y exhalando el humo. -Se supone que los menores no fuman.

-Soy mayor de edad. -Se excuso a lo que te cruzaste de brazos.

-Diecisiete no es mayor de edad -Le replicaste relamiéndote los labios saboreando lo ultimo que quedaba del té helado. -Además en Japón la mayoría de edad no es a los...

Cuando te diste cuenta tus labios habían sido reclamados por los de Jotaro que se había inclinado para besarte dejándote atónita breves instantes antes de corresponder finalmente a la muestra de afecto antes de separarte completamente sonrojada por ello dejando el vaso sobre uno de las vacías mesas de la tienda.

Observaste al más alto con el dorso de tu mano izquierda cubriéndote los labios mientras tus ojos brillosos le miraban en silencio siendo que cuando ibas a decirle algo al respecto alguien grita:

-¡Jotaro! ¡T/N nos marchamos de aquí! ¡Ya! -Exclamo Joseph jalándote del brazo mientras a lo lejos Kakyoin y Polnareff se acercaban.

Apretaste los labios intentando calmar el sonrojo pero este no se desvanecía, decidiste no pensar mucho en ello.

Ahora iban en un auto a la frontera para dejar India e ir a Pakistán.

Jotaro sentado en la ventana, Joseph en medio y tu del otro lado de la ventana mirando el paisaje seco como si fuera lo más interesante del mundo desconectada de todo por completo mientras tu stand estaba en tu espalda vigilando el lugar jugueteando con sus hilos siendo que se sobresalto cuando Polnareff rebaso aquel extraño auto a lo que le atribuiste fue por el brusco movimiento.

Seguías pensando en el beso, tocando a ratos tus propios labios mientras por el reflejo de la ventana observabas a Jotaro que observaba también a la ventana, dejaste escapar un suspiro apoyando la cabeza en el asiento y mirando el techo del vehículo cuando este se detiene por completo.

-Ten más cuidado Polnareff casi me rompo el cuello -Te quejaste antes de ver hacia adelante.

-Miren ¿esa no es?

En el camino una figura familiar estaba haciendo señas, una vez esta se quito el sombrero todos confirmaron sus sospechas, se trataba de la niña de antes, Anne.

Amar y perder a la vez →「Jotaro Kujo; Dio Brando」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora