Juno tenía la manía de caminar por los barrios bajos con inocencia en aquellos tiempos donde robaba una pieza de pan o dos junto a unas manzanas para llevar a casa, su naturaleza curiosa la caracterizaba por donde quiera que iba siendo molesta para algunos y para otros insignificante.
Por muy madura que fuese a aquella edad le gustaba divagar imaginando castillos y dragones, princesas, así como magia ya que a pesar de ser de un bajo nivel económico tenia acceso a la biblioteca del lugar donde una amable señora de sesenta y siete años -quien de hecho era su única amiga- le informaba sobre cada libro que llegaba ya que la niña de tan solo seis años devoraba libro que aparecía siendo que acabo con la literatura dirigida a su edad, sin duda era muy lista y tenía una memoria infalible en cuanto a números y libros pero para nombres y rostros era un total fracaso.
Fue en uno de esos días de exploración tras haber robado una pieza sustanciosa de pan que vio como dos hombres mucho más altos que ella golpeaban una figura que se mantenía en el piso echa un ovillo.
La chica de ojos ámbar contemplo la escena breves instantes antes de figurar una azotea en un edificio cercano así que cogiendo unas piedras pequeñas con la agilidad de una araña se trepo a la azotea cuidando de no ser vista y empezó a lanzarles piedras a los sujetos de uno en uno causando que así esos dos se pelearan entre sí fuera del bar y unos hombres se lo llevaran.
Juno bajo de un salto arrepintiéndose después ya que sus talones resintieron el golpe y acercándose le extendió la mano al maltratado que resulto ser un niño de más o menos su edad con cabellos rubios y ojos miel, en un principio le observo con el ceño fruncido a tal punto que Juno pensó que sus cejas se romperían pero un quejido de parte de los labios del pequeño lo hizo cambiar de expresión por una de dolor.
Sujetándolo del brazo le puso alrededor de su cuello y lo llevo a un lugar donde nadie les molestaría y probablemente solo una persona podría ayudarles, la biblioteca.
La señora de la biblioteca se espantó al ver a su pequeña amiga cargar a un niño magullado con el labio y nariz sangrando, Juno se mantenía inexpresiva ya que a ella también solían sucederle a menudo esas cosas cuando la atrapaban y la señora la ayudaba, razón por lo que la mujer de avanzada edad se espantó.
En la biblioteca había un cuarto trasero oculto al publico donde se guardaban los libros que necesitaban reparación allí había una especie de camilla improvisada donde Juno dejo al joven de cabellera rubia que no hacia más que llamar su atención por esos cabellos dorados.
-¿Crees que su cabello sea de oro? -Le pregunto Juno con inocencia a la mujer que con un paño con agua fría limpiaba y curaba al niño recostado.
-¿Cómo Rapunzel? -Le cuestiono la señora a lo que la niña asintió -Cariño, eso era una metáfora.
-¿Metáfora...?
-Sí cuando no es del todo cierto, por ejemplo tu cabello es como las alas de los cuervos porque es negro ¿entiendes?
Juno asintió para luego observar al niño que la observaba intrigado por toda la situación pero aun sin decir una palabra, la niña continúo viéndolo con total curiosidad intentando de algún modo saber que era lo que pensaba.
En eso el estomago de el chico comienza a gruñir, a lo que ella le extendió un trozo del pan que había obtenido.
-¿Quién eres tú? -Pregunto el extraño finalmente mientras comenzaba a devorar el trozo de pan.
-¿Por qué te estaban golpeando?
El joven frunció el ceño y suspiro relajándose un poco.
-Apostaba y gane. -Respondió para luego comer un trozo de pan ante la mirada atenta de Juno.
ESTÁS LEYENDO
Amar y perder a la vez →「Jotaro Kujo; Dio Brando」
Fiksi PenggemarUnidos por un viaje en común el amor nace entre dos jovenes adolescentes que solamente buscan salvar a la madre de uno de ellos y terminar con una maldición viviente con el nombre de DIO pero este ultimo se obsesiona con una persona ya muerta que ve...