Amar y perder a la vez →「Jotaro Kujo; Dio Brando」

Prólogo

«De nuevo lo eche a perder» Pensaste mientras mirabas al piso en silencio con tu mano izquierda esposada a uno de los barrotes de la celda suspiraste para luego observar por la ventana aquellos breves y tenues rayos de luz que entraban dentro de la lúgubre celda.

Viste por breves instantes tu mano derecha con las pequeñas cortadas y rasmilladuras que había en esta, te sentías como la mierda mientras cruzabas las piernas sentándote como indio, la razón era simple y sencilla.

Le habías prometido a la abuela Suzie que no te entrometerías más en peleas, y ahora te habían arrestado por pelearte contra otro usuario de stand en la calle, el sujeto estaba en la celda de junto y tenias su stand amarrado con las cuerdas del tuyo por si quería hacer algo en tu contra.

—¿Quién te envió? —Preguntaste cerrando los ojos, escuchando los mullidos del sujeto. —Mira que te tengo en mi control y no te hago trizas porque lo prometí, ahora responde de una maldita vez.

—D-di—Murmuro antes de que un oficial apareciera.

—Pagaron tu fianza Mustang, ahora vete de aquí de una vez. —Respondió el hombre en su uniforme soltando las esposas y abriendo la puerta para dejarte salir.

—¿Y bien? ¿Quién te envió? —Volviste a preguntar mirando hacia atrás mientras el policía te empujaba suavemente.

—D-dio —Respondió apenas en un murmullo antes de que soltaras su stand alzando una ceja.

—¿Dio? —Murmuraste silenciosamente acariciándote las muñecas sintiendo de algún modo que aquel nombre se te hacía familiar.

Frunciste el ceño esperando pacientemente por tus pertenencias en aquella ventanilla antes de la salida.

—Veinte dólares, tarjeta de estudiante, foto familiar y eso sería todo. —Dijo el hombre a lo que le observaste fijamente en silencio.

—Yo traía un collar con un zafiro, ¿Dónde está? —Soltaste de golpe sin siquiera coger tus cosas mientras fruncías el ceño con fuerza, el hombre se encogió de hombros a lo que extendiendo tu stand lo señalaste. —¿Por qué esta en el bolsillo de su pantalón?

El hombre comenzó a sudar frio mientras seguías observándolo implacablemente, trago saliva antes de entregarte dicha prenda que rápidamente colgaste en tu cuello para luego tomar tus pertenencias y guardarlas en los bolsillos de tu chaqueta.

Guardando el collar bajo la camiseta que traías y arreglando tu blusa saliste esperando encontrarte con algún funcionario de la fundación Speedwagon ya que Joseph seguía investigando algo extraño que no lograbas comprender del todo desde hace un par de años, suspiraste agachando la cabeza avergonzada dispuesta a agradecer por no inmiscuir a la señora Joestar en el asunto de tu arresto.

—¡Levanta esa cara T/N, que no eres un avestruz! —Aquella voz te hizo alzar la mirada de inmediato a lo que dando un salto te abrazaste a aquella persona, Joseph Joestar.

—Abuelo, ¿Cuándo volviste? —Preguntaste para luego separarte, notando como traía aun consigo unas maletas y detrás de el había un hombre de tez morena que utilizaba unas extrañas ropas, restándole importancia sonreíste animada mientras te despeinaban el cabello.

—Llegue hace poco cuando la fundación Speedwagon me llamo avisándome que de nuevo te habían arrestado. —Respondió el hombre a lo que sonreíste levemente. —Por eso vine directamente a Florida así que dime ¿Qué sucedió?

Saliendo del recinto policial agachaste la cabeza algo apenada en lo que sonreías levemente con las manos en los bolsillos, no sabías como explicarle el asunto más que nada porque pensabas que te tomaría por loca, explicar que ibas saliendo del campus cuando alguien con un stand adormecedor se te apareció haciendo que casi perdieras el conocimiento de no ser por haberte cortado con una navaja a lo que procediste a defenderte utilizando tu propio stand era demasiado complicado.