Caricia y Salvaje || Día 18 y 19

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Él es increíblemente astuto. Me ha hecho caer redondo desde la primera vez que hemos estado juntos; una noche no muy tranquila, en busca de algún ligue sin seriedad. Aún entre el alcohol y la fuerte música que alteraba mis sentidos, pude estremecerme al mirarlo.

Un alfa elegante y sereno. Me invitó a acompañarlo a la pista luego de ofrecernos mutuamente algunos tragos. Unos roces, unas miradas. Sus manos, una posándose sobre mí hombro y la otra, acariciando afable mi cadera, terminaron por embelesarme. Era tan sutil, pero fuerte a la vez.

Salimos de aquel lugar que ahora era tan incómodo para nosotros, nos subimos a un taxi y fuimos descuidados al lugar más cercano. He de decir, que casi no podíamos esperar, nos comimos un poco en el vehículo y el chófer tuvo que detenernos antes de que llegara a más. Entonces, ya en nuestro destino, en un motel barato, compartimos la noche.

Al pasar por la puerta, no quedó más que continuar lo que habíamos empezado. El alfa, Anthony, creí escuchar, se volvió una bestia. Todo lo que había sido caballeroso antes, se había vuelto en agresividad. No es que no me gustase, creo más bien, fue algo nuevo y perfecto para ese fin de semana.

Sus manos me tomaban por la cintura mientras yo hacía lo mejor para sujetarme de las sábanas. Embestía con vigor, aún ebrio, mientras su boca pasaba por mi clavícula desnuda y sus labios sorbían dejando marcas en mi piel. Sus dientes, mordisqueaban mis pálidos labios y su lengua buscaba en mi boca el placer que parecía nunca encontrar. Pero yo no me le quedaba atrás y arremetía también.

Tomaba todo lo que me daba, y lo que no, yo lo buscaba. Si se encontraba más lento tomaba la delantera, lo emocionaba y seguía yo con el liderato. Subía y bajaba con él dentro de mí y con mis manos tocaba su abdomen, sus pectorales. Susurraba erotismos en su oído para prenderlo nuevamente y luego le mordía la oreja con fuerza. Y así, volvía con las ganas y las energías repuestas, mucho más que al empezar con la faena.

Mi voz salía, adolorida y quebrada, por la fiesta, por todo el rato que llevábamos haciéndolo. Era tan increíble. El placer que recorría mi cuerpo, el sudor que bajaba y la exitación que no se iba. Él era increíble.

Al despertar al día siguiente, pude confirmar su nombre. Anthony, me había dejado su número escrito una tarjeta de trabajo. La tomé. Nada mejor que una aventura para despejar la mente del trabajo, de casa.

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No crean que es que olvidé o no quise hacer el drabble de ayer. Nonono.

Espere a hoy para hacer un "especial" combinando las dos palabras: "Caricia" y "Salvaje". Es que solitas quedaban muy tontas (?).

Ya dejo de excusarme. Juro por Dieguito Maradona que no lo vuelvo a hacer, aunque las palabras que sigan son más tontas :(

Writeober omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora