Nido || Día 8

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Este, sin saber el porqué, se sentía protegido y tranquilo. Como beber un té relajante en la tarde, eso era echarse uns siesta en la oficina de su madre. Como estar en los brazos la alfa que lo cuidaba, pero a su vez, era algo totalmente diferente.

Los libros que estaban en el mueble, tenían un aroma añejo, pero que era, ciertamente reconfortante para el pequeño chico. También estar sentado en los sillones, al lado del abrigo de su madre.

Pero más que todo, se metía bajo el gran escritorio que había. Ese era uno de sus lugares favoritos. Ahí, con un libro en la mano, uno que casi no podía entender, se sentaba en las tardes que su madre no estaba a descifrarlo. Por alguna razón, sujetar aquellos libros, pasar las páginas con cuidado, era su lugar de calma.

Amaba ese lugar. La textura de las páginas, el aroma de su madre, entre muchas cosas que no podría explicar ni entendía, hicieron de ese lugar su favorito del mundo.

Pero la alfa, sabía porqué era esto. Ese era el viejo nido de su viejo amor, la madre del niño. Esos libros, eran de ella. Cuando se sentía asustada, entraba a la oficina y cuando quería estar sola se escondía bajo el mueble, con la puerta cerrada desde adentro.

Aquel, era el viejo nido donde él había compartido los primeros y pocos momentos con la omega, su madre.

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Aún me faltan dos minutos js.

Writeober omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora