Celo || Día 20

380 15 2
                                    

Sus edades no ayudaban mucho a la situación; diesiciete años tenía Chris, y Fran, unos cortos quince recién cumplidos, que se podían notar en su inexperta expresión.

En los últimos meses antes de que empezarán a salir habían estado tanteando el terreno de la otra, dándose el espacio de mandarse indirectas y regalos sutiles. Chris en especial, fue la primera en decirlo directamente, con miedo al rechazo, claro, pero su alegría rebasó su cuerpo cuando Fran, con mucha satisfacción, la correspondió y le dio un beso por su valor.

Chris, una chica extrovertida, alta y deportista, era una alfa perfecta, o eso creía. Hoy, justo ese día, cuando fue a visitar a su novia a casa, pues iba a estar sola, ocurrió. Su celo llegó por primera vez.

Su mente se volvió confusa y su zona abdominal le dolió grandemente. Sus feromonas se liberaron por primera vez y esto dejó a la omega anonadada.

–¿Fresas? ¿… con chocolate? –susurró la menor, con sus ojos bien abiertos y una expresión de sorpresa y preocupación.

Lo que primeramente fue un intento de alejarse de Chris por su propia seguridad, se volvió razón de acercársele para protegerla a ella. Algo era raro, diferente. Fresas con chocolate. Le extendió su mano para que se sujetara.

La mayor se comenzó a quejar, con ligeros gemidos ante la sorpresiva contracción de su zona privada. ¿Ser una alfa dolía tanto? No era lo que recordaba haber escuchado de las charlas con su madre. Pidió ayuda y Fran la sujetó hasta conseguir sentarla en su cama. La menor se sentó a su lado, también. Chris pudo, por primera vez olfatear el aroma de alguien, el de Fran; menta y caramelo. Así olía su novia, pero no podía distinguir su propio aroma.

–¿Estás bien? –le preguntó Fran, acercando su nariz hacia el cuello de la mayor. El aroma era cautivador y exitante, pero diferente en cierto modo.

–¿Cuál es mi aroma? ¿… es raro? –alcanzó a decir al ver la reacción de la menor, antes de sentir otro tirón que la hizo apretar los dientes.

Fran se extrañó. Su novia, ella olía como una omega. Se preguntaba cómo podía ser, Chris tenía 17 años, encajaba perfecto para ser una alfa, ella debía ser una. La miró confundida, su mente estaba en blanco al saber que su novia era una omega igual que ella.

Qué pasaría, que dirían sus padres o sus amigos al enterarse. No era tiempo de pensar, sino de actuar.

Fran tuvo que volver a poner sus pies en la Tierra cuando su novia la sujetó del brazó con la poca fuerza que le quedaba y la escuchó sollozar. No estaban preparadas, en especial Chris, para la llegada de su celo.

–Ayúdame, por favor… necesito bajarme el calor –susurró Chris, levantándose un poco sobre ella y acostándola en la cama, bajo suyo– Hazlo, por favor…

Y a como iba hablando, sus lágrimas bajaban de su rostro enrojecido por el celo y la vergüenza, manchando el hermoso vestido que llevaba la menor. Tembló un poco por lo débil de su cuerpo y al intentar besar a su novia, cayó sobre ella torpemente.

Fran se llevó un golpe por culpa de esto, la otra chica era más grande y fuerte que ella, pero ahora se veía tan débil por tan solo tener un roce. Sabía bien cómo se sentía eso, ella misma lo había experimentado un par de veces. La sujetó con fuerza en un abrazo largo, le transmitió su tranquilidad. Ella era alguien muy importante en su vida. Fuese omega o alfa, era su novia, su amor juvenil que apenas estaba floreciendo. Quería protegerla y cuidarla, así como ella también.

Luego de unos minutos abrazadas, Chris logró calmarse un poco más y Fran aprovechó para recostarla con la espalda sobre la cama. Le dio un beso en los labios y otro en la mejilla mientras acariciaba su rostro con suavidad y sutileza, con miedo a despertar algo sexual en la otra. Ahí mismo, todo se prestaba para hacerlo de la manera tradicional, pero eso no era justo. Se estaría aprovechando se Chris.

–Volveré en seguida, no te preocupes –dijo la menor.

Y mientras se levantaba con esfuerzos de la cama, la mano ajena la sujetó.

–No me dejes –los ojos dilatados de Chris miraron a su novia con dolor y temor al abandono–. Quiero hacerlo contigo, por favor… déjame hacerlo.

Apretó la quijada con la tentación de hacerlo, incluso, las feromonas de Chris brotaron en mayor cantidad para llamarle la atención, pero seguía siendo algo equivocado. Ella no estaba consciente de lo que decía, no podía hacerle eso.

–Traeré mis supresores, no tardo.

Entonces, la mano que le sujetaba, aunque con duda y desgana, aflojó y la dejó libre. Se podía ver el sufrimiento en su rostro, aunque ya había estado tranquila, poco a poco volvieron nuevamente los sollozos de dolor.

Fran salió en busca del inyectable que estaba en el baño, al encontrarlo, regresó lo más rápido que pudo a su habitación. Se arrodilló sobre la cama y, sin retrazos, aplicó la inyección en el brazo de la chica olor a fresas y chocolate.

Aquella agradeció con los ojos llorosos y Fran la acurrucó en su regazo, mimándola hasta hasta que finalmente, Chris recuperara su fuerza. Y cuando lo hizo, cuando sus brazos fueron lo suficientemente fuertes para abrazarla de vuelta como siempre y su mente volvió a ser consciente, ambas accedieron a unirse en una, de manera justa.

~-~-~-~-~-~-~

Novecientas diez palabras. Oof, ni lo sentí. Me gustó la historia, pero no como la escribí, abr que tal opinan ustedes.

Y cuando digo ustedes me refiero a Fairyka22. Este va para ti, por seguir estas wuebadas de publicaciones <3

Writeober omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora