Enlace || Día 6

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El deseo era intenso, no podía culpar a sus instintos, pues estos mismos pertenecían a los de un alfa y no le hacían querer hacerlo en especial, pero ser pareja de otra alfa; la que consideraba su alfa, y, que esta estuviese deseosa de marcarle, era exitante. Como un juego, algo simbólico, una muestra de que nunca se separarían, de que confiaban en el destino y ese destino era estar juntas, bajo su propia decisión.

Gruñendo suavemente, dejando su cuello expuesto y sintiéndose vulnerable –pero a salvo–, dejó que la alfa se acercara. Un aroma fuerte, aún siendo ella misma una alfa de mayor rango, se sintió débil ante su pareja, se desvaneció en sus brazos, dejándose a su disposición y protección.

Ya con la respiración ajena golpeándole su hombro se estremeció, ronroneó ligeramente, apretando las ropas ajenas en un abrazo brusco. La lengua ya era pasada por su cuello, rara vez arrastrándose junto a los colmillos filosos dándole irritación por ser una alfa, placer por aquella su alfa. Soltó un leve suspiro cuando aquellos dientes se clavaron en su piel. Sus dientes rechinaron y estuvo a punto de chillar.

Su alfa, luego de unos segundos estática –posiblemente para ver si se encontraba bien, si al menos no se encontraba molesta o incluso, apuntando alto, lo había disfrutado–, desencajó sus dientes de su hombro y comenzó a limpiar la sangre que brotaba. Aquella lamió su hombro por un rato y sintió el éxtasis para ambas en ese momento. Como si el aroma de la otra y su propia carne se mezclase en su cuerpo, como si ella estuviese dentro de su piel, como si fuese parte de su sangre y todo eso fue suficiente anestesia para ignorar al dolor que compartían.

Se sintió más relajada, gustosa y hambrienta, así que luego de dejarse marcar por una alfa, la tomó de los hombros y la recostó a fuerzas, quedándose sobre ella, dominándola.

–Ahora es mi turno… –gruñó inclinándose hasta que su mejilla besara la de su pareja y su respiración chocara en la piel ajena.

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