Capítulo XXIII

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El día en que fuimos a visitar a Nita directo a su casa todo fue de mal en peor

*Flashback*

—Estoy nerviosa y no se porque —le hice saber mi inquietud a Annita.

—Tranquilizate Mac, aun no sabemos que este pasando —dijo mientras esperábamos que respondieran el timbre que hace algunos segundos tocamos. Al instante salio por la puerta un muchacho joven.

—Hola, debes ser el hijo de Nita supongo —hablo Anna

—Si claro, un gusto —nos extendió la mano

—Me llamo Anna y ella es Mac, somos compañeras de trabajo de tu mami

Cuando estábamos ya dentro del cuarto de Nita, lo primero que capte es un ambiente demasiado ligero, silencioso y tanto un tono triste. Nita se encontraba recostada de lado mirando hacia la ventana, no podíamos alcanzar a notar si se encontraba dormida o despierta.

—Hola Antonieta —optamos por saludarla pero no obtuvimos respuesta alguna. Anna se giro hacia mi con gran intriga y me alce de hombros sin ninguna respuesta.

—Hace un par de horas tomo sus pastillas, las ingiere para poder dormir

—¿Qué es lo que tiene? —pregunto Anna

—Hace tres semanas falleció su hermana más cercana y no ha podido aceptarlo, fuimos a un psicólogo pero ya no quiso asistir porque dice e insiste que su hermana no se pudo haber ido —todo lo dicho por su hijo tenia sentido; la vista un tanto grisosa y todo pasivo describía la situación de Nita tal y como era.

—Depresión, quiero suponer —susurre y el muchacho asintió

—Me ha costado demasiado trabajo que quiera comer, solo lo hace una vez al día —dejo caer su cabeza recargando la sobre la abertura de la puerta.

Se dirigió hacia el costado de su cama con intención de poder despertarla.

—Tus compañeras de trabajo están aquí, debes levantarte —le susurraba al oído

—¿Donde están? —entre sueños respondió, hablaba a lo bajo.

—Que tal Antonieta —se despertaron sus sentidos cuando escucho mi voz y mire como decidió por sentarse

—Me da mucho gusto el verte mi niña —en instantes al verme dibujo con gran carisma una sonrisa, pero su semblante decaído no desaparecía —¿Como has estado Mac?

—Muy bien pero la respuesta importante es la tuya, que ha pasado Nita

Antonieta nos saludo con gran cariño y decidió por expresarse con nosotras, se soltó en gran llanto; sus lágrimas caían como si el tiempo estuviera lento, le extendí mis brazos y no dudo en aceptar mi calidez.
Sabia que en estos momentos no podía comentarle el hecho de que me retirare del trabajo porque no sabia cual sería su reacción ante eso. Platicamos con ella e insistimos en acompañarla a un psicólogo; al principio no quería pero no nos rendimos y fuimos insistentes con ella.

—Mañana pasamos por ti después de salir del trabajo —le dije como una orden sin pregunta alguna —Te quiero bien arreglada Nita

—Hare lo posible mi niña

—Tienes que hacer más que lo posible Nita, te queremos devuelta, queremos verte bien así que por favor dejate ayudar —asintio, nos despedimos y me dejo

IF YOU LOVE ME • ROGER TAYLOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora