Eunyeon
Los días siguientes a la discusión con Yoongi pasaron más lentos de lo que me habría gustado. Por suerte, aunque las horas extra en la academia de danza me consumían, también me mantenían lo suficientemente ocupada como para no pensar en el desastre en el que mi vida se había convertido. La señora Choi había aceptado concederme un par de turnos más a regañadientes. Decía que lo último que necesitaba era más carga de trabajo.
—Luces enferma, cariño. ¿Seguro que esto es lo que necesitas? —había preguntado cuando, el día después de aquel encontronazo con Byounggon, aparecí en la academia para cubrir mi turno, prácticamente suplicando que me dejara trabajar más.
Finalmente lo había conseguido, y ese dinero extra, junto a lo que había conseguido vendiendo las pocas pertenencias que había logrado mantener hasta ahora, y algunas de las que había comprado en los pocos meses en los que había trabajado para la señora Choi; ropa, algún que otro par de pendientes y un collar que había planeado ponerme en mi siguiente cita con Yoongi, significaban mucho para la gran deuda que tenía que pagar.
Pero nada había sido suficiente. La paga extra de la señora Choi era buena, pero no lo suficiente. La ropa y los abalorios eran baratos y de marca blanca, por lo que tampoco había podido sacar demasiado dinero de esas ventas.
Seguía corta. Muy corta. Quedaban menos de veinticuatro horas para que Byounggon acudiera a cobrar su deuda. Y esta era la primera vez que realmente temía por mi vida.
Hacía días que no dormía, la oscuridad demasiado terrorífica. Veía a Byounggon, imaginaba las mil y una maneras en las que se vengaría de mí y se desharía de mi cuerpo después. Pensaba en mi madre, en cómo reaccionara cuando la policía llegara a la puerta de casa y le explicara que su hija se había enredado con una de las familias de la droga más poderosa y peligrosa de la ciudad, que había terminado muerta en una cuneta por haber intentado engañar al jefe. Estaba segura de que lloraría mi muerte, pero sabía que también me reprocharía el haber sido tan jodidamente estúpida e irresponsable.
La puerta de mi habitación se abrió lentamente, una fina línea de luz rompiendo con la oscuridad completa en la que había estado sumida las últimas semanas. La figura de mamá asomó por la rendija. Me sonrió, pero no era difícil notar la preocupación tras el brillo de sus ojos. Con cuidado, casi como si supiera que cualquier ruido ahora mismo me dolería, caminó hasta mi cama y se arrodilló a un lado, sus dedos posándose sobre mi frente. Tenía las manos heladas.
—No estoy enferma, mamá.
—¿Estás segura? Estás extremadamente pálida, Eunyeon. Y creo que tienes algo de fiebre.
—Estoy bien. De verdad.
—Necesitas descansar. —Chasqueó la lengua y agachó la cabeza, dejándola caer sobre mi estómago—. Siento que hayas tenido que volver a cubrirme las espaldas, cielo.
Hacía unos días, mamá había recibido un aviso de despido de parte de la señora Min. Aunque había sido su firma la que había figurado en el documento, yo sabía que el padre de Yoongi andaba detrás de aquello. Y, por supuesto, mamá no tenía la menor idea del verdadero motivo por el que necesitaba dinero con tanta urgencia. Me sentía como un monstruo, mintiéndole y haciéndole sentir culpable por haber perdido su trabajo.
Me cubrí los ojos con los talones de las manos, frunciendo el ceño, mordiéndome los carrillos, todo para no derramar una sola lágrima.
—Todo está bien, mamá. Hemos salido de situaciones peores, ¿sí? Todo estará bien. —Mamá acarició mi pelo unos instantes más, apartando los mechones de mi cara y alisándolos contra la almohada.
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THE SYBARITE (RK #1) » min yoongi ✔
Fanfic𝑬𝒍 𝒔𝒊𝒃𝒂𝒓𝒊𝒕𝒂 𝒚 𝒍𝒂 𝒍𝒂𝒅𝒓𝒐𝒏𝒂 Yoongi jamás ha conocido mundo más allá de la colina al norte de la ciudad en la que se concentra todo el poder y dinero de Seúl. Eunyeon conoce demasiado bien la vida a los pies de esa colina, donde la g...