↳capítulo veintinueve (ii)

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Yoongi

( segunda parte )

Para cuando llegué a casa apenas quedaban unas horas para el medio día. Tarareaba mientras guardaba la poca ropa que había acoplado en el armario de la habitación que Namjoon me había ofrecido hacía muy poco tiempo. Me sorprendí a mí mismo pensando en lo rápido que había pasado el tiempo en realidad, de todo lo que habíamos cambiado y avanzado en meses que me habían parecido minutos.

Las navidades estaban a la vuelta de la esquina —literalmente, pues a penas quedaban siete días— y yo seguía creyendo que estábamos a principios de año, cuando conocí a Eunyeon. Si alguien me hubiera dicho que aquella frágil y escurridiza ladrona por la que casi terminamos en la cárcel terminaría siendo el primer verdadero amor de mi vida, la persona que más suspiros enamorados me arrancaría, probablemente le habría pedido que dejara de delirar, le habría gritado que tal locura no sería posible ni en mil millones de vidas. Pero ahí estábamos los dos, procedentes de mundos completamente contrarios habíamos conseguidos hacerlos colisionar, creando la más bellas de las experiencias. Si algo tenía que agradecerle a Eunyeon había sido lo mucho que me había ayudado a comprender cómo funciona el mundo realmente, más allá de los muros de mi palacio en lo alto de la colina al norte de Seúl. Me había enseñado, a través de su fuerza y valentía, que la vida no es fácil, pero que, si luchas, puedes salir adelante.

—¿Qué haces? —La voz rasposa y grave de Namjoon me sacó de mis ensoñaciones, provocando que me detuviera en mitad del cuarto de invitados. Levanté la mirada y torcí el gesto ante la imagen deplorable que me ofrecía.

Su rostro delataba el estado de todo su cuerpo; con la corbata desabrochada, la camisa entreabierta y arrugada, con los bordes sobresaliendo. Tenía los ojos entreabiertos, signo de que acababa de despertarse, probablemente después de una noche más de desfase y fiestas in control.

—Me voy.

—¿Qué? ¿Por qué? —Se acercó hasta mi maleta y puso su mano en medio para que no pudiera seguir guardando mis pantalones—. Escucha, si esto es por lo de la boda, tienes que saber que no tuve otra opción. Tu padre nos pidió que no te dijéramos nada de lo que tenía planeado y, tío, tu padre me da mucho miedo.

Lo miré serio, con los labios fruncidos y los brazos cruzados sobre el pecho. Sonreí débilmente.

—No os culpo de nada. Sí, me enfadé cuando me di cuenta de que sabíais todo y no os molestasteis en detenerlo, pero ¿cómo lo ibais a hacer? —Apoyé mi mano sobre su hombro dándole un leve apretón.

—¿Entonces por qué te marchas?

—Necesito que me prometas tanto secretismo como a mi padre, ¿si? —Sin dudarlo asintió—. Me iré a Busan con Eunyeon, bueno con toda su familia en realidad.

Sus ojos se abrieron como platos, sus cejas salieron disparadas. No podía creerlo, y lo entendía. Al oírlo en voz alta me di cuenta de lo loco que sonaba.

—No puedo soportar la idea de permanecer aquí junto a una mujer que no quiero sabiendo que Eunyeon está a kilómetros de distancia empezando toda una nueva vida sin mí.

—Sí que vais en serio. Vas a dejar toda tu vida detrás por ella. No me malinterpretes. Me alegro por los dos, porque hayáis tomado la decisión de seguir adelante juntos. Si me lo hubieras dicho unos meses atrás no te habría creído.

—Yo tampoco me habría creído. Pero he cambiado.

—Eso lo puedo ver. Pero has cambiado a mejor, amigo. Jamás te había visto sonreír tanto. Tendré que agradecérselo a Eunyeon. Por cierto, ¿cómo está?

THE SYBARITE (RK #1) » min yoongi ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora