YuGyeom cree fielmente que YoungJae y JaeBeom deberían ser pareja, pero todos opinan lo contrario ante la cantidad de discusiones que han presenciado de éste dúo. ¿Qué puede ocurrir en todo el viaje que el menor de sus amigos deberá hacer para logra...
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YuGyeom sorbía con una sonrisa ladina su jugo de manzana mientras tres pares de ojos le observaban.
—¿Se les ofrece algo, caballeros?
Kunpimook se levanta de la silla y no debe caminar demasiado para quitarle el jugo, ya que se encuentra en la punta derecha de la mesa. YuGyeom de inmediato se queja antes de volver a tenerlo en sus manos.
—¿Cómo carajos sabías que JaeBeom y YoungJae están saliendo? —pregunta Jackson, golpeando un poco la mesa porque la curiosidad le estaba matando.
El menor de los tres se encogió de hombros.
—Mi cerebro de genio lo formuló todo.
En realidad, YuGyeom no estaba al cien por cierto seguro de que los susodichos fuesen una pareja. JaeBeom tenía a muchas chicas a sus espaldas y él no lucía penoso a la hora de atenderlas, los rumores de citas no parecían cesar. YoungJae, por su parte, muy pocas veces se mostró interesado en salir con alguien. Personalmente, ninguno del grupo podían decir a ciencia cierta que le gustara abiertamente alguien y si lo hacía, pues, lo ocultaba muy bien.
—Yo pienso que estamos pensando en algo más grande de lo que se muestra. —decía JinYoung, el que estaba en medio de los dos castaños.
—¿Y qué haces aquí si no dudas de esto? —cuestiona YuGyeom, cruzándose de brazos— Aquí creemos en hechos, comprometidos con el alma.
—Suena como si hablases de una religión. —bufa el pelinegro.
—Podría tratarse de una. —afirma Jackson, quién estaba en la otra punta, completando el circulo— Nosotros creemos en algo que no es real en su totalidad. ¡Deberíamos ponerle un nombre!
YuGyeom puchereó.
—¡Si es real! Ellos lo confirmaron.
—Confirmamos que lo que piensan del otro es diferente a lo que nos dicen, pero no es sólido. —dice Kunpimook, luego suspira y revuelve su cabello— ¿Y si se lo preguntamos directamente?
—Mala idea. —dice JinYoung— lo negarán.
—Porque son pareja y no quieren admitirlo, fin. —dice YuGyeom— Ahora, ¿qué nombre le pondremos a nuestra religión?
Los tres restantes se tiraron sobre su asiento, bufando.
Reunirse fue un poco problemático ya que todos pasan mucho tiempo con su respectivo pelinegro, pero encontraron un buen momento entre la práctica de JaeBeom y una reunión que tenia YoungJae para discutir su posición como tesorero de su aula. YoungJae se había postulado para el puesto y le habían dando luz verde para su posible selección, pero ya no se veía tan seguro desde su última pelea con JaeBeom en la sala de artes.
Y es cuando todos se preguntan, ¿sus peleas son reales?
Discutir implica consecuencias importantes para ambos y las advertencias nunca han faltado, ellos saben todo lo que pueden perder por no irse a la paz. Entonces, ¿por qué siguen? ¿Qué hay de placentero en insultarse una y otra vez y ser castigados? Esa duda empezaba a circular por la mente de los mayores, los cuales no podían evitar pensar que más que una rivalidad, ellos podrían estar escondiendo algo.
