16 | imparables.

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Para el fastidio 一y tristeza一 de YoungJae, aún tenía cuentas que pagar con la escuela

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Para el fastidio 一y tristeza一 de YoungJae, aún tenía cuentas que pagar con la escuela. Sí, exacto, el mes de detención por pelearse frente a los ancianos, junto a JaeBeom.

Pero, no era solo malo porque estaba Lim. YoungJae tampoco le animaba la idea de quedarse hasta las siete de la noche en un salón de clases, escribiendo hojas y hojas de caligrafía coreana. «No debo pelear», «No debo poner en peligro a las personas a mi alrededor», «Debo ser un estudiante ordenado y ejemplar». Por mucho, no era su primera vez en detención, la práctica lo hizo desarrollar y pulir la técnica para no desesperarse: apagar el cerebro y dejar a su mano escribir, como una máquina. Era fácil, tanto que lo aplicaba incluso en cenas familiares aburridas.

Aunque su poder no le estaba funcionando en esa ocasión, todos esos días tuvo que obligarse a permanecer centrando en su hoja y evitar a toda costa que sus manos tiemblen, como hace rato están fastidiando. El maestro que los vigilaba no les permitía escoger sus asientos con la excusa de que necesitaban ser más cercanos, pero había exagerado. Al menos, JaeBeom no era zurdo o la vida de YoungJae se convertiría en la nueva versión de miserable.

一Psss.

No, ya lo era.

一Psss. 一YoungJae apretó con fuerza su lápiz, escuchando como el mayor lo llamaba con disimulo一 Choi, te estoy hablando.

En su primera semana de detención, JaeBeom no dejó de murmurar que hablaran, llegando al punto en que tenía que pisarle por debajo de las mesas para que se detuviera. Él mayor solo quería conversar, lo sabía, pero él había suplicado que lo hicieran hace más de un mes y lo ignoró de una manera muy cruel. Ahora, solo quería que se mantuvieran en silencio para saber si así podía olvidarse de su existencia por unos minutos. Él no lo entendía, el daño que le hacía.

En la segunda semana el maestro de su última clase había faltado, por lo que el entrenador del equipo de fútbol le suplicó al director mover a esa hora la detención de Lim para poder tenerlo en la práctica después de la escuela, donde originalmente se ubicaba su castigo. Él mismo se ofrecía a vigilarlos, lo cual facilitó que el hombre le diera su aprobación.

JaeBeom soltó un suspiro, resignado al ver que no tuvo éxito en ninguno de los otros días en que trató de hablar con el menor. Se esforzó en ignorar la forma en que huye cuando lo ve cerca y manteniendo su determinación al pensar en otras formas para acercarse, pero finalmente se hartó.

一Bien.

¿Bien? Cuestionó el menor en su mente, ¿ya se rindió?

Los siguientes minutos en silencio bastó como confirmación, los hombros de YoungJae cayeron. Claro, como si le sorprendiera solo JaeBeom lo buscara para molestarlo.

Y la idea de dejarlo ir de una vez por todas, empezaba a verse tan tentadora.

一La hora se termina. 一el entrenador anunció, con más alegría de la que ambos adolescentes sentían por la noticia一 Muevan esas manos, ya hay que irnos.

―al final se quedan juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora