26 | Inalterables

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YoungJae baja con cuidado las escaleras, encontrándose a su padre enfocado en su computadora, hay una taza con té de manzanilla a un lado de su escritorio y sus lentes se deslizan sin ningún cuidado por el puente de su nariz

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YoungJae baja con cuidado las escaleras, encontrándose a su padre enfocado en su computadora, hay una taza con té de manzanilla a un lado de su escritorio y sus lentes se deslizan sin ningún cuidado por el puente de su nariz. Tal vez debió pasarse por su oficina ―o bueno, el sótano que transformó en su estudio―, no estaba seguro de lo queria hacer, pero hacerle perder su tiempo con el lío mental que tenía no estaba en sus opciones.

Pero, SeoJoon se percató se su presencia debido a lo ruidosos que eran sus pies sobre las escaleras. Dejó de mirar el portátil para enfocarse en su hijo, quién ahora tallaba sus pies encima de la madera.

―¿Ya terminaste de instalarte? ―YoungJae asiente― ¿Quieres venir aquí?

El menor niega, dejando que su cuerpo caiga encima de los escalones. Los barandales eran peligrosamente altos, pero le permitían ver a su padre a la perfección y éste observarlo en las pijamas que adquirió para él.

YoungJae permaneció en silencio durante un largo rato, era incómodo cuando no lo había visto en seis meses. Era como si fuera un desconocido al que debía acostumbrarse cada mitad de año, al igual que su madre sólo que ella la sentía un poco más familiar. SeoJoon siempre intentaba mantener a YoungJae cerca, pero era difícil con el acuerdo y su decisión de no estar cerca de DaSom hasta, si la vida se lo permitía, nunca jamás. Lo que más le sorprendía era lo corto que llevaba el cabello, puesto a que tenía como objetivo dejar que llegara a sus hombros pero tal y como lo adivinó, la escuela frustró sus planes.

―Terminaré pronto, ¿quieres salir a comer? ―YoungJae volvió a negar, cosa que le pareció extraño puesto a que siempre iban al carisimo restaurante favorito del menor y las pocas veces en que podían permitirse lo, él estaba listo en la puerta exigiéndole que se apresurase― ¿Sucede algo?

YoungJae no responde, lo que le hace notar que no ha dicho nada desde que lo recogió en su escuela. Ni siquiera un saludo, o respuesta a su intento de conversación en el vehículo.

SeoJoon guarda el archivo en el que está trabajando y se incorpora, empezando a caminar hacia la escalera. Salta los pocos escalones que lo distancian de su hijo, procediendo a tomar asiento a su lado. YoungJae mira sus rodillas, manos, dedos y todo lo que le permita evadir la mirada de su padre.

―¿Estás bien?

YoungJae trata saliva, negando.

―Papá. ―lo llama, pero SeoJoon ya tenía su atención en él ― ¿Existe alguna cirugía para dejar de ser yo?

―Depende a qué te refieras con «dejar de ser tú». ―dice― Existen para lo físico, ya sabes, cambiar el rostro, cuerpo y ese tipo de cosas. Si te refieres a lo mental, creo que no existe algo parecido.

―Entonces, qué poco hemos avanzando como seres humanos. ―finalmente lo mira, tiene la decepción en el rostro― ¡Hay cirugías para agregar piezas de plástico en la piel! ¿Y así no pueden cambiar mi horrible personalidad? Con razón los aliens no vienen a nosotros, somos inservibles y lentos.

―al final se quedan juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora