No hay manera en la que YuGyeom pueda describir lo incomodo que fue el viaje de vuelta a la casa de su amigo, especialmente porque DaSom obligó a YoungJae a sentarse en el asiento de copiloto y a él lo apartaron en la parte de atrás. Cree que lo hizo para saber si su hijo se dignará en decir en que sitio se encontraba escondido, pero mantiene el mismo silencio que cuando le preguntó en la plaza, frente a toda la gente su razón para escaparse.
YuGyeom quiso interferir, salvar a su amigo de alguna forma con la información que poseía, lo que vio minutos antes. Pero, JinYoung le recomendó no decir algo de lo que no estuviera seguro que pudiese arreglar la situación. Si YoungJae se negó a hablar, tenía un motivo, solo que no comprendía que tan malo debía ser.
Al llegar a la casa, no necesitó que se lo pidieran, porque ya con sus miradas entendió que necesitaban privacidad. YoungJae le sonrió incómodamente mientras lo dirigía a la habitación, para cerciorarse de que allí se encontrara el menor una vez que tuviera que enfrentarse a su madre.
—¿Estarás bien? —se le es imposible no preguntar, mirando como su amigo se quitaba nerviosamente el buzo y recogía su pijama del armario.
—Siempre estoy castigado. —se lo recuerda, posicionándose detrás del menor para cambiarse la ropa con velocidad. Regresa a su vista con pantalones de chandal grises y una camiseta que volaba en su cuerpo, como su cabello— Un problema más o uno menos no hará gran diferencia.
YuGyeom ha visto la expresión de su madre..., y sabe reconocer cuando es un problema grave.
—Estabas solo jugando videojuegos, ¿por qué no se lo dices?
—No puedo mentir... —el menor abrió sus ojos de manera exagerada, no se imaginó que YoungJae fuera capaz de admitirlo— Si le digo a mi mamá que estaba uniéndome en una secta satánica, va a creer que miento igual.
El castaño solo alcanza a parpadear.
—Dijiste que no mentías.
—La primera muestra de lealtad a satanás es la honestidad.
YuGyeom le lanza una almohada, rindiéndose. YoungJae la alcanza antes de que lograra lastimarlo y la regresa a su cama.
—Solo quería ayudarte.
—Estoy bien.
—¿Como sabes que lo estás?
YoungJae se encoge de hombros.
—Nunca me he sentido tan feliz... Por ti.
—¿Me quieres tanto como para alegrarte tanto por mí?
Caminó en dirección hacia la puerta, estirando su mano para revolver juguetonamente el cabello del menor.
—¿No me crees? —no le permitió contestar, ya había atravesado la puerta.
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―al final se quedan juntos.
EspiritualYuGyeom cree fielmente que YoungJae y JaeBeom deberían ser pareja, pero todos opinan lo contrario ante la cantidad de discusiones que han presenciado de éste dúo. ¿Qué puede ocurrir en todo el viaje que el menor de sus amigos deberá hacer para logra...