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¿Estoy soñando? Eso era todo lo que me podía preguntar mientras mis labios eran fuertemente ultrajados. Mi espalda dolía por el impacto a la hora de ser estampada contra la pared del camerino y mi cuello ardía por las uñas clavadas de Emilio. Yo tenía los ojos explícitamente abiertos y veía como el rizado profanaba de forma grosera el interior de mi boca. No sólo me besaba con extrema rudeza y con furia, sino que además me mordía y metía su lengua de manera grotesca. Yo salí del shock en el que estaba y empecé a palmear su pecho para que me soltara, pero lo que recibí por respuesta fue que el agarre de sus manos en mi cuello se intensificara. Me estaba ahogando. Logré darle una patada en la rodilla que lo hizo quejarse y apartarse de mí.

Yo respiraba agitado y tanteaba mis labios. ¡Me los había lastimado! ¿Pero qué carajos había significado ese beso? ¿Por qué se había atrevido a besarme? ¿Se estaba burlando de nuevo? Y sobre todo, ¿por qué había sido tan bruto y tan bestia a la hora de hacerlo? ¿Quién era este salvaje? Literalmente me había violado la boca y además, lastimado mi cuerpo.

-Emilio, ¿qué carajos?-logré articular a pesar de estar shockeado y agitado. Recuperaba un aire precioso en mis pulmones-¿Qué mierdas fue eso?

Emilio estaba igual que yo. Parecía estar sorprendido de sus propias acciones y también estaba respirando con dificultad. Cuando se recuperó un poco, solo me miró con ojos sombríos.

-¿Tu novio te besa de la misma manera? ¿Hace vibrar a tu cuerpo con sólo un beso?

¡Pero qué mierdas! ¿Qué era lo que estaba diciendo? Emilio había enloquecido.

-Estás loco-farfullé-¿Te drogaste antes de grabar o los alienígenas te cambiaron esta mañana?-mi corazón y respiración volvieron a tranquilizarse-¿Por qué me besas de esa manera tan salvaje? ¿Pero qué te crees que eres? ¡No tienes el puto derecho de hacerlo!

-¿Y el marica ese de tu novio sí?-preguntó mordaz. 

No lo entendía. ¿Por qué le importaba tanto mi supuesto novio? Está actuando... Como si estuviera celoso. No, él no podía estar celoso. Yo no le gusto. Emilio es hetero.

Comenzó a dar unos pasos arrebatados en mi dirección. Yo retrocedí por instinto y pegué mi dolorida espalda contra la pared. Lo miré desafiante. Le tenía miedo, sí, pero no me iba a dejar intimidar. No sabía con exactitud qué le pasaba y temía que pudiera estar drogado. Eso explicaría muchas cosas y era uno de los rumores más frecuentes en medio de su círculo social, que Emilio Osorio fumaba porquerías. Sus ojos estaban rojos, a este punto no sabía si de rabia o por otro motivo. ¿Por qué estaba jugando conmigo? ¿Qué quería de mí?

Emilio volvió apretar mi cuello con la palma de su mano y pegó su nariz con la mía, haciendo una fricción tan conocida para nosotros. Un beso esquimal. La fiereza de sus ojos me asustaba, pero sus acciones me abrumaban. Estaba muy confundido y él estaba actuando muy extraño.

-Dime la verdad. ¿Te drogaste?-pregunté con temor y en un hilo de voz. El soltó una carcajada.

-Tú dime-sentí su aliento acariciar mis labios-¿El marica con el que sales te prende así? Mírate. Estás todo sonrojado. 

-Suéltame-vacilé a la hora de apartar su mano de mi cuello-Me lastimas. Esto no es gracioso, Osorio-él gruñó.

-¡No me llames como a mi padre!-apretó más su agarre. Volví a ver fuego consumiendo sus ojos.

-¿Qué te sucede? Tú no eres así. Emilio, me estás asustando-me soltó de inmediato-¿Qué significa todo esto?

-No lo sé-dijo cabizbajo. Podía ver que estaba librando una propia batalla con sus emociones. Se lo veía aturdido, como si él mismo no pudiera reconocerse-Me voy.

Deseo # 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora