Deseo # 1

18

Nota inicial: Este capítulo va dedicado para mi mamá♡ la idea era publicarlo el día de las madres, pero no me encontraba muy bien ese día. Mientras vayan leyendo no sólo encontrarán mis sentimientos, sino también su nombre. Lo sé, debe ser "WTF" para ustedes que haya decidido poner su nombre en un fic con esta temática, pero... La verdad es que a veces me identifico con Joaquín. Algunas palabras son mías, también.

______________________________________

Me revuelvo frenético entre las sábanas intentando quitarme a Emilio de encima. Está sobre mí con sus posesivas manos en mi cintura haciéndome cosquillas. Me mato de risa mientras continúo luchando y palmeando su pecho para quitarlo. ¡Ah! Es tan pesado el desgraciado. ¡Está súper mamado! Ni en un millón de años, mis débiles y delgaduchos brazos podrían derribarlo.

Debo hacer más pesas en lugar de concentrarme en mantener la figura. Tal vez si gano algo de peso y musculatura, las marcas exclusivamente "heterosexuales" considerarían el contratarme.

-¡Basta, Emilio!-chillo, seguido por varias carcajadas-¡Para, para, para!-no puedo dejar de reírme. Sus dedos picando mis costillas hasta llegar al punto de volver las cosquillas algo martirizante-¡Me rindo!

Emilio se detiene, sonríe y se cierne sobre mí para besarme. Lento, tierno, amorosamente. Le correspondo sintiendo fuegos articiales en mi interior. Cruzo las manos alrededor de su cuello y profundizo el beso.

Dios mío, siento que moriría bendecido en su boca.

-Te amo-dice serio tras separar nuestros labios.

Una sonrisa estúpida se apodera de mi rostro.

-Yo también, Mailo.

Alza las cejas sorprendido y complacido por escuchar aquel viejo apodo de cariño. Hace mucho tiempo que no lo llamaba de esa forma. Apoya sus brazos a ambos lados de mi cara y yo giro la cabeza buscando el que tiene mi nombre tatuado. Deposito en él un beso casto.

En su antebrazo derecho está escrito para siempre: Joaquín.

Él imita mi acción y baja por mi desnudo cuerpo hasta llegar al hueso de mi cadera donde está plasmado el nombre de:

Emilio.

Ríe tiernamente y succiona la piel alrededor del tatuaje, provocándome, tentándome y mareándome. La sensación es maravillosa. Mi cuerpo reacciona y los dedos de mis pies se doblan absorbiendo el placer.
Emilio chupa y lame sumergiéndome en una especie de espiral de locura desbordante y seducción.

Llevo mis manos a su cabello y tiro de él. No me obedece, continúa con la lenta y afrodisíaca tarea de encenderme. Respiro ruidosamente y me dejo hacer, sintiendo cosquilleos calientes por toda mi llamarada piel.

No pasa mucho antes de que me ponga duro. Es imposible resistirse a los encantamientos de su lengua. Emilio es un amante experimentado. Sabe perfectamente cómo excitarme.

Mi erección reclama atención inmediata. No quiero que siga besando mi cadera o el tatuaje, quiero que ponga su boca en lo que tengo entre las piernas y me muerda.

-Emi... -trato de llevar su cabeza hacia la derecha-Emi-lo llamo con urgencia.

-¿Qué?-suelta con un fascinante tono de voz ronco que me hace delirar y cerrar los ojos.

-Házmelo otra vez-le suplico, mordiendo mis labios para contener mis sonidos desvergonzados.

-¿El qué?-su aliento caliente golpea directamente contra mi piel. Me hace soltar el aire que tengo atrapado entre los dientes y maldecir.