Deseo # 1

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*Quiero dedicar este capítulo a una persona que me apoya incondicionalemnte (a pesar de no tener una cuenta de wattpad)  y que siempre me manda mensajitos por ig. Con mucho cariño, para ti Priscila♡ La niña que siempre me alienta a actualizar cada vez más seguido*

-¿Por qué?-sollozo arrodillado en el suelo-¿Por qué me dijiste que habías terminado con ella? ¿Por qué me mentiste?-apoyo mi pecho en la cama, sin recostarme completamente en ella y arrugo las sábanas-¡Por una mierda que lo prometiste!-mis dientes castañean-¡Dijiste que si aceptaba pertenecerte terminarías con ella!

Las lágrimas descendiendo sin control por mi rostro. Mi pecho agrietado del dolor, mis dedos clavados en el colchón y mis labios temblando por la frustración. Yo no... No lo merezco. No merezco esto. Yo acepté todo. Renuncié a mi vida por él. Lo único que le pedí a cambio era sinceridad entre nosotros. Lo olvidé todo. Olvidé esa horrible noche que marcó nuestra historia. Permití que sus manos las cuales me habían profanado, volvieran a tocarme. Lo hice por amor, por necesidad. Pero para él nunca será suficiente. Él no sólo quiere tenerlo todo de mí, sino también de otros. Es un monstruo.

-Levántate.

No me hace falta mirarlo para entender que está completamente vestido. Claro, después de pegarme, me dejó tirado y entró al baño para arreglarse. Al menos no me forzó a tener relaciones sexuales. No lo hubiera soportado. Sus palabras, su amenaza de aniquilarme, aún hacen eco en mi cabeza. Él no podía estar hablando en serio. Fue el momento. Realmente, Emilio no sería capaz de hacerme daño enserio. Podría pegarme, tal vez incluso hasta dejarme muy, muy lastimado, pero no me mataría. No conscientemente. Estoy seguro de que él no cruzaría esa línea. 

-Joaco-jaló mi cabello y me obligó a levantar la vista para observarlo. Su mirada intrínseca contrastaba con la mía-¿Podrías dejar el drama ya, por favor?

Tuve ganas de golpearlo. 

-Te odio-dije con todo el sentimiento.

-Eso no es verdad. Me amas.

-Claro-reí seco-Amo que me pegues, violes, maltrates, humilles, mientas y me uses. Sí, Emilio-lo miré con odio-Amo todo eso. No sabes cuánto.

Su expresión se tornó dolida. Sabía que no le gustaba que le recordara la violación. La culpa y la vergüenza teñían sus ojos. Cínico. Un completo cínico. Y pensar que sólo anoche lo tuve entre mis piernas. Me doy más asco yo.

-Te voy a explicar-dijo suave-Te lo iba explicar antes, sólo estaba esperando el momento-acarició mi barbilla-No es lo que piensas. Yo realmente ya terminé con ella.

Cerdo.

-No te creo-mi voz tembló- No me mientas en la puta cara. Yo vi los mensajes. Ella no te escribía como si realmente hubieras terminado con ella.

-¿Te puedes callar?-suspiró frustrado-Déjame explicarte-soltó mi cabello y se sentó conmigo en el suelo. Con un dedo limpió una lágrima ubicada debajo de mis pestañas-No llores, amor.

La bilis se me reventó. No podía, ya no podía más con él. Me rendía. Era un cínico, un sinvergüenza, un descarado. Era... cruel y vil. Volví a llorar, tratando de liberar algo de mi impotencia, de mi ira, de mi dolor. Estaba volviéndome loco, Emilio me estaba volviendo loco. ¡Que me recluyan en un manicomio! Yo ya no podía más. Sentía mi alma asesinada una vez más. ¿Cuánto más dolor me iba hacer pasar? ¿Cuántos pecados más debía expiar? 

Apoyé la mejilla en su asqueroso y confortable tacto y me hundí en mi propia miseria. Emilio me había quitado la voluntad de pelear, de luchar. Estaba perdido y sometido a su merced. Patético. Soy un maldito patético. Un débil que se merece todo esto.